Loquillo: Sigue siendo el Rey

Puntualidad, cinco minutos de cortesía, breve intro y arranque con “Los buscadores”. Loquillo, con traje negro, contrastaba con el colorido del resto de la banda, también trajeada. Nada más arrancar ya suena impresionante, destaca Josu García con su guitarra de doce cuerdas.  Es el anticipo que nos auguraba una gran noche.

Después, se sucedieron varias canciones, todas ellas de diferentes discos. Se notaba el esmero en buscar un repertorio equilibrado, que nos mostrara una dilatada carrera. Hay que cuidar las canciones, su inmortalidad está ligada a los directos que las hacen grandes. Entre ellas, “La Libertad”, canción del nuevo disco que, con sus potentes guitarras y pegadizo estribillo, enganchó al público.

En otro de los nuevos títulos, “Sonríe”, pudimos disfrutar del gran Dani Le.No, colega desde los tiempos en que tocaba con Los Rebeldes. Con su enérgico saxo, como siempre, llena de fuerza cualquier escenario. También intervendría junto a otros saxos en temas como “La mafia del baile”, “El Rey” o “Feo, fuerte y formal”.

Las canciones hablaron por sí solas, no hizo falta explicarlas, Loquillo lo sabe muy bien. En “Historia de dos ciudades” hubo una breve referencia al autor y amigo Gabriel Sopeña. Con “Cruzando el paraíso” el homenaje fue para Johnny Hallyday. Así consiguió rendir al público.

Loquillo transmite todo el carisma que atesora, se movió por un escenario sobrio con elegantes pasos de baile, y no perdió ninguna ocasión para interactuar con su público, incluso bajando al foso para cantar junto a sus fans “Carne para Linda”. Él era el centro de atención, no necesita otros juegos de artificio.

Como gran líder, sabe que hay que rodearse de los mejores; y así lo explicó en la presentación de sus músicos, “sumando, nunca restando”. El Loco no tiene ningún problema en que los miembros de su gran banda expresen su talento, incluso en varios momentos del concierto tomó distancia, viendo cómo interactuaban.

En “El rey del glam”, el gran Igor Paskual, con boa roja y sombrero, se convirtió en una figura electrizante, difícil de olvidar. También Alfonso Alcalá asumió cierto protagonismo arrancándose con unos ritmos aflamencados antes de los acordes de “La mataré”, que continuó el genial Josu García. En general, las guitarras de Igor y Josu, junto a Pablo Pérez, se complementan a la perfección, y bajo la base de Laurent Castagnet a la batería, y los teclados de Gabriel Casanova, hacen difícil ver un espectáculo mejor en los escenarios del panorama nacional.

Los últimos siete temas fueron los grandes clásicos: “Cadillac solitario”, “El ritmo del garaje” o “Rock and roll Star”, que consiguieron llevar al público al éxtasis, coreando las letras junto al Loco. Se agradece que la interpretación contara con alguna variante que aportó cierta frescura las canciones sin que perdieran su esencia.

El final de fiesta estaba reservado para “Las calles de Madrid”, que supuso el broche perfecto para una noche inolvidable. La gente disfrutó de un concierto espectacular con la interpretación de 25 canciones de la dilatada carrera de Loquillo. Los abrazos de los miembros de la banda demuestran que hay un equipo que funciona y que disfruta haciendo rock and roll.

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