Slavedown

The Enemy Inside

JBC Music (2021)

Por: Javier Pérez

7

Tres añitos después de su LP homónimo, Slavedown reaparecen en escena con una burrada de disco que se trae en la mochila gran parte de lo mejor del metal contemporáneo, con más de un guiño a tiempos pretéritos. Porque en ‘The Enemy Inside’ tenemos hard rock de nueva generación, stoner, si te gusta más, pero no hacen ascos a rebozar su sonido en lo que se hacía allá por el confín de los 90.

De tal modo, hay retazos de Pantera, algún desliz de Manson o tonadas de voz a lo Paradise Lost. Ojo, esto no es un refrito del pasado, o no únicamente. Y es que la cadencia de Clutch, el fango de Down y las tendencias del metal alternativo del nuevo siglo (véase Disturbed, sin ir más lejos) también se pasean por sus surcos. Es música heavy de nuevo cuño, vigorosa y contundente.

De ocho pistas se compone el redondo que llegará a plataformas digitales el 23 de abril y que ya se puede adquirir en formato físico en este enlace, superando por poco los 40 minutos; casi perfecto, a mi parecer. Porque, efectivamente, aquí no hay relleno. No se han ido por las ramas, algo muy de agradecer, y que, definitivamente, le sienta bien al completo de la obra.

Si digo que no hay sobras, entenderás que me cueste destacar un corte por encima de otro, pero me mojo y pongo arriba “Come and See the Monster Eise”; es la que más se sale del tiesto. Una barbaridad, en serio. Más en la onda de lo que comentábamos arriba anda “S.I.R (Slave I Remain)”, que va en la apertura. Del principio al fin, “Forgiveness”, compendio rugiente de todos los placeres intermedios.

“Not to Fall Back Again”, la corrosiva “You Can´t Have It Anymore”, la rítmica “Poison As Cure”, la más clásica en esencia “Deliver Us From Evil” y la densísima “Sharing the Cross” completan un concepto plasmado en un álbum digno de hacerlos volar alto.

Gratísima sorpresa, os soy sincero. No tenía a Slavedown en mi punto de mira, mas ahora les ataré en corta a la hora de elegir qué música hacer sonar cuando me pongo los cascos a todo gas. Una pasada.

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Esta entrada fue escrita por Javier Pérez

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