Crónicas

Scorpions + Whitesnake: Virtuosismo y talento

«Fue un show impecable que sobrepasó cualquier expectativa, en momentos nos dejó boquiabiertos, y en otros, el éxtasis del público fue tal que al final de la noche muchas gargantas terminaron quebradas»

10 octubre 2019

Movistar Arena, Bogotá (Colombia)

Texto: Carolina Cifuentes. Fotos: Germán Rojas

Whitesnake y Scorpions… Personalmente, fue uno de los conciertos más esperados de esta segunda mitad del año en Colombia. Tanto es así que meses atrás la entrada ya daba parte de los saldos en rojo de muchas cuentas de los rockeros, y, a medida que se acercaba la fecha del concierto, las expectativas crecían. Estar frente a estas dos leyendas del hard rock parecía un sueño que se iba a convertir en realidad, pues cada una de estas bandas, aunque con historias muy diferentes, posee una carrera admirable.

Sin más preámbulos, vamos a hablar de este inolvidable espectáculo. Durante tres horas, las sorpresas, la emoción y el asombro desbordaron a los más de 12.000 asistentes del Movistar Arena. Aquí no hubo lugar a fallas, fue un show impecable que sobrepasó cualquier expectativa. En algunos momentos nos dejó boquiabiertos, y en otros, el éxtasis del público fue tal que al final de la noche muchas gargantas terminaron quebradas. Whitesnake y Scorpions plasmaron su sello como leyendas, lo ratificaron con todo su virtuosismo y talento, las canciones convertidas en iconos las escuchamos vívidamente y acompañamos con coros que inundaron el recinto. Los mágicos riffs y los solos de diferentes instrumentos (que en ninguna imaginación previa tendrían lugar) también tuvieron su gala en esta noche.

A las 20:00 horas, puntualmente, inicia el show Whitesnake. Al fondo, en una enorme pantalla, aparece su logo-símbolo. Las letras de su nombre como una serpiente blanca, que nos recordaban que, sin importar los años, la leyenda estaba aquí frente a nosotros, con David Coverdale como único integrante de la alineación original, pero acompañado de maravillosos músicos: Joel Hoekstra y Reb Beach en las guitarras, Michael Devin en el bajo, Tommy Aldridge en la batería y Michele Luppi en los teclados. Comienza la primera canción, el clásico de 1987 “Bad Boys”, y la algarabía rompió el silencio. Continuando con esta línea de los 80 siguen: “Slide It In”, “Love Ain't No stranger”,  “Hey You (You Make Me Rock)” y “Slow an' Easy”, canciones que iban elevando cada vez más la temperatura. “Trouble Is Your Middle Name” fue el tema que abrió el paso para el duelo de guitarra entre Joel Hoekstra y Reb Beach y que demostró el virtuosismo de estos dos talentosos músicos. “Shut Up And Kiss Me” dio lugar a un solo de batería fuera de lo común por parte de Tommy Aldridge, quien usó el golpe de sus manos para crear una magistral presentación que nos dejó boquiabiertos.

Más tarde vendrían los infaltables temas “Is This Love”, “Give Me All Your Love” y “Here I Go Again”, cortes que siguen vigentes, pero que a su vez nos transportan a los anaqueles de nuestras memorias. “Still Of The Night” fue una interpretación inolvidable, en la que David Coverdale desgarró su voz hacia la inmensidad con el acompañamiento de su banda. Se llegó al éxtasis, para mí la mejor canción de Whitesnake en esta noche. Para cerrar con broche de oro, un cover de Deep Purple, “Burn”, cuyos  teclados psicodélicos y la forma en la que estaban estos dispuestos nos recordaban al maestro Jon Lord y los primeros pasos de Coverdale. Así, bajo una  torrencial lluvia de aplausos cierra Whitesnake la primera parte de este memorable concierto. Cabe destacar otros pequeños detalles que también formaron parte de esta presentación, como las bellas guitarras de Joel Hoekstra, los diferentes logos de la banda que iban saliendo en la pantalla de fondo de acuerdo al álbum al que pertenecía cada canción, por supuesto, la puesta en escena de David Coverdale,  y la admirable condición física de Tommy Aldridge que a sus 69 años nos demuestra que el rock’n’roll es uno de los más poderosos elixires de la vida.

Un receso de media hora hizo falta para refrescar la garganta, comentar con halagüeños adjetivos el show que acabamos de ver y prepararnos para lo que venía. En esos momentos la frase más reiterativa de los asistentes fue “si esto fue Whitesnake no me imagino lo que será Scorpions”. De esta manera, la espera se hacía en una atmosfera de alegría y alta expectativa.

Unos minutos antes de las 10:00 pm, el enorme telón azul con el logo de la gira “Crazy World” que cubría el escenario cae para dar lugar a un show que nos dejó sin aliento y con enorme satisfacción. La tarima estaba dividida en dos, al fondo una enorme pantalla y una alta plataforma para la batería, que en su parte frontal tenía otra pantalla; mucho color, luces, imágenes, vídeos, y más sorpresas fue lo que disfrutamos durante alrededor de una hora y media en el escenario. Scorpions inicia con “Going Out With a Bang” y “Make It Real”, las cuales,  sumado al carisma de Rudolf Schenker en la guitarra y la fascinante voz de Klaus Meine, poco a poco irían animando al público y nos robarían las sonrisas.  La alegría va in crescendo con “The Zoo”, las luces y el efecto de “caja de voz” de la guitarra de Mattias Jabs. “Coast to Coast” es el tema donde Klaus Meine toma la guitarra, y como cuatro mosqueteros, estos músicos (Rudolf Schenker y Mattias Jabs en las guitarras y Pawel Maciwoda en el bajo) nos lanzan todos sus acordes y notas, que ponen en ebullición al público. A su vez,  una imagen atraviesa el escenario en las dos pantallas, una guitarra en perspectiva, pero no cualquier guitarra, sino la preferida de Schenker, una Gibson Flying V, la que construyó ese sonido característico de los SCORPIONS desde los 70. Justamente Klaus Meine anuncia que recordaremos esa maravillosa década por lo que se hace un popurrí con las canciones: “Top of The Bill”, “Steam Rock Fever”, “Speedy’s Coming” y “Catch Your Train”, una excelente mezcla que revive los inicios de la banda.

Luego pasaríamos de lo clásico a lo más actual con “We Built This House”, canción cuya letra pudimos ver en la pantalla y tratamos de seguir tímidamente; sus bellas liricas y un modesto video nos hablaban del amor y cómo este se construye pese a las dificultades. Sigue “Delicate Dance” y el momento acústico  con “Send me an Angel”, un tema sensible y sublime, en el que las palabras de un sabio cobran vida. Continuando esta línea viene “Wind Of Change”. Escucharla en vivo, junto a una comunión de voces y de almas al unísono, fue escuchar un himno a la vida, al vivir como hermanos; es una de esas canciones que erizan la piel por lo que significó para una época y para un presente donde seguimos buscando la paz.  “Tease Me, Please Me”, una canción más movida, por decirlo de alguna manera, da paso al solo de batería de Mikkey Dee, con la sorpresa de que esta se elevaba del escenario. Unos buenos minutos de percusión embriagadora eran la cuota necesaria para elevar la temperatura. Casi explota todo con “Blackout” y “Big City Nights”, por la euforia, el sonido de las sirenas, la estridencia de las guitarras de Rudolf Schenker, la fuerza y la picardía de estas canciones, que hicieron de la noche una fiesta.

Unos minutos fueron necesarios para el encore y para bajar la efervescencia. De esta manera venía el cierre, para el que obviamente no podía faltar “Still Loving You”, otro clásico que, más que quebrar las gargantas, irrumpía en las memorias de los asistentes. El escenario parecía en llamas gracias a los efectos de las luces y las imágenes, que creaban una atmósfera  que desenterraba del olvido memorias de la pasión, corazones y amores rotos, o el anhelo de los que buscan el amor en los espectros de lo que no ha sido.  Después  de este icónico tema era hora de terminar el show, y qué mejor que cerrar con “Rock You Like a Hurricane”, porque eso fue lo que hicimos, “rockear como huracanes” hasta el cansancio, el que nunca sentí porque esperaba una canción más, pero bueno, no todo se puede en esta vida. Ovaciones y aplausos fueron pocos para agradecer a la agrupación de Hannover (Alemania) por  estar de nuevo en nuestro territorio y traernos esa felicidad sublime, esa que se canta con el corazón, esa que siempre traerá consigo el rock’n’roll.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

2 comentarios

  • Nika dice:

    Me alegra que estos dos grupos sigan en la brecha.
    Mientras no se \"arrastren\" que sigan girando.
    Y si giran juntos mejor.
    Yo los quisiera ver en España juntos pero...
    Saludos.

  • Juandie dice:

    Dos históricas bandas de Hard Rock que con su veteranía cada una lo bordaron en esa noche en dicho recinto de la capital colombiana. Que sigan hoy en dia ambas bandas en la brecha es todo un logro y publicando albumnes muy dignos.

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