Crónicas

George Thorogood + Vintage Trouble: ¡Esto es rock and roll, señores!

«George Thorogood siempre ha dicho que su punto culminante cada noche es cuando se sube a un escenario y toca sus grandes éxitos para hacer feliz a la gente. Si al final del espectáculo el público sonríe y no ve a ningún policía, todo el mundo ha recibido el valor de su dinero.»

13 julio 2022

Noches del Botánico, Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Madrid

Texto: José Luis Martín. Fotos: Antonio Martín

A la manera de los añorados cines de barrio, que en los ochenta programaban doble sesión de películas, en las noches del botánico nos tenían preparado algo similar musicalmente hablando, con dos formaciones como George Thorogood & the Destroyers y Vintage Trouble, que se desenvuelven sobre un escenario como si fuera su hábitat natural, y que hacen vibrar al público de verdad.

En varias ocasiones hemos señalado no estar muy de acuerdo en el uso que se hace del término telonero para describir al músico que abre para el artista principal por tener ciertas connotaciones negativas, y en casos como el que nos ocupa con mayor motivo, dada la calidad de Vintage Trouble.

Vintage Trouble

La banda angelina, formada en 2010, a la que conocimos cinco años después, cuando fueron invitados por AC/DC en su “Rock or Bust World Tour”, ofreció durante casi hora y cuarto una actuación impecable y vigorosa. Vintage Trouble se mueven por una fina línea entre el rock and roll, el blues rock y el soul, y esa versatilidad les ha permitido actuar también junto a The Rolling Stones, The Who, Gov’t Mule, Lenny Kravitz, Joss Stone o Paloma Faith, entre otros.

Venían a presentarnos su último trabajo de 2021, ‘Juke Joint Gems’, una colección de canciones de las primeras sesiones de grabación de la banda, con rarezas inéditas y favoritas del directo de una década pasada. Y de este álbum fueron las dos iniciales e intensas “Love With Me” y “Low Down Dirty Dog”, completándolo con esa delicia soul, “The World’s Gonna Have to Take a Turn Around”, interpretada con todos los músicos sentados sobre la tarima de la batería, y reivindicando el amor por los seres queridos “Lo and Behold” y “Red-Handed”.

Su vocalista, Ty Taylor, que fue aclamado por los asistentes por sus saltos, sus números contorsionistas, sus recorridos por el escenario y su derroche de voz y energía, estuvo muy bien acompañado por el guitarrista Nalle Colt, con el que inició este proyecto, el bajista Rick Barrio, y el batería Richard Danielson, además de la colaboración en las voces y coros de Tawney Dolley, componente de Vybration.

Se vivieron momentos de mucha excitación con canciones como la electrizante “Run Like the River”, pidiendo Ty que le acompañáramos en los coros; “Blues Hand Me Down”, con lucimiento de Nalle a las seis cuerdas; y “Pelvis Pusher”, que con su nombre ya estaba todo dicho, mientras veíamos su eufórico vídeo en la pantalla posterior.

Sin lugar a dudas, una banda que hay que ver al menos una vez en la vida, porque el espectáculo está garantizado y al público se lo lleva de calle.

George Thorogood

Y llegaba el turno del veterano George Thorogood, el guitarrista, vocalista y compositor estadounidense de blues rock, que visitaba por segunda vez la capital, tras aquella primera en 2013 en La Riviera, y ojalá que no sea la última.

Su repertorio no fue muy extenso, algo que podíamos intuir por la edad del músico de Delaware, que cumplió en febrero los 72 años, pero que no escatimó en entrega, alargando las canciones, marcándose unos frenéticos y vertiginosos solos, y ofreciendo una imagen muy cercana y empática con los espectadores. Sí nos resultó curioso que, teniendo una cantidad considerable de discos, recurriera a nada más y nada menos que seis versiones de clásicos de la escena americana.

Su inicio con el rocanrolero “Rock Party” iba a ser toda una declaración de intenciones de lo que nos esperaba durante su actuación. Se metió en faena con una tríada de versiones de clásicos como “Who Do You Love?” de Bo Diddley, “Shot Down” de The Sonics, y “Night Time” de The Strangeloves, aquella banda ficticia creada en 1964 por unos productores que sacaron un solo disco.

Con la imprescindible “I Drink Alone” abrió la espita de esa fijación con las bebidas alcohólicas que continuó con “One Bourbon, One Scotch, One Beer”, versión del cantante y pianista americano de rhythm & blues Amos Milbur, y casi al final con la festiva “Tequila”, además de la instrumental de The Champs, en la que el saxo de Buddy Leach jugó un papel destacado. El resto de miembros que le acompañaron fueron el guitarrista Jim Suhler, el bajista Bill Blough, y el batería Jeff Simon, amigo de George desde la infancia y miembro de los Destroyers desde hace más de 45 años.

El guitarrista americano lució su faceta más divertida, conectó enseguida con sus seguidores, a los que miraba desafiante y se mostró presumido cuando se quitó la cinta del pelo tras las primeras canciones, y después de atusarse el pelo le regaló el peine a un niño que estaba en las primeras filas.

No faltaron clásicos como “Gear Jammer”, “Get a Haircut”, y su himno por antonomasia y tema franquicia: “Bad to the Bone”, "malo hasta la médula" en castellano, que ha sido muy utilizado en multitud de películas como "Terminator 2", "Christine" o "Este chico es un demonio" (1 y 2), entre otras. En una versión extendida, y luciendo su “White Fang” Epiphone ES-125TDC, guitarra que la marca creó para él en 2020, nos regaló momentos inolvidables, poniendo muecas y caras imposibles, rasgando las cuerdas hasta casi la extenuación y además sin utilizar ninguna púa, como en todo el concierto, mientras asomaban esos esparadrapos que le tapaban las heridas de guerra.

A ritmo del rock and roll de “Move it on Mover”, que compuso el cantante de música country americano Hank Williams, se despidió momentáneamente antes del bis final.

No tardó mucho en volver, esta vez sin guitarra, para enfrentarse a un maravilloso “Born to Be Bad” con el público desatado, que cantaba y se movía al ritmo de la canción y que le despidió con una gran ovación, como no era para menos, tras una hora y media de concierto y de plena comunión con la audiencia.

George Thorogood siempre ha dicho que su punto culminante cada noche es cuando se sube a un escenario y toca sus grandes éxitos para hacer feliz a la gente. Si al final del espectáculo el público sonríe y no ve a ningún policía, todo el mundo ha recibido el valor de su dinero.

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