María Guadaña

Latidos y culebras

Happy Place Records (2022)

Por: Valle

8.5

Creo que uno de los grandes problemas de la humanidad es que se llora poco. A mí no me duelen prendas en aconsejaros que lloréis, porque, como sabéis, la ciencia ha demostrado que es saludable. Las lágrimas contienen hormonas del estrés y, al soltarlas, nos calmamos y nos liberamos. Por este motivo es muy bueno convertir en llanto la pena y llorar el problema antes de resolverlo, porque las decisiones que se toman con estrés siempre son equivocadas.

Así, los diez primeros minutos de cada consejo de ministros deberían usarse para sensibilizarse y afligirse ante el dolor de sus conciudadanos y, después, dar con las soluciones correctas. En cuanto a la música, son muchos los profesionales que, a mi parecer, están errando cuando lanzan discos coloridos y alegres que no están acordes con la actual situación. Es gracioso leer algunas entrevistas en las que, incluso, explican que lo hacen con el objetivo de que nos podamos evadir de los problemas que nos ha traído la pandemia, como si el público fuera débil e inmaduro. No, el rock debe ir de la mano de la sociedad y conmoverse con su dolor para que siga siendo popular y reivindicativo. En tiempos de lágrimas no necesitamos bufones sino, más bien, plañideras.

Aunque aquí es una crítica a las personas que siempre están quejándose, "Plañidera" es la canción que más me gusta del nuevo álbum de María Guadaña. Un trabajo llamado "Latidos y culebras", que se lanzó el pasado 21 de enero, y que, ahora en febrero, comienza a girarse en las principales ciudades de España. Herminia Martínez es la artista que da vida a este oscuro y sincero personaje. Tanto es así, que María Guadaña se convierte en el llanto de Herminia hasta que Herminia sólo es una pequeña lágrima de la Guadaña. Sí, asistimos a la milagrosa resurrección de la mosquita muerta, al solemne acto inaugural en el que las tijeras cortarán la venda en la boca de las silenciadas y a la exhibición de bomberos que apagan el fuego de las brujas quemadas.

'Latidos y culebras' es un disco sugerente e irónico, que empieza con tres obras de arte ("Preto", "Caballero" y "Plañidera") en melodías, arreglos y letras que no ocultan el dolor ni la maldad. Un desgarrador desahogo que sana con lágrimas la pena.

Sin embargo, tras la misteriosa y reflexiva "Al viento", el álbum da un giro luminoso y rebelde renaciendo con las roqueras "Imagina" y "Amanece alimaña", para terminar en un vals llamado "Trinidad" porque une las tres sensaciones con las que nos golpea la Guadaña desde las entrañas: pulsiones, pensamientos y sentimientos. El perfecto triángulo entre cuerpo, cerebro y corazón.

No obstante, donde se aprecia y disfruta todo esto en su máxima plenitud es en el escenario y, por suerte, este mes de febrero empieza la gira de María Guadaña, cuyas tres importantes primeras citas son en las emblemáticas salas Siroco de Madrid el día 10, 16 toneladas de Valencia el 17, y Sidecar de Barcelona el 18, quedando la visita a Sevilla enmarcada a finales de marzo.

A pesar del éxito que obtuvo en todos los conciertos con su primer EP, 'Remedios paganos', los valencianos y barceloneses aún no han tenido la oportunidad de sentir el poderío de María Guadaña y, desde aquí, para mí es un placer recomendar estos espectáculos, porque sé que no dejarán a nadie indiferente. Todo lo contrario. Nos divertirá, bailaremos, cantaremos, pero también nos conmoverá, nos estremecerá y puede que hasta lloremos si estamos sensibles, que espero que sí, porque, en mi opinión, creo que uno de los grandes problemas de la humanidad es que se llora poco.

Escucha 'Latidos y culebras' en Spotify:

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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