Crónicas
Zurbarán Rock en Burgos (viernes): Angelus Apatrida arrasa como banda de talla mundial, Freedom Call lleva la alegría y Girish and the Chronicles se reivindican desde India
«Angelus Apatrida están en otra esfera, en otra dimensión, y despliegan un nivel que, sin desdeñar al del resto de fenomenales bandas participantes, está muy por encima de casi todo lo que uno puede vivir en un directo de metal en 2023»
7 julio 2023
Parque de San Agustín (Burgos)
Texto: Jason Cenador | Fotos: Josep Fleitas
Un festival del que enorgullecerse, de cuya celebración sentirse enormemente feliz y al que apoyar incondicionalmente. Eso es el Zurbarán Rock, la cita gratuita más potente en terrenos del rock y el metal de cuantas se celebran en nuestra geografía, que este año ha apostado por un cartel deslumbrante en el que lucían artistas de la categoría de Mike Tramp (White Lion), Angelus Apatrida, Freedom Call , Tierra Santa o Girish and the Chronicles. He aquí la crónica de la primera jornada.
En vivo ante todo aquel que quisiera acercarse por el Parque de San Agustín, en pleno corazón de Burgos, toda una constelación de grandes bandas internacionales y estatales desfiló ante un público venido de diversos rincones del país entre el que vimos a no pocos niños y niñas, personas mayores y mucha alegría colectiva. Sin vallas, con precios populares en barras, en un ambiente fraternal y agradable, y con toneladas de pasión por parte de una organización que merece nuestra admiración más sincera.
En un emplazamiento al que ya le hemos cogido cariño, empezaba a sonar el alto voltaje a media tarde del viernes con Xtasy, cuya actuación no pudo celebrarse en la pasada edición y que se resarció con un show muy sólido en el que robustez y redondas melodías vocales articuladas por una Silvia Idoate muy bien plantada.
Defendieron con solvencia ante los más tempraneros, en su mayoría público local y gente de fuera que había podido arribar a la capital burgalesa el día anterior, temas como la accesible “Perfect Strangers”, recientemente regrabada como “Perfectos desconocidos” en ese EP en castellano que publicado en pasado año bajo el título de “Fuerza interior”; “Nowhere to Run”, “Flesh & Blood”, “Eye of the Storm” o “Die Young”.
En un registro eminentemente powermetalero con guiños sinfónicos, altas dosis de majestuosidad y un sonido contemporáneo a la par de rotundo y envolvente se presentó Temperance, con la neoyorkina Kristin Starkey a la cabeza.
Los italianos están muy en la onda de grupos como Beast in Black o Battle Beast, y siguen esa estela contemporánea sin tanta incursión electrónica y con equiparable gancho en piezas fenomenalmente defendidas como la memorable “Pure Life Unfolds”, ideal para inaugurar un repertorio en el que sobresalieron piezas como “My Demons Can’t Sleep”, “Diamanti”, “Of Jupiter and Moons” o “Catch the Dream”.
Mucha gente fue llegando para dotar a la explanada del festival de un aspecto magnífico antes de que, no sin cierto retraso tras la prueba, Girish and the Chronicles irrumpiesen en escena para ratificar sin posibilidad de rebatir lo que ya dejaron meridianamente claro el pasado año en el mismo lugar: que es uno de los grupos de heavy metal actual en mejor estado de forma. No son alemanes ni americanos ni ingleses ni nórdicos, sino que viajaron desde la mismísima India dinamitando fronteras y distancias para volver a conquistarnos a todos con su poderío, su pericial ejecución y su intachable actitud.
No acompañó el sonido en los primeros compases del concierto, pues se antojaba demasiado elevado y chicharrero, aunque eso no fue óbice para que disfrutásemos de lo lindo con la inaugural “I’m Not the Devil”, la aguerrida “Ride to Hell”, “Love Damnation”, “Evil Desire” o “Rock the Highway”. Como una suerte de Skid Row con dosis extra de dopamina, el combo asiático adhirió sin remisión nuestra atención al escenario con el magnetismo de su vocalista, Girish Pradhan, cuyo vozarrón rendía a pleno rendimiento y reventaba el decibelímetro, al tiempo que la guitarra del solista, Suraz Sun, desbordaba en solos sensacionales que no pocas veces doblaba con enorme soltura el bajista Yogsh Pradhan, un músico tremendo.
“Loaded” y “Hail to the Heroes” mantuvieron en alza una fuerza que colmó el vaso con “Revolution”, no sin antes una llamada a la susodicha que se nos antojó cuando menos pertinente. Más tarde, el término a un show a la altura de los grandes arribó con el sentido medio tiempo “The Heaven’s Crying” y, previa presentación de la banda en la que Girish tiró de ironía para introducirse como Supermán, ese “Rock and Roll Is Here to Stay” que no puede faltar en ninguno de sus conciertos y en la que el batería, Nagen Mongranti, salió al frente del escenario con un platillo en plena apoteosis final.
Una de las novedades de este año en el Zurbarán Rock era la instalación de un segundo escenario más pequeño en el que actuaron algunas bandas durante los descansos y cambios de backline en la escena principal. Cortaron la cinta inaugural de este emplazamiento los tolosarras Basati, una sensacional banda de heavy metal que desgranó en media hora todo lo que pudo de su convincente álbum debut, un disco homónimo de heavy metal mordaz y repleto de melodías memorables, de puño en alto.
La definitoria “Izan Basati” sirvió de noble carta de presentación para que después, con la voluntad expresada por boca de su frontman, Marcus, de “patearnos el culo a todos”, descargar con oficio, garra y buen porte cortes como “Beldurrik Gabe” o la hímnica “Guda Irabazi Arte”, que nos guió hasta la victoria con un estribillo memorable antes de que “Edan ta Edan” pusiera el tono festivo y desencadenase algunos pogos. El broche de oro lo puso una potente versión del “Maldito sea tu nombre” de los históricos Ángeles del Infierno, oriundos de Lasarte-Oria, a pocos kilómetros de su Tolosa natal.
Los adoradores del happy metal más luminoso al tiempo que vertiginoso y adictivo tenían en Freedom Call su mejor noticia. Los alemanes no defraudaron y desprendieron accesibilidad, simpatía, brillantez y poderío a partes iguales en un show cuyo sonido fue también de menos a más y en el que quedó claro el tremendo empaste de todo cuanto acontecía sobre el escenario, con guitarras afiladas y luminosas, ritmos vertiginosos y una voz, la de Chris Bay, que en ocasiones, es verdad, agradecía mucho la labor a los coros de sus compañeros de filas.
Imposible que el ánimo del personal no se elevase hasta la ionosfera, por eso de la electricidad, con el himno que es “Union of the Strong”, un chute de motivación y positividad que en vivo es un detonante perfecto para que eclosionen las mejores vibraciones al son de “Tears of Babylon” y “Spirit of Daedalus”, tras la que Bay hizo gala de su particular español (“¡mucho colores!”) e inauguró su retahíla de adulaciones a la ciudad que los acogía elogiando su hermosa catedral.
El cantante y guitarrista abogó por una gran fiesta antes de dar paso a “Sail Away”, sucedida, a su vez, por otra tanda de lisonjas a Burgos, por otra parte bien merecidos. Nos pidió que le diéramos las letras de la palabra metal antes de acometer “M.E.T.A.L.”, sucedida por la vertiginosa “Metal Invasion”.
Salió a colación el “666, the number of the beast” de Iron Maiden antes de que Bay, siempre con la sonrisa puesta y el cachondeo por bandera, identificase su banda como un grupo de “metal para pussies” antes de “111 – The Number of the Angels”, sucedida por “The Ace of the Unicorn”, “Freedom Call” y una coreadísima “Power and Glory”.
Puso de relieve Bay entonces que no se creerían en Alemania, donde tocaban al día siguiente, la que teníamos montada en Burgos, antes de destacar que estábamos viviendo una fiesta de heavy metal en paz: “Si todo el mundo escuchase heavy metal, sería un mundo en paz”, clamó. Pasaron entonces a versionar el “Hallelujah” de Leonard Cohen, antesala de una monumental traca final con himnos como “Metal Is for Everyone”, “Warriors” o la festiva y pegadiza “Light of the Light”, recibida por un público que saltaba a la vez y pasó con los germanos un momento tan alegre como el que ellos querían desatar.
De vuelta al escenario Valdorrock, que así se llama el escenario pequeño desde donde también se pinchaba música con buen criterio en los descansos, los burgaleses Sexma, que este año cumplen nada menos que veinte años de actividad, descargaron el metal melódico de inclinación alternativa que, no exento de buenas ideas, estribillos con gancho y cierto regusto noventero, les caracteriza. Presentaban su último trabajo, ‘Génesis’, aunque no eludieron alguno de sus temas más queridos por sus fans de tiempo atrás.
Estábamos contentos, muy contentos con cómo se iba desarrollando la primera jornada del Zurbarán Rock, pero todavía faltaba el bombazo final, el sprint hasta la cumbre que, pedaleando sobre el fulminante thrash metal de Angelus Apatrida, llevaría al triunfo absoluto a una noche de metal en vivo tan emocionante como la de un gran festival de los que todos tenemos en mente.
Los albacetenses están en otra esfera, en otra dimensión, y despliegan un nivel que, sin desdeñar al del resto de fenomenales bandas participantes, está muy por encima de casi todo lo que uno puede vivir en un directo de metal en 2023. Su precisión milimétrica, su hercúlea ejecución de un thrash inusitadamente lúcido en lo técnico y encarnizadamente iracundo en lo emocional, y su soberbia puesta en escena hace de ellos uno de los mejores grupos del estilo que se pueden disfrutar en todo el mundo. Muy acomplejado tiene que estar uno para no apreciarlo, muy poco meritocrático es, en el fondo, el panorama para que el combo capitaneado por Guillermo Izquierdo sigan sin ocupar posiciones de privilegio en los grandes festivales internacionales y sin llenar grandes recintos por todo el mundo, aun cuando están haciendo ruido, mucho ruido, en Europa y, más recientemente, también en Norteamérica.
Sonaba “Black Hoodie” de Body Count a todo volumen cuando Angelus Apatrida abordaron la escena con “Bleed the Crown”, sucedida por la corrosiva “Dominate”. “Qué honor, qué placer”, decía Guillermo dirigiéndose a un público ya anonadado por el huracán de brutalidad minuciosamente dibujada por los albacetenses, que siguieron después abrumándonos con “One of Us”.
Recordó entonces el frontman su primera vez en Burgos, muchos años atrás, y comentó que se habían encontrado con un técnico de aquella época con el que hicieron buenas migas. Y puestos a mirar hacia atrás, acometieron con intención la furibunda “Vomitive”, que precedió a la más heavy e igualmente robusta “Of Men and Tyrants”, que sonó deliciosa, inmensa. “Childhood’s End”, “Downfall of the Nation”, “Violent Down” y “We Stand Alone” perpetuaron esa devastadora tormenta de vatios propuesta por las asesinas guitarras del propio Guillermo y David G. Álvarez, el firme bajo de José J. Izquierdo y la salvaje batería de Víctor Valera. Los cuatro, a todo esto, son los mismos que prendieron la mecha de la banda allá por el año 2000, todo un ejemplo de estabilidad, compromiso y amistad.
No dejaron de ensalzar el festival y a la Asociación Metal Castellae que lo hace posible antes de, guiño a Pantera mediante, avasallarnos con la bestial “Serpents on Parade”, la afiladísima “Give ‘Em War”, tras la que Gullermo se hizo un selfie con el público detrás para mandárselo a su madre, y ese himno de sus primeras andaduras que es “Versus the World”.
El colofón lo puso la genial “Sharpen the Guillotine”, una de las mejores canciones compuestas hasta la fecha por el combo, y la abrasiva “You Are Next”, no sin antes recordarnos que han grabado nuevo disco, ‘Aftermath’, que verá la luz en octubre. Son unos auténticos animales y si una banda de thrash metal del siglo XXI merece con todo conquistar el estrellato sin renunciar a uno solo de sus firmes principios, esa es Angelus Apatrida.
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1 comentario
Interesante resumen por parte de estas grandes bandas que se dieron cita en el ZURBARAN burgales y de las cuales sobresalieron por encima del resto las de ANGELUS APATRIDA y los germanos FREEDON CALL. Deseando estoy que llegue este próximo Sábado para disfrutar de el potente directo de ANGELUS APATRIDA junto a VITA IMANA y HORA ZULU en el ESTAKA ROCK jienense.