Crónicas
Netherlands Death Fest: Un fin de semana cargado de black y death metal
«Un festival marcado por el frío y la nieve en el que se pudo disfrutar de lo mejor del death y black metal con bandas como Emperor, At The Gates, Carcass, Suffocation, 1349, Grave...»
Del 2 al 4 de marzo de 2018
013, Tilburgo (Países Bajos)
Texto y fotos: Hughes Vanhoucke
El primer fin de semana del mes de marzo estuvo marcado por el tercer Netherlands Death Fest en el emblemático templo del rock 013 de Tilburgo. Este evento es el más grande del subgénero lúgubre del metal. Durante tres días, alrededor de cincuenta bandas de death y black metal dieron lo mejor de sí mismas. Fueron pocos los grupos en el cartel que no contaran con la virtud de la veteranía, aunque, afortunadamente, también hubo un puñado de bandas noveles.
Este “festi” tiene un gran atractivo internacional no solo en lo que concierne a las bandas, sino también con respecto a los visitantes que llegaron de toda Europa e incluso de tierras más lejanas. De entre ellos, un buen número emprendió su viaje hasta Países Bajos desde la Península Ibérica o Latinoamérica. La variedad de aeropuertos cercanos que trabajan con aerolíneas de bajo coste garantizaron que los fans del death & black, no tuvieran que gastarse un dineral para llegar a Tilburgo.
Varias bandas tuvieron que anular sus actuaciones debido a las malas condiciones meteorológicas; Vallenfyre y The Afternoon Gentlemen no pudieron acudir por la anulación de sus vuelos provenientes de Inglaterra, Auroch, Rites of Thy Degringolade y Profanatica suspendieron por problemas con el tráfico viniendo desde Dinamarca y Leng Tch’e tras haber estado implicada en un accidente de tráfico en Bruselas.
Yo también llegué tarde debido a la nevada y a los caminos resbaladizos, que dieron como resultado el peor caos al volante que he vivido en los últimos años por estos lares.
Al entrar al escenario principal -el más grande de los dos que componen la 013- el trío noruego, Aura Noir ya estaba tocando. Lo primero que llamó mi atención es que el cantante Aggressor (Carl-Michael Eide) aún no se ha recuperado completamente de la caída de un edificio que sufrió en 2005 y sigue moviéndose con muletas o sentado en una silla, mientras interpreta algunos temas del show. ¿Qué le pasó exactamente a Aggressor en aquel balcón de un cuarto piso? Probablemente nunca lo sabremos, pero el hombre merece mi respeto por seguir en los escenarios aún con molestias constantes tanto en su columna vertebral como en sus piernas. Desafortunadamente, la banda sonó desordenada y sin cohesión. A lo largo del set fueron mejorando, pero tengo la sensación que esta formación vale más de lo que presentó en el festival. No me malinterpreten, estamos hablando de tres individuos legendarios de la escena blackmetalera. Los temas que Apollyon interpreta con la batería son aún aceptables, aunque le prefiero ver al bajo con Inmortal y Blasphemer. Por otro lado, me gusta más tocando la guitarra con Mayhem.
Rumbo hacia la capilla Patronaat -otro escenario que se sitúa frente al templo musical- me vi envuelto en medio de un mar de festivaleros vestidos con chaquetas de cuero, chalecos llenos de parches o americanas del ejército mientras los dioses nos regalaban una ducha de nieve. ¡Qué ambiente!
Fue solo después del primer tema cuando me di cuenta de que la banda que estaba tocando no podía ser la que había ido a ver. Sobre el escenario no estaba el grupo canadiense de doom funeral, Auroch. Obviamente uno no puede conocer a todas las bandas en este tipo de festivales. Me di cuenta de que el cantante interpelaba con el público en español. ¿Acaso estaba tan borracho que pensó que estaba en España? Al parecer Auroch tuvo que cancelar su actuación debido al mal tiempo y la banda mexicana Hacavitz llenó el vacío con un set brutal de black y death metal. ¡Qué bestia poseída es su pequeño vocalista, Antimo Buonanno! Fue un set violento que habría hecho salir corriendo a muchos miembros del cártel de Juárez. Un bombardeo despiadado de violencia musical.
Poco antes de las 9 llegó, finalmente, la hora de que una auténtica banda de death metal subiera al escenario...y qué banda. Estamos hablando de Suffocation, uno de los fundadores del brutal death metal que trajeron emociones fuertes desde las primeras notas hasta el último mazazo. La ejecución de cada miembro de la banda fue extremadamente técnica y no tuvo parangón, fueron un ejemplo de control total de sus instrumentos. El público reaccionó como se esperaba, e hizo todo lo posible para destrozar -figurativamente- la sala 013 y dando todo de sí mismos. Fue una lástima no ver al legendario Frank Mullen sobre el escenario, pero su relevo Ricky Myers demostró estar a la altura de la ocasión. Alborotó y azotó al público dejado frases para el recuerdo como: “Este tema es para las damas en la sala ... ¡Es hora de que muráis!” Sí, eso es verdadero death metal. Me quedé totalmente impresionado con los neoyorkinos.
El primer día cerró con la emblemática banda inglesa Carcass, mientras Tilburgo terminaba de envolverse en una gruesa capa de nieve. El escenario principal estuvo menos concurrido que durante el set de Suffocation. La cerveza y el mal tiempo hicieron que muchos asistentes se fuesen a casa, al hotel o a visitar alguno de los bares de la localidad. Carcass hizo lo que el público estaba esperando y, pese a la menor asistencia, dio un conciertazo. ‘Surgical Steel’ es quizás el mejor álbum de regreso de todos los tiempos, especialmente dentro del propio género, y se encuentra entre las mejoras bandas de metal extremo que existen. Sin embargo, tengo que admitir que los integrantes de Suffocation me engancharon un poco más. El setlist estuvo bien pautado, lleno tanto de clásicos como de nuevos temas del álbum antes mencionado. Con su evolución hacia un death metal más melódico, Carcass se ha convertido en un ejemplo de maestría del metal, de versatilidad y de gran calidad. Con ellos, se puso un punto final brutal y emocionante al primer día de Netherlands Death Fest.
El segundo día estuvo, sin duda, marcado por el conjunto de black metal Emperor, que cerró la jornada principal a las 10 PM, con esos horarios sorprende que el festival todavía se llame Death Fest. A las 14:30 ya estaba en el recinto del festival en compañía de Ulises, un fan mexicano que había emprendido el viaje exclusivamente para este evento. El segundo día del fiestón del metal extremo estuvo libre de nieve y volvió con la participación de la banda mexicana Hacavitz, que tocó por segundo día consecutivo en el mismo escenario, la capilla Patronaat, que, aún así, estaba casi llena.
La segunda banda me impresionó menos. Se trataba de Nunslaughter quienes con la velocidad y la brevedad de sus canciones me recordaron a los Ramones cuando sus cuatro integrantes todavía tenían los pies en la tierra. Aunque, por el físico y la gesticulación del cantante Donald Crotsley, que tiene una cruz colgada en el cinturón, me vino más a la mente LG Petrov de Entombed que Joey Ramone. La banda está celebrando su trigésimo aniversario y disparó una ráfaga de veinte canciones de sus cuatro álbumes en un concierto que ni siquiera duró cincuenta minutos, declarando, por cierto, su aversión a dios y a la religión más de una vez.
Skinless fue un descubrimiento agradable, una banda que no se toma muy en serio. Los neoyorquinos han existido durante más de 25 años y lo celebraron con una sólida actuación en la que el cantante Sherwood Webber IV, sin duda, jugó un papel importante como artista nato, pese a que la banda apenas toca cinco veces al año, si es que logran subirse a un stage. Nada más llegar al escenario, el frontman de la formación agitó y lanzó ramos de tulipanes y rosas. La banda no solo tocó temas de su pasado sino también adelantó nuevas canciones de un álbum que se lanzarán en mayo, siendo "Savagery" y "Skull Session", la mejor prueba de que después de su separación en el 2011, Skinless está más que vivo.
Después de que la oscuridad hiciera su aparición, llegó Witchery al escenario principal. Desde las primeras notas de los thrashers suecos - que cuentan con una seria influencia del black metal- se pudo apreciar que juegan en una división superior. El bajista Sharlee D'Angelo no es un extraño, ya que militó en Mercyful Fate y es miembro actual de Arch Enemy y Spiritual Beggars. El cofundador de la banda, Patrick Jensen, estuvo en España el mes pasado en su papel de guitarrista y fundador de The Haunted, girando por todo el país. Los suecos mostraron un espectáculo negro azabache y sombrío, pero enérgico, liderados por el vocalista Angus Norder, que muestra una gran similitud física con el líder de Avatar, tocando un popurrí de temas nuevos de su último trabajo ‘I Am Legion’ y álbumes anteriores.
Si con Witchery ya habíamos ingresado al lado oscuro del metal, los noruegos de 1349 reforzaron esta sensación con su sonido tan profundamente sombrío. Era la enésima banda que celebraba su cumpleaños en este festival, en este caso el vigésimo. Volvieron a presentar su sexto álbum, ‘Massive Cauldron of Chaos’, lanzado hace ya cuatro años. Desafortunadamente, su emblemático batería, fijo de la banda Frost, raras veces sale de gira con sus compañeros ya que está demasiado ocupado con Satyricon. Aquel día no fue la excepción, ya que estaba haciendo las maletas para la segunda parte de la gira “Deep Calleth Upon Deep” que hace poco arrancó, también en Holanda. Al igual que Skinless, 1349 es una banda que no sale de gira habitualmente, lo que hizo de esta oportunidad una de oro, aunque el inicio no fuera tan extraordinario. Parecía que los músicos no se oían entre ellos a través de los monitores y que los ensayos antes del bolo habían sido muy escasos. Añádele a esto una mala mezcla del sonido y el barco ya estará medio hundido. Pasados unos veinte minutos, de repente, todo mejoró, incluido el sonido, justo a tiempo para salvar el set.
Poco después de las diez llegamos a la cabeza de cartel de todo el festival, Emperor, delante de una sala abarrotada. Después de los tres primeros temas me acerqué a la mesa de mezcla, donde el sonido suele ser óptimo, para disfrutar de esta excelente presentación. Lo que ya no tenía precedentes en Graspop el año pasado fue blanqueado por el sonido del 013. Los espectáculos en los festivales al aire libre son chulos y el ambiente es algo especial, pero la producción de un espectáculo en una excelente sala como ésta lo derriba como una choza de paja. Uno por uno, pasan los temas de ‘Anthems to the Welkin at Dusk’, el segundo y mítico álbum de la banda que hoy tocan en su integridad. El único error en todo el set fue cuando Ihsahn quiso arrancar “Ensorcelled by Kaos” una segunda vez, demostrando que también es un ser humano. Después de la gran presentación del álbum de 1997, tocan el único tema de la noche de ‘IX Equilibrium’, "Curse You All Men!". Tres temas de ‘In The Nightside Eclipse’ acaban la segunda noche del festival en la sala principal y un set de una calidad extraordinaria con broche de oro. Para muchos Ihsahn es un héroe del black metal y el caballero noruego hizo todo esta noche para confirmar su status.
El tercer y último día comienza con un sol brillante y 13 grados, 20 grados más que cuando el festival comenzó el viernes por la tarde. Al escuchar que los estadounidenses de Sadistic Intent no iban a tocar, decidí acercarme algo más tarde al 013, justo a tiempo para la actuación de Angel Witch, los heavies londinenses que han estado rodando desde el apogeo del punk en 1977. Una carrera con muchas altas pero muchas más bajas y, básicamente, con solo un miembro desde sus inicios, el cantante y guitarrista Kevin Heybourne. Desde el principio hasta el final, el set de 50’ es bastante letárgico, debido a la poca emoción de la asistencia a pesar que la banda está tocando de manera impecable clásicos como “Confused”, “White Witch” y, por supuesto, la inexcluible “Angel Witch” que pone fin al set. Hoy el público parece estar tomando un día de descanso, dos días de consumo excesivo de alcohol también tiene sus consecuencias.
A los lados de la sala principal se pueden ver asistentes echándose una siesta en las duras graderías, acusando la resaca de los días previos.
A las 7 de la tarde es el turno de Claudio Simonetti’s Goblin, un poco el forastero del festival, un grupo italiano instrumental progresivo con guiños al jazz y el funk que hoy está presentando una nueva y graciosa bajista en short corto y apretado. No solo la bajista es seductora, la música es claramente maravillosa. Los temas se unen sin muchas palabras, la banda se concentra en la música bajo la dirección del teclista y compositor italiano Claudio Simonetti. En el fondo vemos imágenes de películas de terror baratas, Simonetti es un experto en la música para tales películas de serie B. Un grupo de gran calidad, que es apreciado por una gran parte de la audiencia que claramente ha despertado, mientras algunas excepciones continúan poblando los lados en los brazos de Morfeo.
La penúltima banda del fest en el escenario principal es la banda sueca Grave, un grupo que se ha forjado una sólida reputación en el mundo del death metal en los primeros años de su existencia, especialmente en su tierra natal. Aquellos que todavía están flotando en la atmósfera progresiva que Goblin dejó atrás despiertan de inmediato por Ola Lindgren y sus discípulos. Desafortunadamente, durante la primera canción tienen que lidiar con problemas técnicos, lo que toma un poco de tiempo antes de que vuelvan a recuperar su dinámica. A medida que pasa el tiempo se ponen mejor y mejor en un set que celebra el trigésimo aniversario de la banda con no menos de 5 pistas del primer álbum. La segunda parte del grupo salva felizmente la primera, parcialmente perdida.
Es con un hermoso texto del escritor argentino Ernesto Sábato, “El Altar del Dios Desconocido” que la entrada de At The Gates se inaugura, el cabeza de cartel del último día. Después de la introducción, una explosión de solidas canciones de death metal melódico con el típico sonido de Gotemburgo reminiscente a In Flames o Dark Tranquility. At The Gates, que lanzará su nuevo y sexto álbum en mayo, no solo dispara temas de sus dos últimos trabajos, sino también una nueva canción junto a un nuevo guitarrista principal, Jonas Stålhammar, que sustituye al miembro fundador Anders Björler. El set de esta banda es rígido, como siempre, y el ritmo sigue siendo bueno. No hay interrupciones innecesarias entre temas, el pedal del acelerador sigue bien presionado durante la hora entera que permanecen en el escenario. El tema up-tempo que fue lanzado el viernes y el nuevo plástico recibieron como título "To Drink From The Night Itself", que es la primera canción en cuatro años que lanzan los suecos después de su álbum “At War With Reality”, que, a su vez, es la vertiente de la mitad de las canciones de esta noche junto con una buena dosis de temas de “Slaughter of The Soul”. At The Gates cumple con las expectativas, mostrando un grupo sólido para terminar el festival de una manera exquisita.
El agradable festival de metal extremo se organizará en 2019 durante el primer fin de semana de mayo, cuando es poco probable la presencia de nieve.
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