Makis 37

Eromenarekin ihesean

Autoeditado (2024)

Por: Borja Díaz

8

Si no conoces a Makis 37 puede que su nombre ya te de una pista de lo que vas a encontrar en el segundo trabajo de los de Elgoibar y Ermua: rock combativo que no rehúye de acercarse al punk o al metal, de temática social y que está preparado para volarte la cabeza.

‘Eromenarekin ihesean’ nos presenta diez temas, seis cantados en castellano y otros cuatro en euskera, donde las guitarras corrosivas se mezclan con letras que saben hacia donde apuntar. Con una producción más cuidada que su predecesor, han potenciado las virtudes de la banda sin tener miedo a jugar con sonoridades diferentes.

Arrancan con ‘Arima Zapalduak’, en la que las alarmas no dejan de sonar, literalmente, mientras la potencia y la vitalidad la conduce una guitarra y un sonido que rompe con todo. Más melódica se presenta “Usar y tirar”, de esas canciones que se enganchan a la primera escucha, mientras que el ritmo machacón y el punteo de guitarra de “Puta vida” va subiendo de intensidad hasta desembocar en unos coros finales que le dan mucha más fuerza y seguro que en directo funcionan a la perfección.

“Aske” empieza más suave, buscando crear sensaciones más cercanas en esa búsqueda de diferentes pasajes que antes comentaba, para subir luego decibelios con la aparición de los coros en el estribillo, que hará las delicias de los seguidores de sus paisanos Leize. Tras un aullido, “Lobo” no hace concesiones en un tema sorprendente de caña y velocidad que demuestra que se puede hacer algo romántico sin empalagamientos demasiado edulcorados.

El inicio de “Traje de luces”, con un interesante riff de bajo acompañado de la batería y un guiño a la Abeja Maya, pronto rompe con la rabia que Makis 37 inyecta a todas sus canciones, esta vez para cargar contra la tauromaquia y pedir su abolición. Nuevo cambio con el inicio de “L∙A∙G∙U∙N∙A∙K”, con una acústica y una armónica que recuerdan a “La balada del despertador” de La Fuga, aunque aquí pronto irrumpe la eléctrica para acelerar el paso.

La acústica se queda de fondo en “Copla a la guerra”, mezclándose con la eléctrica para aportar más matices y mantener un punto de intensidad que a la letra le viene perfecto. Y en la parte final todavía hay margen para más sorpresas, esta vez con “No ser peón”, con coros agresivos, aunque con una parte ska, esta vez para cargar contra el ejército con un punto más punk.

Cierran con “Zaborrezko Bulegoak” que condensa la fuerza y rabia de la banda para hablar del desastre y derrumbe del vertedero de Zaldibar, dejando claro hasta el final su compromiso social y su lado reivindicativo.

Próximos conciertos de Makis 37:

13 de junio, Ermua, Fiestas de Ongarai
6 de septiembre, Torrelavega, Bar Groez
19 de septiembre, Vitoria, Bar Albisinia
20 de septiembre, Madrid, sala Godfather

Borja Díaz
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