No es que lo hicieran mal Mullin, Dean y Weatherman mientras Keenan ponía toda la carne en el asador con Down, pero está claro que el regreso del cantante a su banda madre devuelve a Corrosion of Conformity a un lugar privilegiado perdido entre el underground y el culto más cercano al mainstream.
Porque sí, nuestros queridos protagonistas de hoy han sabido ganarse y mantener el respeto de todos los que se han topado con ellos, y ha sido a base de sacar discos tan ásperos y correosos como este brillante ‘No cross no crown’. Y sin venderse; porque lo que desprende esta placa es anti-comercial hasta no poder más.
Un compendio salvaje de riffs que, bien empastados, nos plantean una sesión de metal sureño, stoner y dejes a Sabbath, no apto para cualquier oído pero impagable para los más avezados.
Supongo que siguen pensando en el enorme ‘Deliverance’ como una de sus obras cumbres, porque más de un guiño va encaminado a recrear las sensaciones contenidas en el susodicho, desde algún que otro soniquete, hasta los pasajes a modo de interludios que cuelan entre tanta maraña sónica.
Abren con la intro “Novus Deus” para, sin andarse con rodeos, sacudirte cruelmente con “The Ludditte”, una pieza cafre; exquisitamente cafre. “Cast The First Stone” y “Wolf Name Crowed” completan una triada inigualable.
El tracklist se va hasta los 15 temas entre pitos y flautas, y entre ellos nos dejan alguna que otra barbaridad más. Por ejemplo “Little Man”. Y “Forgive Me”. Y claro, “E.L.M”. Y… pues eso: casi todos. Tanto es así que el cover de Queen “Son And Daughter” queda casi en anécdota.
Down son un grupazo al que Peepper aportaba muchas cosas, sin duda, mas en Corrosion toca techo; él y sus compinches. De lo mejor del año en cuanto a metal; al tiempo.
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