Barrena

Entre andenes

Demons Records (2022)

Por: Alfredo Villaescusa

8

Hay un estigma que persigue a la mayoría de bandas tributo que tiene que ver con la incapacidad para crear temas propios. Una idea preconcebida que desde hace tiempo divide al mundo musical entre los que rinden homenajes y los que defienden sus composiciones sobre los escenarios. A veces, sin embargo, se puede encontrar un punto en común y acabar con esa creencia extendida de que ambos extremos son irreconciliables.

Esto último tal vez sea la intención de los catalanes Barrena, que llevan ya más de una década tributando a Barricada, su banda preferida, y que se han marcado un flamante debut rodeados de personas relevantes de la escena como Alfredo Piedrafita (Barricada, Miss Octubre), Óscar Sancho (Lujuria) Joana Amaro o Sergio Fuelcore (Malos Tragos), entre otros.

Que las habilidades compositivas no escasean entre los grupos tributo lo demuestran de primeras con “Sangre y arena”, elocuente testimonio para darse cuenta de que lo suyo va en serio y que pueden hacer reventar cualquier garito con un temazo de esta envergadura. “Crudo” posee un enfoque más contemporáneo, con guitarras que podrían recordar a Rage Against The Machine o Audioslave, pese a que el estribillo nos evoque aquellos tiempos pasados en los que los profesores te hacían aprenderte de memoria “Canción del pirata” de Espronceda.

“El holgazán” pisa el acelerador con riffs enérgicos y coros rotundos, sin duda uno de los cortes más metaleros del redondo. Y la homónima “Entre andenes (sin techo)” continúa apelando a los sonidos más duros entroncados en la modernidad. A pesar de que no descubran la pólvora, uno de los alicientes de este disco es que se antoja fresco, de hoy en día y no de la noche de los tiempos.

“No (Ella)” aborda sin tapujos el asunto de la violencia hacia las mujeres, mientras que “La escalera” posee un enfoque más clásico en lo musical, no en vano su mismo comienzo te hará pensar de inmediato en AC/DC o Status Quo. “No (Él)” vuelve a legarnos otra canción muy próxima al heavy metal, con una letra de denuncia con palabras que caen como losas. Todo un trallazo, atentos al solo y esa parte final que despide fuego.

“Perdida la fe” relaja el ambiente en una suerte de medio tiempo que no renuncia a levantar el vuelo en el estribillo y en “Ilustres ignorantes” nos revientan el bolo de nuevo con un corte a toda mecha que carga contra los que están dispuestos incluso a vender a su madre por un índice de audiencia. “Gente rastrera y perversa”, nos lo dejan claro.

“Ocho” cierra este digno trabajo sin apearse del burro en lo que respecta al rock potente y echando por tierra definitivamente esa noción errónea de que los grupos tributos tocan canciones de otros porque no pueden componer las suyas propias. He aquí diez motivos para lanzar esa afirmación a la papelera de la historia.

Alfredo Villaescusa
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