A veces, las relaciones empiezan con un simple gesto, un saludo o encuentros casuales. Pues eso le sucedió a un servidor con la banda argentina El Mató a un Policía Motorizado hace unas temporadas. Un miembro de la banda me invitó a verlos en directo y pude contemplar cómo poseen esa fórmula de alquimia perfecta del sonido, con la cual saben apoderarse de las almas. Un grupo al cual, en su día, tuve la posibilidad de escuchar directamente en vivo, sin información previa y sin ideas preconcebidas.
Tras varios shows de la agrupación sobre mis espaldas, después de aquel bautismo en Granada, pudieron sostener, sin lugar a dudas, que poseen uno de los directos más sólidos del panorama internacional. Prueba irrefutable de ello es que tocan en escenarios de todo el orbe con gran éxito, exhibiendo su talento y su propuesta de rock alternativo.
Previamente, en el Movistar Arena de Madrid, pudimos disfrutar de Axolotes Mexicanos. Un quinteto, con más de una década de trayectoria, que sigue cautivando a base de rítmicas canciones y disparos certeros. Entre sus miembros encontramos ilustres del panorama estatal de bandas como Carolina Durante, Temerario Mario, No Fucks y Confeti De Odio, por mencionar algunos de los proyectos en paralelo que poseen los integrantes.

Sus texturas poseen esa mezcla entre grito de juventud eterna y rebeldía atemporal que plasman en canciones con letras impregnadas de buenas dosis de ironía como “Te quiero (…)”, “Astor” y “Cara de idiota”, entre otras. En su corto y efectivo set, rubricaron una vez más esos guitarrazos que entremezclan un punk cañero y unos tambores potentes que se suman a la guía magnética de Olaya Pedraves ejerciendo de frontwoman. Gran ovación al concluir y misión cumplida. Encendieron un fuego perfecto.
Tras los correspondientes ajustes y con el respetable ya alistado, se lanzaba la intro y la enorme pantalla central mostraba imágenes de una televisión yéndose a blanco y negro porque se queda sin señal. Luces rojas muy potentes se entremezclan con la oscuridad y el abundante humo se fusiona con las figuras de los seis músicos de El Mató a un Policía Motorizado, que ingresan, y con los primeros acordes de “El magentismo”, la fiesta es completa.

Si Axolotes encendió el fuego, el grupo argentino supo mantenerlo, poner toda la carne sobre las brasas y avivarlo constantemente durante casi dos horas de directo sublime. En su función, la cual se puede considerar como un encuentro familiar debido a la devoción que permanentemente le confesaba el público local, las visuales no quitan protagonismo en ningún momento a las canciones. Acompañan discretamente y, por momentos, la pantalla luce apagada completamente. Himnos para el respetable del calibre “Sábado”, “Diamante roto” y “Mas o menos bien” hacen latir al Palacio de Deportes de Madrid al unísono.
“Buenas noches, amigas y amigos. Gracias por venir”, dice Santiago Morotizado, vocalista y guitarrista de la banda rioplatense. El grupo en directo se transforma en un sexteto que suena sólido, pulcro y acompasado. Su show es magnético e hipnótico. Prosiguen el repaso por sus más de dos décadas de trayectoria con “La noche eterna”, “Terrorismo” y “Moderato”, entre otras. Gran vehemencia demostraba el público acompañando en todo momento.

Santi, en el transcurso del histórico show, sostenía: “Es una noche mágica para nosotros. Jamás soñamos con tocar en un recinto tan grande. Gracias a los chicos de los Axolotes Mexicanos”. Por momentos, el cantante hace juegos luciendo músculos cual representante de lucha libre. Concede miradas cómplices a las primeras filas y se lo ve compenetrado a la perfección con sus compañeros.
Hace unas semanas, me encontré paseando por la Calle Mayor de Madrid al cantante, que se encontraba presentando su proyecto solista, y me manifestaba, Santiago, que estaban muy ilusionados, que se iban a entregar por completo. Y vaya si lo hicieron. Son capaces de crear una conexión que va más allá de lo físico; llega hasta lo espiritual, como se pudo observar en el alma de los presentes.
“Medalla de oro”, “Voy a disparar al aire” y “Yoni B” crean atmósferas envolventes que transportan a la platea a mundos paralelos, donde los sentimientos y las emociones siempre juegan a su favor. Los dados siempre dan seis. Si aún no los han visto en vivo, no se los pierdan.

Tras “Excalibur”, se subió para acompañarlos Ana, más conocida por su nombre artístico La Bien Querida, en una majestuosa versión de “El mundo extraño” y, de esta forma, se concluía la primera parte del concierto.
Trascurridos unos minutos, regresaba Santiago Motorizado, acompañado solamente por Agustín “Chatrán Chatrán” Spasof en teclados, para acariciar lo más profundo de los presentes con “El universo”, y ya con el resto de sus compañeros, invitaron a Diego, un bajista peruano, para que los acompañara en “Estos últimos días”.
“¿Quieren más? Hoy es miércoles, ¿se pueden quedar un poco más?”, consulta el frontman y, sin contemplaciones, disparan con “Chica rutera”, “Ahora imagino cosas”, el clásico de su repertorio “Chica de oro”, y concluían apoteósicamente con “Mi próximo movimiento”. Saludaban a todos los presentes y el público fiel y extasiado se retiraba mientras eran encendidas las luces. Pero atención: trascurridos unos minutos, regresaba la banda, se apagaban las luces y ofrecían una versión antológica de “Amigo Piedra”, para esta vez sí, concluir y poner punto y final a una velada para enmarcar.
El Mató a un Policía Motorizado pasó por Madrid, rubricando una vez más que juegan de local en la capital.
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