Crónica de Gritando en Silencio: “Nueva cita con su propia historia”

Dani de Carroña

Kamikazes, la nueva banda que se han montado varios miembros de Carroña, fueron los invitados al festín. No puedo comentar nada porque cuando entramos en la But ya habían cerrado su set.

Y es que no llegaba el reloj a las nueve de la noche cuando Gritando en Silencio irrumpió a trompicones bajo el manto de “Mi último cartucho”, piedra de toque de su flamante nuevo redondo al que también sirve de apertura. Para disipar rápido las dudas sobre lo que va a sonar esta noche y lo que no, “Dos semanas y unos domingos” tira de recuerdos y anexa lo nuevo con lo clásico al unificarla con el pantanoso riff que anuncia “Rumbo de colisión”; pinta a clásico de los buenos.

La sala está a reventar, con todo vendido, y el gentío impulsa a la banda a despojar el nerviosismo previo de las noches grandes. Madrid siempre responde a su llamada, y hoy, con nuevas historias que contarnos, no iba a ser menos.

Saludos hacia los de abajo para presentar una de antes que cuaja mucho con las de ahora: “Alma de blues”. Celebrada brutalmente es “Actitud”, más yo me decanto, de largo, por la veloz “Mírame desnudo”, cuya interpretación bordan. Vuelven a lo actual para completar un bloque homogéneo con “Sácame de aquí”, menos celebrada que su sucesora, que se encarga de reivindicar y calentar el ambiente: “A las armas”, que, aunque es una de mis debilidades, quedó algo inocua debido a la ecualización, a pesar de la cera que mete Dani de Carroña con sus rapeos intermedios.

“Entre tus piernas” sigue siendo un punto álgido, mientras que la anti-taurina “Ya debió cambiar” se celebra a tope únicamente en la cúspide. “Lágrimas de un paria” choca en este punto, patinazo mínimo en algo que estaban clavando, como es la disposición de cada rola. Lo bueno es que “Como si no hubiera nada más”, a priori cargando en demasía con las novedades, es recibida como si fuera de la década pasada.

Marcos Molina

“Días grises” gusta, y de la mano de “A la luz de una sonrisa” y la tragedia de “Perdedores en la lluvia” forman un bloque muy digno, que sin embargo se tambalea con “Atrapado en tu mundo”. “Vértigo” viene a poner la guinda al pastel, y con las luces de la sala cual lluvia de cristales cayendo sobre los asistentes, y la virulencia épica del tema en sí, hacen camino. Sublime.

Nos vamos a los bises, y aprovechando la coyuntura del instante, la unión de las dos composiciones de “Rutina en las venas” echan abajo la capital que se derrite al poner su alma en el cántico acompañado. Ni la marcha de “Los ojos del huracán” ni el dobro que rasguea Marcos en “Volviendo a casa” consiguen mantener el pulso al que se había llegado, algo que evidentemente sí es capaz de hacer “Rock and roll de Barrabás” con Kamikazes a la ayuda.

“Va por vosotros” cierra la historia. Más de dos horas en las que supieron hacer de todo y casi siempre perfecto. Con ‘Material inflamable’ en la palestra han desaparecido algunas perlas del cancionero; lógico. Aun así, han equilibrado la balanza y, una vez más, se llevan de calle un foro donde siempre ganan.

Una banda que ha dado otro gran paso y cuyo horizonte cada vez está más allá.

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