Crónicas
Cannibal Corpse + The Black Dahlia Murder + In Arkadia: Más máquinas que hombres
«“I Cum Blood” es una perfecta metáfora de lo que puede ocurrirte viendo uno de sus shows. Jefazos. »
4 marzo 2018
Sala Mon, Madrid
Texto: Alberto Zamora. Fotos: Nerea Ramos.
Aunque en disco nunca haya terminado de pillarles el tranquillo, es lo que tiene preferir Gotemburgo a Tampa y la melodía a la técnica, he de confesar que Cannibal Corpse consiguió dejarme con la boca abierta en su última visita a la capital, desplegando un recital de soberbia brutalidad, que se vio acompañado de una ejecución más propia de máquinas que de hombres que peinan canas.
aAntes de que el cadáver caníbal nos arrollara, tuvimos la desdicha de sufrir el concierto de In Arkadia, que se colocaron, sin problemas, en mi top personal de conciertos insufribles. Con una incomprensible preocupación por la pose y la coreografía, el bolo fue más una clase de step que una descarga de metal. Mientras que las mecánicas para el directo quedaban forzadas, la música pasaba sin pena ni gloria: death metal melódico que tiraba de breakdowns para poder hacer el karateka. Y es que una camiseta de Darkthrone no pega con gorra plana y bermudas. No todo vale amigos. Menos postureo y más música.
The Black Dahlia Murder borró de un plumazo el amargo sabor de los primeros teloneros con un concierto sobrio y contundente. Jugando perfectamente el papel de teloneros (otras veces les he visto más cercanos), los americanos dieron un amplio repaso a su última obra, `Nightbringers´, destacando el rítmico tema homónimo y el agresivo comienzo con “Widowmaker”. Temas nuevos como “Jars” convivieron con clásicos como “What a Horrible Night to Have a Curse” (que sonó a gloria bendita) y “Contagion”. Un concierto de estos adorables porretas siempre va a doscientos por hora y un setlist reducido, impuesto por las condiciones, dejó con ganas de más, de mucho más.
Lo de Corpsegrinder (Cannibal Corpse) es de otro planeta. Tener que compartir escenario con semejantes mastodontes técnicos, capaces de clavar mil notas por segundo con la facilidad del que se ata los cordones, y comerte a todos con patatas, escénicamente hablando, es digno de elogio. El show del vocalista fue sobresaliente, tanto en actitud como en capacidad vocal. Una monstruosidad imparable que, al menos, debe disfrutarse una vez en directo. No hace falta decir que el resto de componentes estuvieron a la altura, a pesar de cierto estatismo (es lo que tiene la edad y tener mil notas por segundo), destacando el legendario Alex Webters haciendo una simpar demostración de ejecución milimétrica a las cuatro cuerdas.
Cayeron hasta 5 temas de 'Red Before Black', el álbum que se encontraban presentando en sociedad: brillaron la extrema agresión de “Code of the Slashers”, la cera de “Only One Will Die” y la abrasiva “Corpus Delicti”. El concierto tuvo su retahíla de clásicos incuestionables (no faltó “Stripped, Raped and Strangled” y temas más recientes como “Make Them Suffer”) que, evidentemente, levantaron los mayores mosh-pit de la velada, aunque la sala fue un hervidero durante la hora y veinte que las leyendas tuvieron a bien estar sobre el escenario; ayudaron las insufribles temperaturas de la sala Mon, cuyo termostato se encuentra regulado por el mismísimo Satanás. La calima que tuvimos que sufrir durante la eterna “A Skull Full of Maggots” no se paga ni con todo el oro de Fort Knox.
Cannibal Corpse es historia viva del death metal de Florida. Cuando ves la intensidad y la perfección con la que ejecutan temas como “Hammer Smashed Face”, “The Wretched Spawn” o “Kill or Become”, simplemente puedes sonreír y pensar que, en cuanto a brutalidad, los americanos siempre han ido un paso por delante del resto, sin necesidad de ir a toda hostia en todo momento. “I Cum Blood” es una perfecta metáfora de lo que puede ocurrirte viendo uno de sus shows. Jefazos.
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