Crónicas
Guns N' Roses + Gary Clark Jr. + Uoho en Sevilla: De vuelta a la jungla
«La banda está en perfecta forma, su estado físico es impecable, y lo que han crecido como músicos es indiscutible. Siete samuráis llenaron un estadio y prepararon un setlist que intenta resumir cómo fue una carrera que dejó marcada a una generación»
7 junio 2022
Estadio Benito Villamarín, Sevilla
Texto: Sebas Abdala. Fotos: @Darachriss
Sevilla fue sede de la segunda fecha de la gira de una de las bandas que más noticias generó en el primer lustro de la década de los noventa. Guns N' Roses volvía treinta años después al mismo estadio, en el mismo mes; y arrastraron de nuevo a decenas de miles de personas. Esta vez el lleno del Benito Villamarín fue casi completo, y terminaron agotados por un show extenso, profesional e impecable, que en algo más de dos horas intentó poner en pie parte de la historia reciente de la música.
Con un calor cercano a los 45 grados, subía a escena Iñaki Antón liderando el proyecto Uoho, quienes fueron anunciados hace relativamente poco tiempo. Si bien la apertura de puertas fue con algo de retraso y caótica, al ingresar la agrupación de Iñaki estaba terminando la prueba de sonido, pero a las 19 horas en punto lanzaba los primeros acordes de su rock estamental de la escena española.
El grupo tuvo bastante en contra: un sonido regular hasta pasada la segunda canción hacía que los verdaderos matices que propone Uoho no pudieran apreciarse, sumado esto a un sol impiadoso pegando de lleno en los músicos que hizo que sacaran estirpe y pasaran a la gente por encima, que respondió enseguida al reconocer los riffs (o al menos el ADN) de quien fuera parte de básicos de nuestro rock como Platero y Tú o Extremoduro.
Apoyado por una guitarra imponente y de calidad callejera pero muy virtuosa, y por el despliegue mostrado por la banda, mostraron en un set que se me hizo muy corto detalles de músicos imperdibles. Resalto tres balazos al pecho incluidos en 'Interpretaciones - acto 1' por despliegue y ascendencia.
Lo mejor de este brevísimo paso por Sevilla lo notamos en "Cómo has perdido tú", original de Platero, que valió por su lírica antihéroe para captar la atención de los presentes. Esa lenta calma desplegó la excelencia de una banda con las espaldas suficientes para saber combinar al milímetro los teclados en tono con la crudeza de una voz y guitarra que relucen y ganan los primeros aplausos de la fecha.
Con “Voy a acabar borracho”, además, terminó de doblegar al público. Buena parte ya saltaba y comenzó a entregarse porque Uoho estaba haciendo lucir su oficio, apoyados esta vez en una base más rítmica potente, con esos punteos asesinos cargados de blues, sin exageración técnica, simplemente un tipo derramando su locuacidad y virtuosismo.
Después de anunciar que "nos vamos despidiendo" más gente se acercó corriendo para disfrutar, aunque fuera de un par de canciones del mito de Extremoduro y ver si caía alguna. Pues no tocaron "Puta", incluida en su primer lanzamiento, pero regalaron “Dentro de una botella”, sobrados de intensidad interpretativa. La armonización del teclado fue derramando un aura de recuerdos tristes en los que pintamos canas (y éramos muchos), por esa querencia que Iñaki supo alcanzar en su manejo del mástil, esa voz rota de Iñaki que te hace mella profunda, y la historia tan bien narrada, originalmente, por Inconscientes, para redondear un show muy breve, que dejó con ganas de más y sirvió para tirar las primeras llamas de una verdadera noche llena de leyendas. Incluido Uoho que, por oficio, hicieron que los detalles técnicos quedaran en eso, en detalles. Gigantes.
Un rato más tarde subía la ultra aceitada formación de Gary Clark Jr. ya con un sonido casi perfecto y proyección en las pantallas gigantes y su propuesta, que es una máquina de versatilidad dentro de estilos clásicos.
De comenzar con un funky suave, técnico y elegante, con una voz afinada al mejor estilo Prince, saltaron al rock and roll más clásico y puro. En apenas dos canciones mostraron sus virtudes. "What About Us" fue la piedra angular que cimentó el resto del show: lentitud funk, densidad y purísimo ambiente angelino de aquellos 70's experimentales en USA. Tramos de rock psicodélico con una avalancha de teclas y estado contemplativo, para saltar a una introducción con aroma a Hendrix y un descarnado blues sureño de interpretación suprema con un Hammond perfecto.
Podría hacer referencias a Clapton y Albert Collins para ilustrar mejor la suavidad de un show que fue la calma que precede a la tormenta. Imperdible para quienes gusten de música bien ejecutada.
Entonces era el momento de Guns N' Roses. El campo estaba casi lleno cuando a las 21:45, con apenas un cortometraje de introducción en las pantallas, sin buenas noches ni nada, aparecieron todos y golpearon con "It's So Easy" y "Mr. Browstone".
Axl Rose lleno de dinamita y dispuesto a llevar todo el peso del show y Duff Mckagan en los primeros coros, y la brutalidad seca de aquel 'Appetite for Destruction', descarnado y sorprendente, dieron paso a "Chinese Democracy" mientras los rumores comenzaban: si bien la gente disfrutaba, había cierto recelo, digamos, por cuánto aguantaría la banda a ese ritmo. Luego toda duda se desvanecería.
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"Slither" (original de Velvet Revolver) terminó un tándem y un breve jugueteo de Slash con su Les Paul y un in crescendo que derivó en el grito: “You´re in the jungle, baby”, y toda la banda con "Welcome to the Jungle", despiadados, crueles y tan forajidos como en 1989, cuando el disco era prohibido por su portada en buena parte del globo.
Slash ya no saldría de escena, siguió con un jugueteo de cuerdas y su slide, y entró la primera dosis de 'Use Your Illusion' con "Double Talkin' Jive". Oscura y valedera para presentar ya al resto de los nuevos Gunners. El trabajo de Frank Ferrer en la batería es tan sólido y dinámico que hizo que nadie pudiera extrañar a Steven Adler o Matt Sorum; la banda fluía en cada tramo como si nunca hubiera desaparecido.
Sale Axl caminando como recién llegado al estadio y dice al público: “Bueno, hace un tiempo tuve otro trabajo. Sabéis a lo que me refiero”, y sin más comienza "Back in Black" de ACDC, estrenada en Sevilla con un estallido masivo que podría haber destruido la ciudad entera. Un par de segundos y cambio de tercio con "Absurd", uno de los nuevos temas del grupo, que dejaba los primeros destellos de Melissa Reese en coros y teclados.
Axl no estaba quieto en ningún momento, como en sus mejores tiempos, pero superior. El vestuario que a veces se convertía en monótono, ahora apenas pasaba por un cambio de camiseta y de nuevo a usar todo el escenario en cada canción, con una capacidad vocal y estado físico que lo ratifica como uno de los mejores frontman de la historia.
"Rocket Queen" volvió a levantar al público. La banda desparramaba potencia y, en ese breve intermedio donde Slash solía brindar otro solo, esta vez permitió que su compañero actual a la guitarra, Richard Fortus, diera cuenta de sus habilidades con un punteo de virtudes remarcables que se sumó al ambiente oscuro y melancólico de esta canción.
La homogeneidad entre Axl y Slash por la interpretación y el virtuosismo es algo que ha potenciado a Guns N' Roses. Una mirada entre ambos y golpearon con "Reckless Life" y "Live and Let Die". Velocidad, potencia y misticismo con un Rose que desplegaba su misma ferocidad incontenible de antaño, dando vueltas sobre sí mismo, o masticando cada frase y escupiéndola con la misma rabia de siempre.
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Detalles artísticos que iban creciendo: mientras sonaba "Live and Let Die" las pantallas estaban en blanco y negro, imposible pensar en vídeos como "Yesterday", pero de pronto comenzaba "Estranged", la complicada y taciturna balada que cerró el ciclo de 'Use Your Illusion', y que muchos medios por aquel entonces decían que la banda era incapaz de reproducir, que demostró que Dizzy Reed es (y ha sido) un engranaje fundamental en el grupo. Fue puramente apabullante, pero remarco el tramo final, donde todo sonaba perfecto, donde ya no había cinco coristas, ni samplers, pero sí encontramos a un Axl reflexivo, como si cada verso fuera, en verdad, un mensaje a él mismo. Su sonrisa mientras clamaba “You don't talk so loud, you don't walk so proud, anymore, and what for?” y su carrera posterior, dejó una conexión con el público que ya estaba satisfecho por lo visto. Guns N' Roses siempre fueron explosivos, y de este momento tan íntimo salto en décimas de segundo a "You Could Be Mine" y de nuevo el estadio entero a saltar y corear hasta tapar, casi, a la banda. Apoteosis de una era.
Paso a Duff McKagan, que mantiene el espíritu punk del grupo con vida, y una potente versión de "I Wanna Be Your Dog" de los Stooges. Sin cambios, simple rabia y desazón al mejor estilo Iggy Pop, y una feroz simbiosis entre bajo y batería, más un Richard Fortus salvaje aporreando la guitarra por todo el escenario y, de nuevo, Saul Hudson, con un solo de guitarra para enmarcar, hicieron otro momento memorable para los que estuvimos allí.
“Gracias, amigos” de Duff y caía un "Hard Skool" impecable, clásico sonido L.A., que recuerda a esas demos de Hollywood Rose, con Axl muy bien apoyado por los coros, esta vez, y de ahora en adelante, de Dizzy y Melissa, que también sobresalieron en "Civil War". Si bien había banderas de Ucrania a ambos lados del escenario, en ningún momento Axl se detuvo con ningún discurso. La letra de esta mítica canción y la interpretación fueron suficiente para recordarnos que, lamentablemente, sigue vigente.
La presentación del grupo, integrante por integrante, con broma incluida haciendo como que no recordaba el nombre de Slash, precedió al temazo instrumental de Albert King "Born Under a Bad Sign". Creo que lo mejor de esta nueva gira es que no hay respiro ni otro atrezo más que la potencia y la interpretación.
Aunque parezca que me repito, de la nada comenzó "Sweet Child O´Mine", en una versión ultra ajustada a la del álbum, y mientras terminábamos de exhalar melancolía, aparecen gotas en las pantallas y Axl en su piano, con los primeros compases de "November Rain". Extraordinaria versión, con un juego en la parte final entre Dizzy, Melissa y Axl que despertó una catarata de aplausos.
Aprovechando esa dulce tristeza, con vestimenta de Axl de luto y Slash con su doble guitarra, un poco del “Only Women Bleed” de Alice Cooper sirvió de preámbulo para "Knockin on Heaven's Door” en una versión interesante, con el mismo juego de siempre entre Axl y el público, pero su garganta, de nuevo, a tope y cabreado. Hablando de cabreo, tal vez por lo armónico de la canción anterior, escuchar de pronto el silbato de un tren pareció atronador: "Nightrain" llegaba para volver a crispar los ánimos con esa voz cruda y borracha de Axl, combinada con sus agudos más extremos y, la verdad, sorprendentes, por el esfuerzo hasta el momento, y por los años que lleva ya vividos.
La gente estaba agotada, la banda no paró ni un segundo, no dio respiro, no se enrollaron en cambios ni tonterías que no sumaran al espectáculo. Ni siquiera para los bises tardaron más de dos minutos. Y un humor extraño se apoderó de los más fieles cuando comenzó a escucharse el latido denso de un corazón: "Coma" fue otro momento donde los Guns conectaron verdaderamente con todos los que allí estuvimos, por potencia, por profesionalidad, por mística e historia.
Se sentó la banda con guitarras acústicas a los pies de la batería, y comenzaron los suaves acordes de "Black Bird" de The Beatles, ayudando un poco para salir de la intensidad de "Coma", y "Patience" hizo brillar todo el estadio con móviles, luces tenues y suspiros. Axl no dejaba de recorrer el escenario de lado a lado, cantando y actuando, interpretando, como si nada en él hubiera cambiado. Mejor dicho, hay mucho que ha mejorado, madurado, pero su ferocidad o su extremo costado ecléctico siguen ahí.
Suspiros, decía, y una bonita versión acústica de Jimmy Webb, la ultra conocida "Wichita Lineman", como último respiro al público, y de pronto la punkarrada de "You´re Crazy" en eléctrico para terminar de reventar a quienes dudaban del show que iba a dar el grupo.
Infernal el ritmo, la velocidad, la performance de todos y cada uno, terminaron de ganar por K.O. y, para despedirse, por supuesto, los suaves acordes de "Paradise City", de nuevo, sin cambios excesivos de vestuario, sin luces estroboscópicas ni coristas con panderetas. Simplemente siete samuráis que llenaron un estadio y prepararon un setlist que intenta resumir cómo fue una carrera que dejó marcada a una generación. Un setlist que acalla cualquier pregunta con mala intención antes de ser realizada.
La banda está en perfecta forma, su estado físico es impecable, y lo que han crecido como músicos es indiscutible. Muchos dicen que la voz de Axl no es la de antes, que Slash hace siempre lo mismo y que McKagan está ahí por contrato. Yo digo, desde el conocimiento de haberlos visto en distintos puntos de su carrera, sin miedo a equivocarme, que esta gira de Guns N' Roses en 2022 supera con creces cualquier otra que haya dado la banda antes de 1993. Y sobre todo porque ese Axl fastidioso y provocativo es un recuerdo de otra era cuando incluso nosotros, los de entonces, tampoco éramos tan buenos chicos.
It´S So Easy
Mr.Brownstone
Chinese Democracy
Slither
Welcome To The Jungle
Double Talkin´Jive
Back In Black
Absurd
Rocket Queen
Reckless Life
Live And Let Die
Estranged
You Could Be Mine
I Wanna Be Your Dog
Hard Skool
Civil War
Slash Solo
Sweet Child O´Mine
November Rain
Knockin' On Heaven's Door
Nightrain
Coma
Patience
Wichita Lineman
You're Crazy
Paradise City
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2 comentarios
Muy buen resumen hacia el gran concierto que se marcaron estas tres bandas en especial la de los históricos GUNS AND ROSES en el estadio del Real Betis y viendo este pedazo de Setlist solo lesp udo salir otro gran concierto a la banda angelina.
Impecable nota, estuve en el show y me emocioné reviviendo cada momento mientras leía. Un artículo para guardar de recuerdo, gracias!