Dry River: Capitanes intrépidos

El ambiente en la sala tuvo una entrada magnífica, con muchísimos fieles seguidores agolpados en las primeras filas ataviados con carteles y camisetas con el reconocible logo de la banda. De hecho, dado que no había foso de fotógrafos por la ubicación baja del escenario, y al llegar escasos quince minutos antes de que el show diera comienzo, tuvimos dificultades para poder posicionarnos en un lugar cercano para hacer las fotografías, por lo que pedimos disculpas porque la iluminación desde nuestra posición no era la idónea.

Así, de una manera más que exacta, a las diez en punto, tal y como rezaba la entrada, el que es el séptimo miembro de la banda y encargado de escenificar con sus performances varios de los momentos de la noche, Luismi “Fanfi”, aparecía en el escenario con un rimbombante discurso en el que nos decía: “Hoy es una noche muy especial, porque todos los planetas del Universo, se han alineado encima de este lugar, y gracias a la luna y sus efluvios celestiales sobre nuestras cabezas, vamos a disfrutar del mejor grupo del Universo: ¡Con todos ustedes, Dry River!”

Acto seguido, estos seis maestros comenzaron más que seguros de sí mismos apostando sin remilgos por su recién editado nuevo disco, ‘Cuarto creciente’, y el que fue su primer single de adelanto, la magnífica “Culpable”, de letra ácida y crítica. Ya desde el primer momento, pudimos comprobar que aquello era un hervidero y que la sintonía y feedback entre banda y público iba a ser perfecta desde el minuto cero. Ángel Belinchón no sólo es un vocalista de diez, clavando nota por nota y sin perder fuelle cada canción, sino que es un frontman como la copa de un pino, con un sentido del humor que le hace conectar con el público al cien por cien. El cantante quedó anonadado al ver que los dos primeros temas de tan reciente hornada fueron coreados con la misma pasión que cualquier otro clásico de la banda.

Se lo dije a Ángel en la reciente entrevista que podéis leer en esta web, así como lo afirmé en la crítica que hice del álbum, y lo suscribo, “Segundo intento”, que fue el segundo corte en caer, es un tema redondísimo, de mis favoritos del disco, y tiene toda la pinta de que será de los que se quedarán como fijos en el repertorio con el tiempo. Su ejecución fue también perfecta, pese a la complejidad de su base con esa batería tan especial de Pedro Corral, y es que eso es algo que también nos llamó la atención a todos, cómo temas tan nuevos pueden sonar tan clavados a como han sido concebidos inicialmente en el disco.

Llega el primer recuerdo a su anterior disco, ‘2038’, con la ostentosa “Camino”, un corte cuya letra es toda una declaración de intenciones, ya que el mejor premio que ganar, como reza la misma, es ver cómo los “dryriveros” la han hecho suya una noche más.

A continuación, Ángel bromea diciendo que van a seguir tocando canciones del nuevo disco porque “quiere que todos lo compremos al final del concierto” (algo que cumplimos religiosamente), y que van a caer todas, ante las risas del respetable. Así, es el turno de un corte que, pese a ser el más arriesgado de ‘Cuarto creciente’, funciona a las mil maravillas en directo, el progresivo y contundente “La serpiente”: menuda ejecución de destreza y virtuosismo por parte de toda la banda.

Aunque en un principio pensé que igual la reciente balada “Si no estás tú” no caería al mantenerse todavía fija en el repertorio su también balada del penúltimo disco, su interpretación no sólo sorprendió a la concurrencia, sino que fue coreada por ésta como una canción concebida hace diez años. Nos supo a gloria.

Caen dos joyas progresivas más del anterior disco de la banda como son “Fundido a negro” y “Perder el norte”, donde el vocalista no puede evitar bromear con los dos guitarristas de la banda, Matías Orero y el recién incorporado Guillermo Guerrero, diciéndonos que “son mancos y los compraron sin dedos”, y asegurando que él, que le gusta tocar la guitarra, ve imposible llegar al nivel técnico de sus compañeros.

Qué bien funcionó también en concierto “La libertad”, otro de los himnos melódicos más “queeneros” de su último plástico, que demostró estar al nivel de la inmensa pieza que le siguió, la ya infaltable “Traspasa mi piel”, de su segundo y ya lejano disco editado en 2014. Asimismo, “Capitán veneno”, su actual single y nuevo videoclip, homenaje al compositor gaditano de chirigotas Juan Carlos Aragón, se perfila como otro de los momentos cruciales de esta gira: cómo gana también esta canción en vivo.

Belinchón presenta entonces el siguiente tema con un “vamos a tocar una obra maestra”, y es que, modestia aparte, no es para menos, pues “Me va a faltar el aire” es, como acertadamente nos contó en la entrevista, su particular “Still Loving You”. Fue coreadísima y nos puso el vello de punta a todos en la Garaje Beat.

Pese a que la canción más “sorbete de limón” del último disco podría quizás haber cortado el buen ritmo de las composiciones interpretadas hasta ese momento, para nada fue así. “Funeral”, con letra de Carlos Raya, resultó también toda otra sorpresa en su versión de directo. No sólo por la divertida puesta en escena de “Fanfi”, que aparece ataviado como un enterrador (lápida incluida) y comienza a tomar medidas a cada uno de los componentes de la banda para su ataúd ante el descojone de todos, sino porque además es el momento elegido por Ángel para presentar a la banda con una larga improvisación. De este modo, la pieza se alarga con un interludio instrumental final donde el vocalista nos pide que cada vez que presente a un miembro de la banda le coreemos “eres el mejor, no eres el peor” al son de la melodía de la canción, y subamos de este modo la autoestima de cada uno de ellos.

Así, comienza a presentar con gran humor y ese simpático cántico al batería, Matías, y al bajista, David Mascaró. Con el nuevo teclista, Miguel Centelles, Ángel nos matiza que a pesar de que el solo final de “Funeral” fue grabado en el disco por Luis Prados, Centelles lo ha clavado de manera alucinante en el concierto, bromeando en que, si fuese americano y no valenciano, tendríamos todos posters suyos. Con igual entusiasmo presenta a los dos hachas de la banda: Matías Orero y el madrileño Guillermo Guerrero, el cual vacila al vocalista también introduciéndolo “como el señor que antes tenía mucho pelo”.

Llega un momento de relax con un espectacular solo de Guillermo Guerrero que incluye retazos instrumentales de la banda sonora de “Star Wars” y que sirve para introducirlo que fue, sin lugar a dudas, el momento más emotivo de la noche, con la sentida “Calles inundadas”, dedicada a la reciente pandemia que hemos vivido. Al fondo, se suceden, a la par que suena la canción, diversas imágenes proyectadas en la pantalla recordando las noticias que nos sobrecogieron hace sólo un par de años, y que nos remueve el corazón a cada uno de los presentes. La sentida e intensa poesía final con la que acaba el corte no hace más que arrancarnos unos aplausos que parece que no tienen fin.

Casi en el final, es el turno de otro clásico estrella, que, aunque no es ni mucho menos el mejor tema de la banda, sí que consigue en cada concierto sacarnos una gran sonrisa y hacernos bailar con su pegajosa melodía. “Irresistible”, con teclado en mano de Belinchón y la cachonda coreografía aeróbica de “Fanfi” en el escenario que seguimos como buenamente podemos, siempre nos llena de un buen rollo y una buena energía indescriptible.

Aunque llevan hora y media en el escenario, el tiempo se nos ha pasado volando y, tristemente, llegábamos ya al cierre definitivo con toda una oda a su público con esa nueva composición de título que les va como anillo al dedo, “Despedida”, que promete convertirse en su particular “We Are The Champions”. Toda la banda al completo se despide más que emocionada e incrédula por lo acontecido en esta mágica noche, redondeando el momento con el infaltable selfie final con la audiencia.

Creo que el mejor piropo y resumen que se puede hacer de este concierto me lo dijo un amigo después del mismo: “Gracias, definitivamente me has hecho descubrir a uno de mis grupos favoritos, y en directo me parecen incluso mejores”. Y es que este transatlántico que es Dry River, que ha estado anclado casi tres años, y que está al mando de seis capitanes de lujo que encajan cada uno como piezas en un puzzle perfecto, ha iniciado un nuevo viaje que promete llevarlos más lejos que nunca. Porque, como rezaba el título de una clásica película dirigida por Víctor Fleming y protagonizada por Spencer Tracy, todavía les queda por navegar muchas travesías a estos “Capitanes intrépidos”.

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