Soilwork

A Whisp of the Atlantic

Nuclear Blast (2020)

Por: Alberto Zamora

7

No puede afirmarse que Soilwork se hayan acomodado con el paso de los años. Discos dobles, conceptuales que, a pesar de sus buenas intenciones, siempre estaban ligeramente faltos de inspiración, siendo simplemente lanzamientos correctos, lejos de sus mejores años. Los suecos, con el EP (la moda últimamente) ‘A Whisp of the Atlantic’, han recuperado algo del duende perdido.

La homónima “A Whisp of the Atlantic” es probablemente el tema más ambicioso que el conjunto ha grabado en su carrera: más de 15 minutos que van desarrollándose de forma orgánica y que permiten escuchar las distintas facetas del grupo y también la versatilidad vocal de Björn Strid. No es un tema especialmente veloz (a pesar de que la batería se empeñe en ello y existan ciertos pasajes casi black) y oscila entre la elegancia, la melodía y el groove, haciéndolo siempre con la calidad de un grupo curtido en mil referencias. Lo mismo suena un riff rocoso, que un saxofón o un delicado piano. Me quito el sombrero, ya que el progresivo me produce tremenda pereza y el tema me ha encantado.

Salvo esos teclados horribles casi AOR, “Feverish” es un tema potente, con doble bombo y la típica manera de Strid de atacar vocalmente las estrofas. El estribillo también tiene cierto sabor añejo y un final con violines vuelve a sorprender al oyente. “Desperado” comienza de forma ambiental, para dar paso al típico riff de death melódico de los suecos, siempre apoyado en los teclados, en un tema con gancho y de nuevo, con otro gran estribillo. “Death Diviner” tira de groove y de omnipresencia de teclados, con cierto sabor rockero en las estrofas, mientras que el single “The Nothingness and the Devil” es tan efectivo como previsible.

Tengo la sensación de que el hecho de entregar un ep de tan solo cinco temas ha permitido a los suecos centrarse y ofrecer un buen compendio de temas. No es un nuevo ‘Figure Number Five’ o ‘Stabbing The Drama’, pero la escucha es tremendamente agradable.

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Esta entrada fue escrita por Alberto Zamora

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