Crónicas

Poncho K + El Desván: La sencillez con la que nos canta

«Poncho K, fue humildad, poesía y sencillez, y es la razón de que se le quiera tanto»

25 noviembre 2017

Sala Cats, Madrid

Texto y fotos: Alejandro García Aguejas

Alfonso Caballero o más conocido como “Poncho K” volvía a Madrid con su nuevo disco ‘11 Palos’. Un disco que personalmente me encanta. Poncho K tiene la capacidad de transmitir rabia, energía, amor, arte…con mucha sencillez y sin ocultar nada. Es humildad y poesía callejera sin filtros.

Antes que el autor sevillano, tocaban los pamploneses El Desván. Rock del estilo de Marea que presentaban su segundo disco “La taberna del infierno”. Abrieron con “Cerca del cielo” y “Antihéroes”. Desafortunadamente no tuvieron mucho público, pero aprovecharon sus 45 minutos con mucha energía. Hicieron un llamamiento ante la violencia machista con “Jungla de cemento”. Para terminar, tocaron “El coraje del silencio” y “Una noche más”.

Poncho K saltó al escenario a pecho descubierto con su banda y comenzaron con “El gallo y la veleta”, de su nuevo largo. Poncho K es hombre de poca verborrea y sí de muchas canciones. No para ni un momento, solo para algún leve saludo, pero las canciones caen una tras otra sin respiro. Así, hasta una treintena de canciones en menos de dos horas.

Volvieron al repertorio “Herrero” y “Quemar los poemas”, una alegría poder escucharlas en directo. “Un golpe por seguir vivo”, “De ninguna parte” o “¿Quién apagará?” fueron las siguientes mientras los presentes saltaban, bailaban y canturreaban. Tras “Los carniceros” hizo una breve pausa para avisarnos que grabarían en ese instante “La niña del caracol” para un próximo videoclip.

Poncho K y su banda volvieron a despachar canciones de su discografía, “Punki Gitano”, “Así me lo invento”, “El bicho” o “No me sale del coño”, una de sus últimas canciones y personalmente de las que más me gusta de su extenso cancionero. Recuperó para esta gira “Al loro”, y con “El último sol” acabó la primera parte del concierto.

Poncho K se quedó solo con su guitarra acústica y cantó “Laureles”. Hizo una versión acústica de “Amor platónico” con la banda mucho menos macarra que la original y “Magia pura”, la canción acústica del “11 Palos”.

Para la última parte del concierto empezó con “Arrebatos de primavera” y “Manolito Caramierda”, la canción contra el bullying escolar: “todos somos Manolito”. Poncho K no pasó la ocasión en esta canción para decir su habitual frase: “pues se ha quedado buena tarde”. El ritmo creció de una manera apasionante, de manera que nos apretujábamos hasta el escenario con canciones como “Mentiras de sal”, “Verborrea” o “Una historia con las manos”.  Tras “Al marchar” y “Lo tierno y la corteza” el concierto acabó con “Al trote” y “De sereno”, alargando ese solo de la sintonía del Tetris mientras lo tocaban más rápido.

Lo peor del concierto, fueron esos focos que colocaron delante del escenario y que apuntaban a las primeras filas. No sé a quién se le ocurrió eso, pero es lo peor que he visto en un concierto, por poco nos dejan ciegos. En cuanto a Poncho K, fue humildad, poesía y sencillez y es la razón de que se le quiera tanto. Es uno de los mejores autores de nuestro rock que con 36 años lleva una extensa carrera con 7 discos de estudio y uno en directo. Prometió que después se iba a poner hasta las grecas, sin duda, se lo ganó.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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