Crónicas
Crónica de D-A-D + Hangarvain: Resabios de whisky y gasolina
«A pesar de que obviaron un temazo del calibre de “Girl Nation”, resultó un recital con resabios de whisky y gasolina muy aceptable para una banda con una trayectoria que ya supera las tres décadas»
Sala Stage, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos (Barcelona): Josep Fleitas
La de cosas que uno puede llegar a perderse por carecer de la formación debida. Todas esas bandas que se ven en la tierna juventud sin pena ni gloria y que luego más adelante un servidor lamenta no haber prestado mayor atención a una circunstancia seguramente histórica. La falta de perspectiva que suele acompañar al ardor guerrero de la adolescencia torna incompatible que los hechos se desarrollen de otra forma. Y de igual manera que es un auténtico despropósito ponerse a leer una obra de la profundidad de ‘La Regenta’ a los 13 o 14 años, en una categoría similar habría que englobar el acudir a conciertos de ciertos grupos sin un zambullimiento previo en el género en cuestión.
Algo así nos pasó en un festival de Wacken en el que tuvimos la ocasión de contemplar a los daneses D-A-D en primera fila y aguantamos como las vacas al pasar el tren sin apreciar lo que de verdad teníamos delante. Poco recordamos de aquello salvo lo más superficial del asunto, esto es, la colección de bajos customizados de dos cuerdas de Stig Pedersen y sus llamativos atuendos, entre los que se incluía hasta un traje de torero, si mal no recuerdo, una hazaña tan políticamente incorrecta hoy en día que dudamos mucho que lo pudiera repetir sin que se le echen las hordas animalistas encima. Ha cambiado mucho el panorama en detrimento de la libertad de expresión.
Con un sentimiento de nostalgia en la memoria, así afrontamos la parada vizcaína de esta gira de los de Copenhague, que en realidad fue la primera vez en la que les vimos con propiedad. El prolongado silencio discográfico de casi una década convertía la cita en imprescindible para los fans vetustos, pues se antoja bastante improbable que nuevas generaciones se suban a su carro sin una inmersión plena en el hard rock o rock alternativo.
Por motivos laborales no llegamos a los teloneros Hangarvain, pero por la información que recopilamos no se trató tampoco de una descarga memorable, así que no lo sentimos mucho.
La escasa afluencia supondría un inconveniente añadido, aunque con las estrellas de la noche no anduvo tampoco el evento a reventar, lo suficiente para montar un poco de bulla. Sin agobios de ningún tipo. Los exaltados en posición delantera y los relajados a observar el asunto desde la barrera, como en todos sitios.
De esta forma, D-A-D abrieron su peculiar parque de atracciones con la novedad, “Burning Star”, pero no tardaron en echar la vista atrás hacia su pasado glorioso encadenando “Evil Twin”, “Jihad” o “Rim of Hell”, un triplete imprescindible para cualquier aficionado. La reciente “Nothing Ever Changes” no desentonó en absoluto en el repertorio, ni se sintió asimismo la inclusión de la homónima ‘A Prayer For The Loud’. Sin llegar a convertirse en una piedra angular, se han currado un trabajo muy decente para las distancias cortas.
El voceras Jesper Binzer sigue cantando igual que en estudio, con el ímpetu necesario y ese leve deje aguardentoso que es una de sus señas de identidad. Una tarea que en ocasiones comparte con el carismático bajista, que como era de esperar, sacó su artillería de instrumentos peculiares, como un bajo en forma de misil, otro con una Cruz de Hierro, un clavijero de guitarra o un modelo transparente con luces. El espectáculo estaba garantizado en ese sentido.
“The Sky Is Made Of Blues” constituía otro de los motivos para tener en cuenta sus lanzamientos actuales antes de los resabios de whisky y gasolina de su debut con “Jackie O” y “Riding With Sue”, entre los que colaron la melodía del “Ghost Riders In The Sky” popularizada por Johnny Cash, o eso nos pareció por lo menos. Y ahí andaba también el bueno de Stig levantando un bajo de aire desértico total con el cráneo de un animal. Para ponerse poncho y mascar tabaco.
“The Real Me” enganchó a los hard rockeros por su tono The Cult, mientras que “I Want What She’s Got” demostró que trabajos tan discretos como ‘Dic.Nii.Lan.Daft.Erd.Ark’ también poseen material aprovechable para las distancias cortas. Y el repaso a obras olvidadas continuó con “Monster Philosophy”, que da título a su álbum de 2008 y no es la bomba, pero ya vale para mantener la atención. La voluntad de no vivir de las rentas y de buscar un hueco en el panorama actual se vislumbra en “No doubt about it”, que podría ser hasta un tema de Airbourne con un poco más de revoluciones y ese solo rollo Angus Young por completo.
Pues así, sin darnos cuenta, llegamos hasta los bises, no sin que antes hubieran recurrido al viejo truco de hacer el chorra un poco con la batería para alargar el bolo de manera tramposa. Los chapurreos de Jesper con el castellano añadieron carácter cómico a la treta, pero no se disipó la sensación de pesadez y de haber presenciado algo repetido hasta la saciedad. ¿De verdad era necesario el solo de batería? ¿Interesan a alguien realmente, aparte de a los propios músicos? En fin, cuánto onanismo innecesario.
Regresaron con galones con una de sus piezas más populares, “Bad Craziness”, y ya pusieron la pica en Flandes con “Sleeping My Day Away”, que Jesper presentó como una canción sobre el “trabajo” en la que añadieron detalles arabescos a su popular solo antes de pillar carrerilla. Y después del frenesí eléctrico, ni cortos ni perezosos, los hermanos Binzer se armaron de acústicas para un “Laugh ‘n’ a 1/2” precedido por un “Bilbao, mi corazón” antes de que la peña entonara la letra a pulmón. Un dulzón pastel al que le faltaba la guinda que justo iría después, su himno “It’s After Dark”. El final inevitable con aire country para quitarse el sombrero.
Quedarán lejos los días de su laureado ‘No Fuel Left For The Pilgrins’, pero a pesar de que obviaron un temazo del calibre de “Girl Nation”, resultó un recital con resabios de whisky y gasolina muy aceptable para una banda con una trayectoria que ya supera las tres décadas. La noche en Disneyland sigue cautivando.
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1 comentario
Dignas actuaciones por parte de estas dos cojonudas bandas en Bilbao y con la veteranía que se gastan los daneses D-A-D a dia de hoy siguen ofreciendo un potente directo.