Crónicas
Avantasia en Bilbao: El triunfo de lo excesivo
«No abundan los artistas en la actualidad capaces de cascarse unas tres horas sobre un escenario, una especie en extinción que debería protegerse con el mismo ahínco que el lince ibérico. Es el triunfo de lo excesivo.»
24 abril 2019
Sala Santana 27, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa Fotos: Íñigo Malvido
Siempre se ha dicho que el simple acto de subirse a un escenario debería convertirse en algo completamente extraordinario, algo que nos arranque de un plumazo de la rutina cotidiana y nos ponga de inmediato en otro mundo paralelo multicolor en el que nadie se ofende por nada, la gente sabe de lo que habla y se censura gravemente a los que acuden a los eventos únicamente a lucir palmito. Utopías totales, como esperar que no se utilicen móviles para hacer fotos o que no se halle rastro alguno de las habituales bandadas de cacatúas concertiles. Ay, qué bonito sería todo eso.
Pero si desde los inicios un proyecto marcó distancia con lo terrenal y lo mundano ese fue Avantasia, una creación de Tobias Sammet que fue creciendo con los años hasta el punto de relegar por completo la actividad con la banda madre, Edguy. Y es que después de observar un despliegue semejante con varios vocalistas de lo más granado del heavy metal, una puesta en escena cuidada como pocas veces sucede hoy en día y unas composiciones de una grandilocuencia tal que hasta se te hincha el pecho, cualquiera se atreve a volver al formato clásico más visto que el tebeo. Una revolución comparable a la de los teléfonos inteligentes frente a los ladrillos obsoletos de antaño.
Con el aforo completo desde hacía semanas, quedaba claro que aquella sería una de las citas ineludibles del género, no ya solo por el norte, sino por el resto de la península, donde el éxito de convocatoria se ha manifestado con rotundidad en Barcelona agotando entradas, o en la capital, donde se vieron obligados a cambiar el recinto por uno de mayor capacidad. ¿De verdad el espectáculo que se ofrece merece tanta atención? Veamos.
Guardamos un buen recuerdo de la última vez que vimos el show de Sammet en pleno esplendor en el Rock Fest del 2017 y entonces nos pareció impresionante para cualquier fan de Meat Loaf y del rock más mayestático, cosas que no se ven todos los días, vaya. En esta ocasión, quizás por aquello de la falta de novedad, tampoco nos sedujo tanto, aunque nos sigue pareciendo un evento que habría que disfrutar por lo menos una vez en la vida, igual que ir a un musical en Broadway y otras gestas del estilo.
Se había anunciado un bolo de tres horas, por lo que otra de las señas de identidad del evento serían los fastos a lo grande, sin escatimar en absoluto en medios. Pero lo cierto es que al concierto de Avantasia en un inicio le costó despegar, en especial en el tema del sonido, pues el bombo en ocasiones se comía las guitarras y algo más de volumen para los vocalistas invitados se hubiera agradecido. El escenario con farolillos de cuento de hadas valía de sobra para aportar el marco adecuado.
Con presencia mayoritaria de piezas del último trabajo, ‘Moonglow’, por ahí fueron desfilando voceras como Ronnie Atkins de Pretty Maids, demostrando, como suele ser habitual en él, que lo que le falta de voz lo suple con creces en actitud. Jorn Lande era otro de los cantantes más esperados, y seguramente fue de los que mejor estuvo a lo largo de la noche, al igual que el mítico vocalista de Queensrÿche, Geoff Tate, cuyos tonos apabullantes no han disminuido un ápice a lo largo de los años, aunque pensamos que todavía se le pudo sacar más partido.
A partir de la trallera “Reach Out For the Light”, con Oliver Hartmann de At Vance supliendo las partes vocales de Kiske, la cosa ya se desmadró por completo y cursó en progresión ascendente, con picos y valles bien ejecutados. Daba igual que se tratara de piezas relajadas como la homónima “Moonglow”, en la que la vocalista Adrienne Cowan ofreció un contrapunto interesante a las cuerdas vocales de Sammet, saltaba a la vista que se había cuidado hasta el más mínimo aspecto. La revisión del “Maniac” de Michael Sembello también reveló a un colosal Eric Martin (Mr. Big) que sorprendería por su habilidad para moverse en registros que sus fans ni siquiera imaginarían, así fue por ejemplo en “Dying For An Angel”, donde seguro que nadie se acordó de un señor llamado Klaus Meine.
Tobias llamó la atención sobre el calor imperante en la sala, a la par que manifestaba su deseo de aguantar tres horas, en plan forzudo, y uno no pudo evitar acordarse de los aizkolaris levantando piedras. Otro de los momentos esperados de la velada fue la irrupción de Bob Catley (Magnum), uno de los vocalistas preferidos de Sammet, según propia confesión, que ejecutó “Lavender”, uno de los temas reservados para él en el último disco, antes de brillar con la intensidad habitual en “The Story Ain’t Over”.
La intro celta de “The Scarecrow” supuso el regreso a las tablas de Jorn Lande y, por su larga duración, hubo tiempo hasta de que Sascha Paeth se explayara a la guitarra. En una superproducción de este calibre se pueden permitir caprichos, no cabe duda. El bueno de Tobi necesitaba descansar en algún momento, para eso aprovechó “Promised Land”, que la llevaron a puerto seguro Lande y Eric Martin, mientras que en “Twisted Mind” los tonos de Geoff Tate volvieron a focalizar la atención.
La cabeza pensante de todo el meollo regresó con el tema homónimo, “Avantasia”, después de que Tate nos volviera a contar la misma anécdota que ya escuchamos en Barcelona acerca de cómo tuvo noticias de este proyecto. La sala repleta de peña respondió coreando el pegadizo estribillo a pulmón en una impresionante muestra de poderío de los fieles. Y los doce minutos de “Let The Storm Descend Upon You” sirvieron al líder para jactarse de nuevo por el descomunal aguante de la banda a las tablas.
Las clásicas tonterías de hacer que el público repita restaron algo de dinamismo, así como los coros pregrabados, que en ocasiones chocaban demasiado, pero en este género es inevitable, por lo que lo aceptaremos como un mal menor, igual que los comunistas que votan a Podemos. “Shelter From The Rain” permitió a Tobias ausentarse de nuevo, pero dejó la voz a buen recaudo entre Bob Catley, Herbie Langhans e Ina Morgan.
Y el voceras de Magnum volvió a poner orden y a consagrarse como uno de los invitados más sólidos en una soberbia “Mystery of a Blood Red Rose”. Después de aquello ya se podrían pirar tranquilos, pero todavía rescataron “Lost In Space”, uno de los grandes clásicos de Avantasia, el epílogo perfecto con las gargantas elevándose hasta la estratosfera antes de la arremetida final. La nana de los bosques de “Farewell” pasó un tanto desapercibida y hubo que contener el vómito cuando la concurrencia movió los brazos de un lado a otro como en un concierto de radiofórmula. Por fortuna, el cierre resultó inapelable con un “Sign of the Cross” pletórico, con todos los vocalistas en escena regodeándose en el épico estribillo y fundiéndose con la hímnica “The Seven Angels” previamente a que una explosión de confeti inundara el recinto. El broche indispensable en cualquier acto relevante.
Como hemos dicho, tal vez nos epató más el bolo de Avantasia en el Rock Fest, pero eso no quita para reconocer que sigue siendo un espectáculo impecable, medido al milímetro, y que debería verse por lo menos una vez en la vida. Y más teniendo en cuenta que no abundan los artistas en la actualidad capaces de cascarse unas tres horas sobre un escenario, una especie en extinción que debería protegerse con el mismo ahínco que el lince ibérico. Es el triunfo de lo excesivo. Celebrémoslo.
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6 comentarios
Otro buen concierto de esta gran banda como son AVANTASIA en nuestro país y con algunos de los grandes músicos que aportaron su granito de calidad en dicho álbum en escena dándolo todo y haciendo un gran recital.
Estuve allí y la crónica me parece bastante acertada .
Tengo que esperar hasta el 29 de mayo para disfrutar esa tremenda banda, por tercera vez
Aizkolaris levantando piedras ? y harrijasotzailes cortando troncos? Muy bueno
La crónica es buena. Ahora bien, qué necesidad habrá de hacer chistes sobre política (no venimos a leer eso) y vascos (encima metiendo la gamba estrepitosamente). Redacción excesiva.
Veo una contradicción entre el horario de la entrada y la página web para el concierto de esta noche en Madrid, en la entrada figura 19:30h y en la página 20:00h.