Crónicas

La Beriso en Madrid: Para quitarse el sombrero

«Otro concierto en el que los argentinos demostraron, ante un aforo nada habitual en sus exitosas andaduras allende los mares, que siguen con los pies en el suelo para llevar al cielo a todos aquellos que caten sus mieles musicales»

Sala Mon, Madrid

Texto y fotos: Jason Cenador

Más de dos décadas lleva en la palestra la banda argentina, garantía de lleno en recintos de majestuosa envergadura en su país y deseosa de labrarse una popularidad a este lado del charco que, a tenor de lo disfrutado en sus últimas visitas, resulta más que merecida.

Por segundo año consecutivo, La Beriso recalaba en la ciudad de Madrid para desgranar con suma eficacia una generosa dosis de canciones a lo largo y ancho de su discografía. No en vano, su último lanzamiento es ’20 años celebrando’, un excelente compilado de lo mejor de su carrera regrabado con ilustres colaboraciones. Pronto, eso sí, habrá una nueva obra en la calle, ‘Giras y madrugada’, con trece nuevos cortes que, esperamos, pronto defiendan en nuestras latitudes.

En el ecuador de la semana, la Sala Mon de Madrid lucía un saludable aspecto en su versión más acotada, cobijando a un público muy diverso en el que los argentinos y uruguayos eran mayoría, pero en el que había representación de países como Paraguay, Perú, Ecuador o, claro, España. Todos en fraterna comunión con ese rock emotivo, penetrante, adictivo y sincero que practica el combo bonaerense disfrutamos de una gala larga, en la que la excelsitud musical de todos los músicos salió a relucir desde que “Otra noche más” pusiera a prueba nuestras gargantas, devotas de las letras de “Vicios”, “Risas de los pobres”, “Realidad” o “Mañana”, retahíla de canciones en las que la faceta más emocional y personal de la banda coexistía con la más mordaz y reivindicativa.

No es solo un vocalista, también es una institución de la cultura musical argentina, con un libro autobiográfico que lucía lustroso en el merchandising y un saber estar en el escenario a la altura de las grandes estrellas que se niegan en rotundo a actuar como tales. Rolando “Rolo” Sartorio dejó patente su cercanía y afecto por el público, disfrutó de lo lindo su proximidad, mucho mayor a la acostumbrada en los estadios que frecuentan en el Cono Sur, y dio generosas muestras de su sentido del humor, aliñado con una buena dosis de desparpajo. También tuvo tiempo para elogiar la tierra que acogía una nueva visita, expresar su deseo de seguir viviendo y cargar con suma incisividad contra la clase política de su país, del que lamentó la situación económica y la inseguridad. Desde estas líneas, nuestros mejores deseos para esa tierra hermana que uno, de hecho, anhela profundamente visitar.

“Dónde terminaré”, “Mano a mano”, “Tres mujeres”, “Corazón duro”…  Las canciones se iban sucediendo en lo que era una auténtica fiesta del rock argento, de ese rock bañado ocasionalmente en el espíritu del tanto y en el que la melancolía juega un papel difícilmente mejor defendido en alguna otra escena comparable. Para prueba, “Un error”, “Ingrata”, “Pensamientos” o “Enloquecer”, que fueron caldeando cada vez más el ambiente antes de que “Déjame” precediese a un aplaudido solo de batería.

Los platos fuertes de la velada estaban reservados, sin desdeñar el resto de viandas sonoras, para la recta final del banquete. Por eso, “Infierno” dio paso a una siempre conmovedora y absolutamente maravillosa “Sobreviviendo”, versión del emblemático cantautor argentino Víctor Heredia que bañó en lágrimas los ojos de más de uno. Tras un alegato de memoria por la guerra de Malvinas, en el que Rolo instó a su gente a no echar la culpa a los ingleses sino a sus propios políticos, otra de las imprescindibles del repertorio como es la acompasada “Madrugada”, con esas ínfulas reggae, nos transportó a la ensoñación.

Aún quedaban grandes joyas de su meteórica trayectoria, y “Cómo olvidarte” cedió el bastón de mando a cortes como “Tan sola” o la irresistible “No me olvides”, coreada por doquier.

Tras la desternillante historia de cómo Rolo conoció a Camilo Sesto, cuya recordada “Melancolía” fue esbozada por vocalista y público, llegó el momento de celebradísima “Traicionero”, otro de los buques insignia de la obra de La Beriso, que con “Ella” puso el broche de oro a otro concierto en el que demostró, ante un aforo nada habitual en sus exitosas andaduras allende los mares, que siguen con los pies en el suelo para llevar al cielo a todos aquellos que caten sus mieles musicales. Por algo están donde están.

Jason Cenador
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Esta entrada fue escrita por Jason Cenador

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Un honor que una de las mejores y más históricas bandas del Rock Argentino como son LA BERISO descargasen su rockero directo ante el publico madrileño en una de las mejores salas de la capital con esos buenos temas que son de sobra conocidos en su país pero que por estos lares los estamos paladeando aún. Como disfruté de la entrevista a la banda en el programa de Mariskal Romero y estoy seguro que volao les tendremos por estos lares.

  • Juan dice:

    Banda careta de mierda, q se queden mejor en europa...

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