Crónicas

Avatar + Hellzapopin Circus Sideshow + Old Kerry McGee: En el nombre del rey

«Poseen un don natural para la versatilidad y para pasar de un momento a otro a ritmos casi antagónicos»

23 marzo 2018

Sala Santana 27, Bilbao

Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido

La labor de un periodista musical serio debería incluir, sin duda, prestar atención a todos aquellos fenómenos que el vulgo encumbra, con o sin motivo, y comprobar si de verdad ahí existe algo de autenticidad o se trata de otro ejemplo más de ese repugnante postureo que nos inunda en diversos ámbitos. Una sacrificada labor que a veces habría que poner por encima de los gustos personales de cada cual, pues sobran palmeros sin el menor sentido crítico y cantamañanas políticamente correctos incapaces de asustar a una mosca, no sea que los condene a la hoguera eterna esa implacable camarilla contemporánea de curillas y monjas.

Quizás el matiz grandilocuente de los suecos Avatar se nos vaya un poco de las manos, pero hay que reconocer que es un grupo que en estos momentos está pegando lo suyo entre los aficionados al metal más aperturistas. Por lo menos en la capital del estado, donde apenas quedaban entradas para alcanzar el lleno total en el momento de redactar estas líneas. Un ejemplo práctico de recoger frutos sembrados, pues ya anduvieron por ahí en 2006 de teloneros de Evergrey cuando apenas se apartaban de los postulados del death metal melódico escuela Göteborg.

Hellzapoppin

Su campo de acción actual ha cambiado radicalmente al abarcar desde el nu metal o progresivo hasta sonidos más tradicionales, el hard rock y hasta algún intervalo jazzístico. Pero al igual que el punk u otros géneros florecieron con mayor profusión en ciertas partes de la península, puede afirmarse que esto de las vanguardias metálicas todavía no ha encontrado suficiente acomodo por el norte, solo unas escasas 200 o 300 personas se atrevieron a secundar esta original propuesta.

Por ese horario infantil imposible de compaginar para los que curramos de tarde, nos perdimos al hombre orquesta Old Kerry McGee, pero nos comimos de lleno el espectáculo circense de Hellzapopin Circus Sideshow, al que casi hubiera sido preferible llegar más tarde. Aquello se trataba de un circo de lo más convencional, con tipos que se atravesaban orificios con objetos punzantes, lisiados que hacían acrobacias y el típico notas que escupía fuego, nada particularmente llamativo salvo el detalle de que sus integrantes tenían pinta de quinquis o inadaptados, encima no se vio por ahí ninguna piba, de vergüenza.

Recuerdo que de pequeño nos llevaron a un sarao de estos de fieras domadas y demás, y nos pareció un peñazo de proporciones bíblicas, pues lo mismo podríamos suscribir esa noche ya más crecidito. Lo único decente, la música que sonaba de fondo, que incluía joyas como el “(Don’t Fear) The Reaper” de Blue Öyster Cult o el “Bad Reputation” de nuestra adorada Joan Jett, aunque eso parecía más un detalle accesorio que un componente integrado en un show concreto. Llámenme carca, pero igual con una banda convencional habríamos disfrutado más.

Los parones entre grupo y grupo son algo fundamental para asegurar el buen funcionamiento en cualquier evento, aunque hay esperas que se hacen más largas que un día sin pan, sobre todo si en vez de amenizar con música te sueltan parrafadas sin cesar hasta el punto de querer cortarte las venas. Un enorme telón cubría el escenario, así que eso daba a entender que el montaje estaría mínimamente currado. O tal vez solo se querían hacer los interesantes como esas chicas que leen poesía y escuchan Radiohead.

Tras la intro pomposa para asaltar un castillo de “Glory To The King”, Avatar irrumpe con su monarca guitarrista sentado en el trono en una plataforma elevada detrás de la batería, rodeado por escuderos a cada lado. Su Alteza comienza a puntear mientras los otros miembros de infantería toman posiciones para empezar a hacer molinillos con las greñas, algo casi vintage que hacía siglos que no veíamos sobre las tablas.

Cada movimiento parece estudiado al milímetro, con el vocalista saliendo poco después para arrodillarse ante la autoridad pertinente mientras entona las estrofas de “Legend Of The King”, que en una sola pieza abarca voces guturales, punteos neoclásicos y hasta un intervalo sinfónico que concatenan sin despeinarse. Una constante del recital que demostraba la tremenda destreza de los suecos.

La perenne sonrisa de Joker de su vocalista se hacía enervante por momentos y había veces que hasta ponía de mala hostia, es decir, que provocaba el efecto contrario. Pero bueno, pedir aquí espontaneidad era misión imposible, pues lo suyo se acerca más a una obra de teatro en la que cada componente adopta un papel determinado, dudo que al bajar del escenario se comporten de igual manera.

Eso tampoco fue impedimento para que el exiguo respetable mostrara su fidelidad a los suecos, pese a que en la primera parte abusaran de los temas excesivamente largos. El rollo industrialoide de “Paint Me Red” daba paso al groove metal panteroso de “King’s Harvest” antes de fundirse en marasmos más melódicos del tipo de “Bloody Angel”, que revelaban la variedad de registros de su voceras, cuyas muecas ya se nos hacían un tanto insufribles. Parecía que se había tragado todas las pelis de ‘Batman’ en bucle.

La aparición de un cencerro nos evocó momentos jocosos al recordar ese mítico vídeo que circula por las redes en el que se parodia la grabación del ‘Volumen Brutal’ de Barón Rojo en Londres en el que dicho instrumento se convierte en absoluto protagonista. La pachanguilla de “Puppet Show” también nos provocó algo de vergüenza ajena, pues su ritmo no se alejaba demasiado de “Paquito El Chocolatero” y creemos que se podría bailar en bodas y bautizos con idéntico entusiasmo.

Se pusieron más serios con “The Eagle Has Landed”, aunque nos volvieron a sobrar todos los histrionismos vocales. Y el cantante recordó su anterior visita a la península en 2006 al tiempo que pegaba tragos a una especie de surtidor de gasolina. Desde luego molaban más cuando les daba por la tralla bruta con toques modernetes, caso de “Raven Wine”, que contó además con un espectacular traje del voceras que en su parte superior recordaba a la Dama de Elche o a las criaturas arbóreas de ‘El Señor de los Anillos’.

En un alarde de reivindicación de esencias quisieron presentar “a lo Halford” ese corte que define sus conciertos llamado “Smells Like A Freakshow”, cuyo fragmento final les quedó muy épico con la peña levantando los puños al unísono. No podría faltar en su repertorio repleto de notas discordantes “The King Welcomes You To Avatar Country”, que terminó de descolocar con ese tono de hard rock setentero. Lo predecible aquí sobraba.

Y como no podría ser de otra manera, se despidieron alabando la destrucción con “Hail The Apocalypse”, que los volvió a encuadrar en el nu metal a lo Korn, un campo en el que sobresalen más que cuando intentan picotear en otros géneros o ponerse bailables. Había que venir con la mente abierta y dejarse los prejuicios en casa.

Tal vez en determinados aspectos estos suecos se muestren demasiado excesivos y hasta cargantes, por ejemplo, su vena pachanguera la eliminaríamos de un plumazo, al igual que la sonrisa irritante de su vocalista. Lo que no admite discusión alguna es ese don natural que parecen tener para la versatilidad y pasar de un momento a otro a ritmos casi antagónicos. Una gesta en el nombre del rey.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

6 comentarios

  • Kepa Hernandez dice:

    No puedo estar más en desacuerdo. Donde tú ves istrionismo hasta la arcada yo veo interpretación. Donde ves canciones ridículas yo veo versatilidad. Yo veo la ridiculez en iron Maiden, twister sister, el cansancio en los shows de aceppt, Scorpions, Ozzy, etc.
    No tiene que gustarte Avatar, ni tan siquiera su propuesta pero lo que no se te puede escapar es que estamos en 2018 y que todo tiempo pasado no fue necesariamente mejor.
    Avatar ofreció un show de nivel superior en lo musical y agradable en lo visual. Había 5 personas en el escenario, dedicarle más líneas de lo debido a la sonrisa del vocalista y obviar al resto del grupo que ofrecieron su propio show no es precisamente ir con una mente predispuesta,... O quizás si?

    • Diego dice:

      Totalmente de acuerdo. En cuanto a la parrafada del interludio pre-Avatar, solo hace falta saber un poco de ingles para entender que son una serie de gags introductorios a la historia conceptual del último disco.

  • Borja Sánchez Larrañaga dice:

    El Risto Mejide de la prensa rockera nacional JAJAJA!

  • L dice:

    Permíteme que dude de tu profesionalidad cuando faltas al respeto en cada párrafo, incluyendo frases machistas que no vienen al cuento, pues si estabas buscando "pibas" quizás estuvieras en el lugar menos indicado.
    Puedo entender que no a todo el mundo le guste lo mismo, incluso a muchos periodistas les habrá tocado comerse muchos bolos que no son de su estilo, pero es su trabajo, y lo que tenemos aquí es una falta de respeto a unos artistas que dedican un montón de horas a su trabajo con el fin de hacer disfrutar a un montón de gente que, por suerte, sabemos apreciar su música y su espectáculo.
    Personalmente, después de haber pasado por multitud de conciertos y festivales, puedo asegurar que me he encontrado con que Avatar es una de las bandas que mejor directo tienen respecto a lo visual y musical y eso pocas lo consiguen (excepto las grandes y algunas ni eso) y no me arrepiento en absoluto de haber atravesado media España para estar ahí. Pero bueno, si solo te fijas en las muecas del vocalista habiendo 4 personas más sobre el escenario a lo mejor el problema lo tienes tú.
    Y ya, porque esta crónica no merece perder más tiempo, se puede criticar con educación, pero se ve que esa parte de tu carrera (si es que la tienes) te la saltaste.

  • Eivel dice:

    SSencillamente son de lo MEJOR del panorama aactual...en cuanto a la crítica...tristemente define la eEspaña cañí....que tanto costará dejar atrás .Larga vida AVATAR!!!

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