Crítica de Cobra The Impaler: Colossal Gods - MariskalRock.com : MariskalRock.com

Cobra The Impaler

Colossal Gods

Listenable Records (2022)

Por: Jaume Gil

8.5

A diferencia de lo que pueda opinar mucha gente, estamos viviendo -en mi opinión- un momento muy dulce en lo que respecta a nuevas formaciones y sus correspondientes álbumes de debut. Es verdad que los grandes “llena estadios” empiezan a encarar su senectud y tenemos la sensación de que las tracas finales que culminan los grandes festivales suenan ya un poco remojadas. Pero también es verdad que a menudo, por suerte, tenemos la ocasión de conocer bandas nuevas que vienen al mundo maduras, como Cobra The Impaler. Conjuntos que lejos de ser unos jovenzuelos, materializan el nacimiento de un nuevo proyecto con la edad justa y la sabiduría adquirida en bandas anteriores, las ideas claras y objetivos bien definidos.

Se conoce que el guitarrista Tace DC (ex-Aborted) vivía con la imperiosa necesidad de componer un proyecto basado en guitarras pesadas pero combinadas con voces melódicas. Sirve con repasar solo unos minutillos de la discografía de Aborted para empatizar con el músico y sus necesidades. Para armar jaleo se ha arrimado a buenos compañeros de viaje: la sección vocal de Cobra cuenta con Manuel Remmerie como solista (Majestic Sun, Von Detta) acompañado por Michélé De Feudis (Mike Def para los amigos), bajista y con buenas dotes para el canto; como segundo guitarra escucharemos a James Falck (¡que rol tan importante el suyo cuando estamos delante de una formación liderada por un guitarra solista!); y me dejo adrede para el final al batería, ya no solo por ser el actual marcapasos de Megadeth, sino por la calidad que le aporta Dirk Verbeuren al primer disco de la formación, por cierto titulado ‘Colossal Gods’.

Según la propia banda, cuando la humanidad necesita de un héroe, tiende a recurrir a ídolos mediante rituales para que le devuelva la esperanza y levante su espíritu por encima de la pesadez de la vida diaria. El objetivo de “Cobra The Impaler”, un personaje descrito como “un héroe sin igual, un dios entre los hombres, un campeón de la muerte y una criatura monstruosa a la que contemplar” es precisamente acabar con estos ídolos -léase dioses, dinero u otros hombres-. Sobre este hilo argumental se sustentan los ocho temas que conforman el disco.

¿Qué nos presentan en lo musical? Pues la virtud de conjugar la voracidad con la melodía y la energía con la capacidad para cuidar el detalle. Una mezcla de sonido metal muy contemporáneo con patrones puntuales de thrash, progresivo e improntas de la New Wave of American Heavy Metal. Un colega con el que nos pasamos descubrimientos musicales a menudo estoy seguro de que los catalogaría en su particular “metal para personas maduras”.

El primer avance de la placa de estudio fue “Blood Eye”, sin duda una presentación violenta a pesar de sus intervalos de calculada pausa armoniosa. En MariskalRock os compartimos nuestras ganas de conocer el LP entero de los belgas con su segundo anticipo, “Scorched Earth”, del que me gustaría destacar el solo intermedio de Tace, pues creo que en este trabajo ha decidido anteponer el sentimiento a la técnica: a menudo los excesos y las ganas de brillar mitigan el espíritu de las notas. En el caso de este punteo en concreto, a pesar de arrancar con un tapping de manual y gustarse con otros gorgoritos, también alarga y modula algunas notas dotando el instrumento de una expresividad profunda, de sentimiento… ¡y siempre he tenido debilidad por las guitarras que parecen hablar!

Cuando tienes la oportunidad de saborear los seis temas restantes descubres otras bellezas sonoras como “Spirit of Lyssa”, un claro ejemplo del estilo que Tace quería conseguir: guitarras desmedidas y la voz airosa de Manuel Remmerie, que a medida que avanza la pieza pierde los papeles pasando del canto al chillido. “Demigods” y la obscenidad de recursos que Dirk Verbeuren exhibe en su justa medida, sin alardes absurdos, es un buen ejemplo del nivel que mantiene durante todas sus aportaciones. “Mountains” da el portazo al disco arrancando con un vibrante riff de guitarras chillonas y un curioso final desaliñado.

Y se podrían comentar muchas más cosas, pero creo que es preferible que cuando tengáis la ocasión os pongáis unos auriculares o subáis muy en serio el audio del coche y gocéis vosotros mismos de una muy buena banda que lleva el groove y el heavy por bandera luciendo una clase “monstruosa a la que contemplar”.

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