Crónicas
Belako: Cruzada contra las costumbres
«Sus míticos cambios de instrumentos han pasado a mejor vida y los discos cada vez son más experimentales, con tendencia escorada hacia la electrónica, aunque sin abandonar ese cajón de sastre en el que se ha convertido la etiqueta post punk»
13 octubre 2019
Sala Cubec, Barakaldo (Vizcaya)
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Nunca hay que perder la capacidad de reinventarse. Por muy consolidada que esté la carrera de cualquiera. Solo las estrellitas de cartón piedra tienen el ego tan descomunal para pensar que todo lo que hacen les sale genial y no merece cambiarse ni el más mínimo detalle. Los artistas de verdad sufren picos de popularidad y bajadas de ánimo, se cuestionan cosas, y si es necesario, hasta se comienza de cero. Borrón y cuenta nueva. Sin dramatismos.
Tal vez algo de ese estilo debieron pensar los vizcaínos Belako cuando optaron por desterrar el baile de instrumentos entre ellos en directo y dar mayor protagonismo a la función específica de cada uno, sin marear tanto la perdiz. Una transformación que en un principio no fue del todo entendida por varios seguidores, entre ellos un servidor, que veían a la vocalista un tanto huérfana en escena sin teclado y con un pasmoso hieratismo de esfinge. Mucho se echó también de menos que Lore dejara el bajo o que se pusiera a berrear en plan punk en “Vandalism”, una pieza que siempre solía desatar pogos frenéticos. Habían entrado en un bucle en el que sus conciertos eran tremendamente predecibles y uno casi podía imaginarse lo que iba a suceder en cada momento.
Hasta que les entró la chaladura y mutaron hacia otra dimensión. Tomaron el camino escarpado, la senda complicada que les exigía esforzarse para convencer a los reticentes. Si ya en el último Bay of Biscay nos causaron grata impresión por el realce y las tablas adquiridas por su frontwoman Cris, se adentraron de nuevo en esa tónica en el bolo que ofrecieron en el Imagin Gaztea de la sala Cubec de Barakaldo, un evento organizado por EITB (Radio y televisión pública vasca) para recaudar fondos en la lucha contra el cáncer infantil, 3 euros de la entrada iban destinados a tal fin.
Dadas las circunstancias, y al tratarse de un recinto integrado dentro del BEC, esperábamos que aquello anduviera a reventar de gente, pero nada más lejos de la realidad. Apenas un par de fotógrafos (otro y yo) cubrían la velada y bastante espacio libre se veía por ahí entre una multitud eminentemente femenina en la flor de la vida. Corros de jovenzuelas hablaban entre ellas, bailaban en plan vals o simplemente movían la pierna sin causar demasiado alboroto. Diferentes formas de sentir la música.
Por estar en el concierto de Southside Johnny & The Asbury Jukes nos perdimos la actuación de los geniales Rural Zombies, quizás uno de los mejores grupos que haya salido de indie rock de la península y que en breve se despedirá definitivamente de los escenarios por no poder dedicar a la banda todo el tiempo que quisieran. Una pena, no olvidaremos la etérea y angelical voz de Julia ni esas peculiares guitarras reminiscentes de Editors o Foals que sonaban cañón en las distancias cortas. Ojalá regresen.
Hubiéramos preferido otra distribución en los horarios para así poder haber visto a los de Zestoa, pero en su lugar nos encontramos con Izaro, una cantautora vaporosa a lo Russian Red, con buena voz, pero no apropiada para tocar en un pabellón en el que la peña no estaba para captar sutilezas o admirar las letras en euskera de esta chica. Su rollo no nos emocionó demasiado, pero seguro que en una sala pequeña o en un garito luce más.
La situación actual de Belako podría definirse como de consolidación tras un proceso camaleónico en el que han mudado de piel tanto que se tornan casi irreconocibles para el que haya seguido su trayectoria desde los inicios. Sus míticos cambios de instrumentos han pasado a mejor vida y los discos cada vez son más experimentales, con tendencia escorada hacia la electrónica, aunque sin abandonar ese cajón de sastre en el que se ha convertido la etiqueta post punk.
“Over The Edge” sirvió de pistoletazo de salida, con una Cris empoderada e imperial en escena dejando claro que ahora ya domina por completo ese lenguaje, nada que ver con la cierta desorientación de los primeros bolos sin estar detrás de las teclas. Con un elegante vestido de gala rosa, exhibió glamour por doquier y se coronó sin dificultad reina de las tablas al tiempo que bordó los temas y en ocasiones hasta los engrandeció respecto a lo que se puede escuchar en estudio.
El estallido de rabia “Eat Me!” nos sigue pareciendo una joya del post punk contemporáneo, la tempestad que precede a la calma antes de la hipnótica “Mum”, cuyo colchón de teclados favorece el cuelgue en sus recitales. Y el luminoso estribillo de “Track Sei” propicia que el respetable entre al trapo y se ponga a corear a pleno pulmón. Esto ya sí parecía una fiesta.
La vertiente electro queda representada con “Nice Church”, con Cris agitando la melena y bailando pogo en solitario, mientras que en “Render Me Numb” la vocalista se arrodilla y hasta se tira al suelo. Y si arriba se notaba que se lo estaban pasando realmente bien en las caras exultantes de Josu, abajo ya había montada una tangana de proporciones considerables con algunos surfeando entre la multitud. “Sea of Confusion” terminó de rematar a los juerguistas, ni con un repertorio tan raro centrado en su último álbum podrían obviar semejante himno.
Los vestigios punkarras que les quedan sobresalen en “Zaldi Baltza”, donde Josu pilla el micro y se suele armar un jaleo considerable. La concurrencia no defraudó tampoco esta vez con varias chicas subidas en volandas. Y sorprendió que recuperaran su enorme versión del “Sinnerman” de Nina Simone, que hacía siglos que no les escuchábamos en directo y que Cris cantó con garra y estilo sin igual. Tremenda.
No sabríamos precisar si fue mejor este bolo que su concurso en el Bay of Biscay del pasado julio, pero de lo que no cabe duda es de que Belako se encuentra en una etapa ascendente en la que han sabido despojarse con inteligencia de viejos clichés. Quién sabe la ventolera que les dará en el próximo trabajo. De momento su cruzada contra las costumbres y lo predecible se ha saldado victoriosa.
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1 comentario
Digna actuación por parte de esta buena banda rockera y vasca como son BELAKO compuesta por mujeres que meten y tiene la calidad suficiente para ir creciendo poco a poco en nuestra saturada escena rockera a pesar de llevar muchos años en la escena.