Aniversario de la primera gira de Metallica en España (1987): La gran cagada de La Heavy

17 enero, 2018 1:12 pm Publicado por  14 Comentarios

Foto portada: Estanis Núñez

Nuestra revista La Heavy, al igual que como cuando comenzó su andadura en aquel lejano 1982, sigue siendo un foro en el que cada uno de nuestros redactores y colaboradores pueden opinar libremente su opinión sobre cada una de las bandas que tiene la ocasión de ver, críticar o entrevistar. Buceando en nuestro archivo hemos rescatado de la Heavy Rock Nº43 (Marzo del 87, que se vendía a un precio de 300 pesetas) la crónica del primer concierto de Metallica en Madrid (segundo en España tras el de Barna del día anterior), el cual tuvo lugar el 18 de enero de 1987.

La reseña de nuestro colaborador, como podréis observar, valora muy negativamente el concierto, calificándolo de absoluto "sopor", aunque "de lo más digno de ese paquete de agrupaciones ineptas que muchos se empeñan en ensalzar gratuitamente". El tiempo acabaría poniendo a Metallica en su lugar, logrando el beneplácito de prensa y público. 

Te traemos la crónica al completo:

Hay conciertos tan previsibles de antemano que ocurre lo que ocurrió en el Pabellón del Real Madrid con Metallica: solo dos mil personas. ¿El resto? Pues se quedaron en casa, bien porque se imaginaban lo que iban a ver (y no se equivocaron), bien porque la cuesta de enero agotaba mucho. Un servidor no acudió muy ilusionado al acontecimiento; ninguno de los dos participantes en el cartel me atraen a priori. Más bien, lo que tenía era cierto temor por el futuro de mis oídos en los cuatro o cinco días siguientes al show.

¿Y cómo se va a motivar uno si de entrada tiene que soportar estoicamente a una banda supporting tan necia como Metal Church? La “Iglesia del Metal” –qué pomposo nombre para tan poco contenido- demostró hasta qué nivel se puede envilecer un género tan apasionante como es el heavy metal. De verdad que los cincuenta minutos de su show fueron para mí un largo bostezo. Encima el sonido fue caótico. Para colmo van y derrotan la única esperanza que en ellos tenía: se quedó fuera de su set “Highway Star”, la versión que hacen del clásico de Deep Purple. ¡Brrr! Para algo bueno que hacen y van  y no lo tocan. Agradecí cuando se marcharon de mi vista.

No hubo que esperar mucho tiempo a que Metallica ocuparan sus puestos. El telón se levantó y ofrecía la panorámica de la portada de ‘Master Of Puppets’. Las primeras cruces eran reales y estaban apostadas a ambos lados de la batería de Lars Ulrich. Estampida inicial a cargo de “Battery”: James Hetfield acurrucado al micro, volcado sobre él, Jason Newsted como un headbanger, Kirk Hammett más tranquilito y Lars Ulrich con una pegada atronadora (sus baquetas fueron de lo poco que mereció la pena). Sigue “Master Of Puppets” y es un alivio escuchar la cuidada parte instrumental intermedia.

En todo caso, el comienzo no me defraudó porque ambas piezas me parecen lo mejor dentro de su estilo repetitivo de riffs. Pero en realidad lo que me hace respetar a Metallica más que a cualquiera de las mayormente nulas bandas de speed o thrash son pasajes como la instrumental “Orion” (no sonó esa noche) o las delicadezas que adornan los comienzos de “Welcome Home (Sanitarium)” o “Fade To Black”. El resto (temas como “Ride The Lighning”, “Seek and Destroy”, “Creeping Death” y animaladas por el estilo) no supuso sino una avalancha de guitarrazos, un desahogo de los músicos sobre el público, que también descargaba su adrenalina, en especial esos headbangers de las primeras filas.

Me estaba aburriendo soberanamente cuando cayeron un par de bengalas (una al foso de fotógrafos, otra al escenario) que hicieron trabajar a los roadies. Peligroso hobby el de algunos fans porque las bengalas que tiraban no eran precisamente pequeñitas: doy fe de ello porque una cayó cerca de la grada donde estaba situado y la llamarada que produjo no me hizo ninguna gracia. Metallica siguieron haciendo ruido sin ningún atractivo para mí, pero mucho para esos fans de enfrente del escenario con sus cabezas agitándose de atrás a delante. Hicieron los correspondientes bises, una prolongación del sopor con que me habían inundado durante la mayor parte de su repertorio, y se marcharon sudorosos. Y contentos, supongo. El que suscribe, no.

No creo que Metallica sean o signifiquen la nueva era del heavy metal. Mala salida tendría el género, sería un callejón sin salida. Y eso que reconozco que Metallica son de lo más digno dentro de ese paquete de agrupaciones ineptas que muchos se empeñan en ensalzar gratuitamente. Solo en un punto me equivoqué con respecto a mis previsiones iniciales: mis oídos terminaron no digo que intactos (¡estamos hablando de heavy metal!) pero tampoco arruinados. No tuve que visitar al otorrino a la semana siguiente: Metallica me aburrieron pero al menos no me agredieron con ninguna sobredosis de watios.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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