Barracüda

En la calle

Beatclap (2021)

Por: Alfredo Villaescusa

8

No cabe duda de que el rumor de la periferia acabará acallando el bullicio de las grandes urbes en los próximos años. O por lo menos será tenido más en cuenta. Lejos de movimientos identitarios que todavía a día de hoy siguen apelando a nociones tan ridículas de puro azar como la raza o la patria, siempre se podrá reivindicar sin complejos los barrios marginales o la manzana donde uno vive, el ecosistema básico para desarrollarse en perfecta armonía sin creerse majaderías de privilegiados que se creen por encima de otros por algo tan fortuito como haber nacido en un lugar concreto. La revolución de los que siempre estuvieron marginados.

Tal actitud se desprende del último EP de esta interesante banda de Ciempozuelos (Madrid) que le dan a un punk rock básico con destellos de rock urbano y letras con la suficiente garra para ser coreadas en las distancias cortas. Por el carácter punzante de sus estrofas no sería descabellado acordarse de los primeros Reincidentes o de sus mentores Desastre, toda una referencia con solera en este rollo al sur de la capital. No en vano el vocalista y bajista Alfonso colabora tanto en las voces como en el videoclip de “Pastoreando”.

El título de ‘En la calle’ ya da a entender de un plumazo por dónde irán los derroteros, una sensación confirmada de primeras por “Lorenzo Orsetti”, que homenajea al antifascista italiano del mismo nombre que murió luchando contra el Estado Islámico. Sin aflojar en denuncia social, “Tirao” se centra más en ese postureo moderno consistente en aparentar y darse aires humildes mientras al otro lado espera una cuenta corriente de muchos ceros. Progres de pastel tan falsos como los que claman contra la derecha, pero luego apoyan medidas dictatoriales que restringen la libertad de movimientos.

Y muy necesaria se antoja del mismo modo la ya mentada “Pastoreando”, elogio de la vida rural frente al estrés incesante de la ciudad, la banda sonora de aquella España vaciada y enrabietada que decía que los nacionalismos eran “cosa de ricos”. “Nunca se han marchado” no se aparta de los parámetros establecidos, sino que los reafirma en un canto dedicado a otro de los males endémicos de este país, la falta de libertad de expresión. Basta pasearse cualquier minuto por redes sociales para recibir insultos y comprobar lo precario que anda el asunto en la actualidad. Respeto a las opiniones ajenas, esa cualidad que suena casi a ciencia ficción.

El drama de los que temen perder la casa sobresale en “Desahuciado”, otra vergüenza que sufrimos desde tiempos inmemoriales en la piel del toro mientras entidades bancarias y organizaciones en teoría solidarias especulan con viviendas impunemente. Ni siquiera los que venían a cambiar las instituciones han conseguido meter mano a algo tan esencial como el mercado del alquiler.

Y “Como serpientes” cierra este puñado de canciones apelando a los derechos tantas veces pisoteados sin consecuencia alguna. El himno final para levantar el puño y quedarse con las ganas de esperar más material de este grupo sin pelos en la lengua. Ojalá el viento a favor que propugnan propicie un revulsivo que haga despertar a la sociedad. Para escucharlos con los oídos bien abiertos.

Alfredo Villaescusa
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