Crónicas
Freedom Call + Taken: La felicidad en el metal
«Felices ellos, felices nosotros y feliz todo el mundo en una noche de happy metal sin medias tintas»
22 febrero 2020
Sala Caracol, Madrid
Texto: Jason Cenador. Fotos (Sala Totem, Pamplona): Iñigo Malvido
Aunque queda lejos la época, a finales del siglo pasado y principios del que nos acompaña, en la que aconteció una eclosión de power metal cuyos ecos siguen retumbando con fuerza a día de hoy, pese al empeño de algunos por dilapidar la vigencia de un género que, si bien no está en la cúspide de su popularidad, sigue conservando a muchos de sus ídolos en plena forma y generando nuevos estándares acreedores del relevo generacional.
Precisamente de aquel maremágnum de sonidos trepidantes, melódicos y luminosos surgió Freedom Call, herederos directos del Happy Metal acuñado por Helloween varios lustros antes y canalizadores del júbilo desbordante en sus canciones. Celebran su vigésimo aniversario en una gira que recaló en Madrid con unos teloneros de lujo que encarnan el mentado relevo generacional.
Los navarros Taken, que acompañaron a Chris Bay y compañía a lo largo de todo su periplo ibérico, volvieron a explicitar que están muy por encima del montón, si tal cosa existiera, y que tienen todos los mimbres del mundo para erguirse cómo referencia del género no solo a escala estatal, sino, si la meritocracia fuera el carburador del ascenso en la escena, a nivel internacional.
Presentaban por segunda vez su segundo plástico, 'Unchained', en Madrid, y con "Back to Zero" empezaron a poner los puntos sobre las íes, a reivindicarse de nuevo. No tardaron en rendir merecida pleitesía a su formidable debut homónimo con la gloriosa, nunca mejor dicho, "Tales of Glory" y con "Afterlife", tan larga, dinámica y completa como imprescindible, a rebosar de buenas melodías y solos de vértigo que en el caso de uno de los dos teclados que lleva la banda quedaron eclipsados por la vergonzante ecualización que volvimos a padecer en la Sala Caracol, probablemente en este caso a consecuencia de no haber podido probar sonido. Antes, su extraordinario y carismático vocalista, David Sonido Arredondo, había saludado con simpatía a la audiencia con un "¿Cómo están ustedes?" qué justificó explicando que se sentía "un poco Fofito". Por cierto, nos debe "un sugus" a quienes le recordamos que no era la segunda, sino la tercera vez que actuaban en Madrid.
De vuelta al nuevo álbum y como el tiempo apremiaba, descargaron con atino y enorme calidad interpretativa, tras brindar entre bromas Arredondo con un enigmático "Skoda!" que creemos que significaba "skål!", la fenomenal "The Land of the Rising Sun", cuyo estribillo es pura magia y en la que los solos de guitarra de Gauss y Iosu enloquecieron al personal, que estalló de júbilo cuando dieron la bienvenida sobre el escenario al vocalista de Freedom Call, Chris Bay. Entre palabras de afecto y desenfado, se presentó con varios folios en los que leería la letra de "Worgen Slayer", la siguiente en liza y en cuya versión de estudio también colabora, pues dijo estar ya "muy mayor" para recordar la letra.
La retahíla de temazos por parte de Taken fue precipitándose a su fin con la contagiosa y muy efectiva en directo "A Thunder in the Storm", sucedida por la piratesca "Distant Shores", en la que ondearon su bandera, dispararon confeti dorado y dejaron por las nubes el listón, demostrando una solidez propia de las bandas que giran sin parar por todo el mundo. ¿Les tocará algún día?
La felicidad sonora la perpetuarían, descanso mediante, los guerreros de la luz por excelencia, orgullosos de ser contraposición a una oscuridad que sin la concurrencia de esta no sabríamos apreciar. Freedom Call sonaron graníticos y compactos desde el minuto uno, con una ecualización que les fue mucho más favorable y, eso sí, sirviéndose de un exceso de pistas disparadas en las que concurrían no solo teclados, sino también guitarras y voces. El público se entregó de lleno a ellos desde que acometieron la irresistible "Union of the Strong", una de esas canciones cuyo estribillo no abandona la mente de uno al menos hasta el día siguiente. Columnas de humo emergían del escenario en ella y en "Tears of Babylon", en la que prácticamente nadie pudo abstraerse de brincar como si de una clase de CrossFit se tratara.
Con su entrañable y habitual esfuerzo por hablar en castellano, Chris Bay se dirigió a la audiencia y la elogió diciéndonos que subsanamos alucinantes, antes de que las ráfagas de luminosas melodías y trepidante doble pedal de prosiguieran a cuenta de "Spirit of Daedalus" y "Sail Away", entre las que el frontman recordó que habían pasado diez años desde que habían visitado la misma sala abriendo para Gamma Ray.
No cesó de bromear Chris Bay y reconoció entonces que se habían hecho viejos hasta el punto de haber cumplido treinta años, con lo que él habría fundado la banda con 8 años y el batería, Kevin Kott, no era ni una idea de sus padres. Las carcajadas se sucedían mientras que, más en serio aunque igual de afable, comentó que no serían nada sin el público, dando paso entonces a "Metal Invasion", preludio de uno de los grandes episodios de la velada, cuando el cantante y guitarrista hizo que unos y otros en el público le dieran las letras que conforman la palabra "metal" e involucrase de lo lindo a todos los presentes en "M.E.T.A.L.", tema que da nombre a su último trabajo. "Lo primero que tenéis que pensar al despertar es ‘metal’", soltó Vaya después de brindar con su bien amada "agua española", que resultó ser un tercio de Mahou.
Se acordó el activo vocalista de Iron Maiden y "The Number of the Beast" para decir que, en contraste con el 666 y como ellos son una "pussy band", su número es el "111 - the Number of the Angels". Sonó ese tema para deleite de un respetable que gozó después deslumbrado por "The Ace of the Unicorn", cuyo riff fue masivamente coreado, y la paradigmática y definitoria "Freedom Call".
Bay seguía dicharachero, y recordó que recientemente habían girado por Latinoamérica y que últimamente pasaban más tiempo rodeado de castellanoparlantes que de hablantes de su propio idioma. Elogió sin filtros y merecidamente a sus amigos de Taken, presentó a sus compañeros y dio paso a la épica y pegadiza "Power & Glory", sucedida, tras otra larga charla, quizá demasiado, por una versión del "Halleluja", con Bay en la acústica, y la fantástica "Metal Is for Everyone", una de las mejores canciones de todo su repertorio.
También en formato acústico, tras un breve parón, dieron el pistoletazo de salida a la imprescindible "Warriors", para que fueran "Far Away" y "Land of the Light" las que pudieran la guinda a esta sobredosis de luminosidad metalera que es terapia ideal para evadirse de las lugubridades de la cotidianidad. Felices ellos, felices nosotros y feliz todo el mundo en una noche de happy metal sin medias tintas.
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1 comentario
Potentes descargas en la emblemática caracol por parte de ambas bandas en esta gira conjunta por nuestro pais y parece lo nuevo de los germanos FREEDOM CALL ha caído de puta madre por estos lares. Recuerdo la pedazo de actuación que disfrute de FREEDOM CALL en el pasado BARCIA METAL FEST 2018.