Marko Hietala

Pyre of the Black Heart

Nuclear Blast (2020)

Por: Josep Fleitas

7

Enfrentarse a un álbum como el que el 24 de enero nos presentó el bajista y segunda voz de Nightwish, Marko Hietala, no es tarea fácil; máxime si este se aleja tanto de lo que el finés nos tiene acostumbrados en su tarea con la banda de Tuomas Holopainen y compañía e incluso tan dispar a lo que el mismo música ha expuesto en Tarot, Sinergy, Delain o Northern Kings. Teniendo todo esto en cuenta, a los seguidores de la trayectoria de Hietala en todas sus partes y facetas no les va a resultar un álbum de fácil digestión.

El mismo Hietala autoclasifica su primera experiencia en solitario como una obra de “hard progresivo”. Esa categoría musical tendría una amplia razón si el hilo en el que se tejió el disco tuviera el mismo patrón que apunta el primer tema del álbum, el single “Stones”, una pieza iniciada en las acústicas por el mismo Marko y dispuesta con la energía del hard rock; energía que se ve apuntalada por los diversos ámbitos por los que navega el rock progresivo.

Sin embargo, el resto del redondo no mantiene esa línea, que hubiera sido la esperada ante la autodefinición del mítico bajista, ya que ‘Pyre of the Black Heart’ circula por una autopista en la que las bifurcaciones son tantas y tan desiguales que son difíciles de conexionar. Es por ello que esta experiencia musical debería verse más como una obra en la que Marko ha pensado en imprimir sus ideas más personales e intimistas que en un álbum de concepto y estructura.

‘Pyre of the Black Heart’ es un plástico repleto de matices y estilos que se amparan en las sinfonías representadas en forma de una -permitidme la definición- personal ópera rock. Esta es una obra en la que la voz de tenor de Hietala protagoniza momentos de pasión ante las confluencias psicodélicas de “The Voice of My Father”, “For You” e “I Am The Way”, cortes que contienen intermitentes momentos que llegarán a transportarnos a los parajes de ámbito pinkfloidianos que Roger Keith Barrett (Sid Barrett) imprimió en obras como ‘The Piper at the Gates of Dawn’ o ‘Animals’.  Viajaremos sobre las armonías espaciales impregnadas en “Star, Sand and Shadow”, un viaje que prescribe la esencia de David Bowie combinada con el eclíptico prog del que fuera proyecto de Anthony Arjen Lucassen, Star One, y la ambientación más actual de The Night Flight Orchestra.

Apuntando hacia la autodefinición de Hietala, nos toparemos con el prog melódico de “Dead God’s Son”, y si nos empeñamos en encontrar alguna similitud, aunque débil, con Nightwish, esta la podemos interpretar en el entretenido folk rock que impregnado en “Runner of the Railways” nos enfilará hacia un claro entre los inmensos y frondosos bosques fineses, un estilo ya explotado en clásicos de Nightwish como ‘Last of the Wilds’ o ‘Élan’.

La presencia del hard rock más experimental se muestra espléndida en “Death March for Freedom”, pieza con un imponente sonido de teclados Hammond que sabe incrementar la pasión que lanza la voz de Marko, antes de retomar una parte suave y apasionada concluida en la sinfónica “I Dream”. La templanza de la evolutiva balada converge en el violinístico sentimentalismo de “Truth Shall Set You Free”, pieza que propone un tenue cierre para un álbum que será de tan difícil aceptación como lo es en su calificación, sobre todo, tal y como comentaba al principio, si se espera de este ‘Pyre of the Black Heart’ un reflejo de lo que Marko Hietala ha propuesto en sus anteriores expresiones discográficas.

Redacción
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Esta entrada fue escrita por Redacción

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Gran musico y compositor además creo que será un buen álbum por su parte.

  • Alambrillos dice:

    Cuando a un disco le precede la vitola de \"intimista y personal\" las probabilidades de darle al \"rewind\" según avances en la escucha de la obra son infinitas.
    No se equivoca Josep cuando nos avisa con cierto recato, que de Nightwish poco o nada vamos a encontrar en este disco.
    Siendo generosos algo de hark rock y poco más. A mí se me ha hecho pesado. Un quiero y no puedo.
    Al final tenía ganas de que acabara el disco para irme a otra cosa.
    No he encontrado apenas nada destacable. Bastante prescindible.
    Una escucha y va sobrado.
    Por supuesto es algo personal.
    Saludos a todos.

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