ROB FLYNN ESTALLA TRAS DESPEDIR A ADAM DUCE DE MACHINE HEAD

27 febrero, 2013 11:29 am Publicado por  6 Comentarios

El cantante, guitarra y líder de la formación de San Francisco ha utilizado su blog “The General Journals: Diary Of A Frontman... And Other Ramblings - Life Affirming” para, en un extenso artículo, venir a contarnos que la expulsión del bajista debió acaecer mucho antes. Reproducimos los fragmentos más esclarecedores.

“11-2-13. Esa es la fecha en la que hemos despedido a Adam Duce. Ese es el día en que he tenido que decirle a Adam, después de 21 años juntos en la misma banda, que se acabó.

Ese es el día en que dije “Espero que sea una salida amigable”.

Las palabras brotaban como si fuera otro el que las estuviera profiriendo.

Como si estuviera fuera de mi cuerpo viendo a otro decir esas dolorosas palabras.

Pero era yo el que las decía.

Y todos los demás.

Se lo dijimos en nuestro local de ensayo, en Oakland. Dave [McClain, batería] lo dijo. Joseph (nuestro manager) lo dijo. Phil [Demmel, guitarra] lo dijo. Todos le dijimos que no podíamos seguir tocando con él. Que si tomábamos esta determinación, terminaríamos separándonos.

Fue duro. Uno de los momentos más duros de mi vida.

Pero al mismo tiempo se veía venir desde hace mucho tiempo.

Puede que hayamos despedido a Adam el 11-2-13, pero Adam dejó Machine Head hace como una década. Nunca se tomó la molestia de contárselo a nadie, pero todos los sabíamos.

[...]

Para Adam todo se resume en victoria o derrota. Una victoria deslumbrante o una derrota estrepitosa. No hay término medio. Y aunque suene estupendo para un programa de TV o un titular de entrevista, o incluso una película de John Wayne que termina a los 90 minutos, la vida no es así.

Tampoco para Machine Head, una banda que está en la parte alta de los grupos medianos. No obtenemos deslumbrantes victorias, solo vitorias respetables. No hay estrepitosas derrotas, solo un “la próxima vez tendremos más suerte”. Tenemos nuestro propio nicho pero no deja de ser un nicho. No hay nada de malo en ello.

No importa que fuera infeliz o que estuviera saturado, verá su salida de la banda como una pérdida o un fracaso. La verdad es que estaba harto. Harto de girar, harto de grabar, harto de ensayar, harto de decidir la portada del disco, harto de estar en un equipo y no tocar bola [...]

No le culpo. Es difícil mantener la pasión.

Pero él no se marcharía.

Queríamos que se fuera. Ansiábamos que que fuera, “Tíos, ya no me va esto, fue bonito mientras duró, pero ya no es lo mismo”.

[...]

“Conduciendo de vuelta a casa no sentía nada. Cuando me levanté a la mañana siguiente tampoco. No es que estuviera bloqueado, todavía sentía, pero era una especie de vacío. Tres días después, empecé a contar en el local cuánto me afectaba. Entonces lloré.

Lloré y lloré.

He llorado todos los días desde entonces [...]”.

Redacción
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