Metallica: 35 años de sus primeros conciertos en Madrid y Barcelona

Blog: Mariano Muniesa

17 enero, 2022 2:38 pm Publicado por  9 Comentarios

1987: Estaba el Thrash Metal en todo su apogeo y discos como ‘Master Of Puppets’ se habían convertido en la Biblia de toda una nueva generación que abrazó ese estilo musical con la misma fuerza que seis años antes sus hermanas y hermanos mayores abrazaron la New Wave Of British Heavy Metal. Los días 17 y 18 de enero de aquel año Metallica inauguraron sus visitas a España en gira y Mariano Muniesa estuvo en la actuación de Madrid, al que se suma el relato de Josep Fleitas desde Barcelona. Junto a su testimonio, Mariano os trae una selección de reseñas de prensa de ambos concierto y os pone en contexto sobre el impacto que esos shows tuvieron en nuestra escena.

Los antecedentes

Metallica llegaron a nuestros escenarios por primera vez en el último tramo del ‘Damage Inc. Tour’, la gira mundial que pusieron en pie para presentar su ambicioso lanzamiento de 1986, ‘Master Of Puppets’. Una gira que, por un lado, marcó un antes y un después en la historia de Metallica en tanto en cuanto fue la primera en la que, en Europa, fueron cabezas de cartel de su propio show en grandes recintos, y tuvieron la oportunidad de hacer un extenso tour por Estados Unidos como teloneros de Ozzy Osbourne que consolidó su posición en América como una banda llamada a ser grande, a ser en poco tiempo un grupo claramente candidato a entrar en el mainstream. Por otro lado, porque por un desgraciado accidente de carretera, Metallica perdieron a un emblemático miembro, un músico de una cultura y una preparación excepcional y de un enorme carisma: el carismático bajista Cliff Burton.

Publicidad de los que habrían sido los primeros conciertos en España de Metallica si la tragedia no les hubiera sacudido.

De hecho, las primeras actuaciones de Metallica en el estado español, como podéis ver en el cartel adjunto, un espacio publicitario que la promotora Stage Agency contrató en nuestra revista, iban a celebrarse los días 8 y 9 de octubre de 1986 en el Palau D’Esports de Barcelona y en el Polideportivo Anoeta de Donostia, respectivamente, e iban a contar con el aliciente de traer a un telonero de primerísimo orden en ese momento como eran Anthrax, quienes si Metallica estaban viviendo un momento álgido de popularidad por mor del inmenso paso adelante que habían dado con ‘Master Of Puppets’, los neoyorquinos estaban saboreando las mieles del éxito a gran escala por el impacto que había supuesto su reciente álbum de 1985 ‘Spreading The Disease’. En principio el cartel no podía ser mejor: las dos grandes bandas del Thrash Metal juntas en gira, y las dos en su mejor momento.

Aquel año de 1986 había sido el año en el que el Thrash Metal había explotado en todo el mundo, y esa explosión tuvo una onda expansiva especialmente amplia en España. Metallica, Megadeth, Slayer, Nuclear Assault, Destruction, Testament, Overkill, Xentrix… el Thash pegó con un fuerza enorme aquí – hasta tal punto que incluso nosotros sacamos una revista específica centrada en este estilo, Thrash Metal- y cuando cada fin de semana nos acercábamos a Studio Rock, Canciller o el Argentina, los temas de Thrash sonaban cada vez con más frecuencia.

Era tal la expectación que se había creado que en Madrid tanto el programa de radio de Mariano García, ‘Disco Cross’, como la ‘Emisión Pirata’, dado que solamente habría esos dos conciertos. sin que la gira pasase por la capital del estado, ya desde el verano comentaban la posibilidad de organizar autobuses para ir desde Madrid bien a Barcelona o a Donostia.

La tragedia de Cliff

Pero todo se vino abajo aquella desgraciada madrugada del 27 de septiembre de 1986. En el trayecto de Estocolmo a Copenhague, el autobús de gira patinó al deslizarse sobre unas placas de hielo, se salió de la carretera y dio varias vueltas de campana, cayendo sobre el cuerpo de Cliff Burton, que había salido despedido del vehículo. Murió aplastado, en el acto.

Jason Newsted en Madrid. Foto: Estanis Núñez

El resto de la gira europea se aplazó hasta que toda vez que el grupo se recompuso de aquel brutal golpe, se incorporó en sustitución de Cliff Burton como nuevo bajista Jason Newsted, y reanudaron las actuaciones en noviembre de 1986 en Japón y diciembre en Estados Unidos. Las actuaciones pendientes en Europa se llevaron a cabo entre el 8 de enero y el 13 de febrero de 1987 y al hacer los reajustes sobre el calendario anterior, se dejó fuera Donostia y los conciertos en nuestro país se llevaron a cabo el 17 de enero en el Palau D’Esports de Barcelona y el 18 de enero en el Pabellón del Real Madrid en el barrio de Begoña. De igual modo también fue necesario cambiar de telonero, pues Anthrax a esas alturas ya habían terminado la grabación de su siguiente álbum de estudio, ‘Among The Living’, y empezarían su propia gira en breve. En su lugar abrieron para ellos los californianos Metal Church, que en octubre de 1986 habían editado su segundo trabajo de estudio, ‘The Dark’.

Así, en la tarde-noche del 17 de enero de 1987, Metallica se subieron por primera vez a un escenario en el estado español en Barcelona, sucediendo algo muy similar a lo que pasó en Madrid: a pesar de la gran expectación que se había creado en relación a los conciertos de octubre, ninguno de los dos recintos se llenó – enero no siempre es un buen mes para comprar entradas de conciertos después de los inevitables gastos de las fiestas de navidad- y concretamente en Madrid el Pabellón solo registró algo más de media entrada.

No obstante, en lo musical se cumplieron altamente las expectativas. Vamos con el relato de lo sucedido en ambos conciertos.

Puente aéreo thrashmetalero

En Barcelona, el veterano crítico musical del diario La Vanguardia Alberto Mallofre escribió en su crónica para el periódico bajo el título de “Metallica generó potencia energética” lo siguiente: “El grupo genera en conjunto un gran potencial energético. Es tal vez una energía inconcreta y descontrolada, pero muy poderosa, y quien sea que la reciba la puede enmarcar en el cuadro que a su asimilación le convenga. Esto es lo que hicieron probablemente los espectadores del Palacio Municipal de los Deportes, a lo largo de un concierto intenso y dilatado con muchos bises, algunos de ellos con apariencia de espontáneos que satisfizo obviamente a toda la concurrencia. Antes actuó el grupo inglés Metal Church, sin que sus esfuerzos dejaran huella perceptible. Es un grupo que lleva cinco años de brega, exactamente como Metallica, sin que durante todo este tiempo haya logrado alcanzar la notoriedad, y escuchándoles se podía deducir fácilmente por qué. Antes del concierto, en el exterior del recinto, se produjo un altercado entre grupos juveniles, del que resultó un herido de consideración, por arma blanca, hecho que ha sido utilizado como argumento contra los conciertos "heavy" y sus asistentes habituales. Realmente, estos hechos lamentables no pueden demostrar que el rock "heavy" genere violencia porque, una vez más, los incidentes ocurrieron antes del concierto y fuera de su ámbito de audición y, por tanto, sus protagonistas no pudieron manifestar su agresividad a causa de excitación producida por la música”.

El set que Metallica tocaron en Barcelona fue el siguiente: “Battery”, “Master of Puppets”, “For Whom the Bell Tolls”, “Welcome Home (Sanitarium)”,  “Ride The Lightning”, un solo de bajo, “Whiplash”, “The Thing That Should Not Be”, “Fade to Black”, “Seek And Destroy” y “Creeping Death”. Para los bises, dejaron “The Four Horsemen”, “Am I Evil?”, y “Damage, Inc.”. En Madrid se tocó exactamente y por el mismo orden este mismo set, con la salvedad de que en el concierto madrileño hubo un tema más incorporado a los bises, “Fight Fire With Fire”.

Kirk Hammett en Madrid. Foto: Estanis Núñez

Al día siguiente, quien suscribe estas líneas estuvo presente en el show de Metallica en el Pabellón del barrio de Begoña, y mi recuerdo del concierto es claro y nítido, como si hubiera estado allí hace dos escasas semanas. Metal Church a mi juicio cumplieron correctamente con su papel de teloneros, tocándoles tener que actuar ante poca gente y aún así entregándose, intentando hacer entrar en calor a la gente – recuerdo que fue un día gélido en la capital, las temperaturas rondaban los cero grados centígrados- y demostrando ser una banda profesional, que por desgracia no suscitó grandes ovaciones, con toda seguridad debido a los problemas acústicos que aquel recinto padecía por su estructura arquitectónica, que no jugaron en modo alguno a favor de Metal Church.

En cuanto a Metallica, el sonido mejoró considerablemente y durante toda la actuación, que fue buenísima y confirmó mis impresiones sobre la fuerza y la calidad que Metallica tenía, y en especial el liderazgo y el carisma de James Hetfield. Era indudablemente el líder del grupo en escena, y ya entonces sabía perfectamente cómo dirigirse a la gente, cómo presentar los temas para subir la temperatura del concierto… era el maestro de ceremonias claramente. Me sorprendió favorablemente también ver lo integrado y lo seguro de sí mismo que estaba Jason Newsted, sin embargo Kirk Hammett por momentos daba la impresión de que iba a su bola.

De la primera a la última canción todo el concierto fue espectacular, pero la gente se mostró más entregada y más entusiasta en el arranque con “Battery” y “Master Of Puppets”, así como en la parte final con temas que en 1987 eran ya clásicos, como “Creeping Death” y “Seek And Destroy”. También viene a mi memoria el momento en el que algún imbécil lanzó una bengala que cayó en el mismo escenario y que por un momento me hizo pensar en Montreux, Frank Zappa y la historia de “Smoke on the Water”.

Nacho Sáenz de Tejada, el rock sinfónico y las empanadas mentales

Cuando Mägo de Oz hicieron los legendarios conciertos de presentación de ‘Finisterra’ en La Riviera en 2000, nunca olvidaré al periodista acreditado por el diario El País – no diré su nombre por no avergonzarle- que estaba conmigo y con otros compañeros de otros medios en la zona habilitada para la prensa, y cómo, después de haberse bebido sus consumiciones, a la tercera canción le dijo a uno de mis compañeros: “Bueno, este rollo ya veo de qué va, me piro. Si puedes, pásame luego el set-list y si pasa algo fuera de lo normal, me das un toque al móvil y me cuentas ¿OK?”. Profesionalidad a tope…

James Hetfield en Madrid. Foto: Estanis Núñez

No sé si aquella noche ese fue el caso de Nacho Sáenz de Tejada, pero el crítico de El País escribió en su comentario cosas como estas: “Metallica, cuarteto californiano formado a finales de 1981, mostró algo más de imaginación, a pesar de que el sonido continuó defectuoso. El grupo se sustenta en buenos instrumentistas -especialmente el guitarrista Kirk Hammett y el bajista Jason Newsted- y sus canciones se alejan en ocasiones del aquí te pillo, aquí te mato, habitual del repertorio heavy. Cercanos a veces al rock sinfónico, matizan con más gusto que la mayoría”.

La surrealista visión que el redactor plasmó en las páginas de su diario fue el telón de fondo de un editorial de Mariskal Romero, en el que llegó a preguntarle directamente a Nacho si esa noche había consumido alguna sustancia alucinógena y creyó estar viendo a Pink Floyd. Aunque concretamente nosotros, La Heavy, en esa ocasión también nos lucimos: célebre es ya la destructiva critica que PG firmó en nuestra revista, que en la que, tras asegurar que Metal Church eran unos necios, y que con Metallica se aburrió profundamente, culminó su diatriba con estas palabras: “Metallica siguieron haciendo ruido sin ningún atractivo para mí, pero mucho para esos fans de enfrente del escenario con sus cabezas agitándose de atrás a delante. Hicieron los correspondientes bises, una prolongación del sopor con que me habían inundado durante la mayor parte de su repertorio, y se marcharon sudorosos. Y contentos, supongo. El que suscribe, no. No creo que Metallica sean o signifiquen la nueva era del heavy metal. Mala salida tendría el género, sería un callejón sin salida. Y eso que reconozco que Metallica son de lo más digno dentro de ese paquete de agrupaciones ineptas que muchos se empeñan en ensalzar gratuitamente”.

35 años de unos conciertos que, polémicas o controversias aparte, hicieron historia, y sobre todo, nos dejaron disfrutar en estado puro de una banda que no tardaría en empezar una progresiva y profunda transformación que la alejó de aquel espíritu Thrash Metal que tan fuerte pegaba a mediados de los 80.

Portada en La Heavy Rock nº43 a colación de la gira. Fue la segunda primera plana para Metallica, en ese momento aún como grupo incipiente, de las muchas que ha tenido a lo largo de los años

Nuestro compañero Josep Fleitas también asistió a esta gira, en su caso en el concierto de Barcelona.

Treinta y cinco años hace ya del que fuera uno de los grandes eventos en la historia del thrash en nuestro país, y es que más allá de lo brutal que fue la actuación de los four horsemen en Barcelona, la primera visita de Metallica a España estuvo marcada por la tragedia y los subsecuentes cambios en los carteles en los que el cuarteto de San Francisco aparecieron.

Exprimiendo mi memoria, recuerdo la excitación de tener en mis manos aquél impresionante ‘Ride The Lightning’ en una popular tienda de discos de Andorra. El disco lo acababan de desempaquetar y la portada me deslumbró, pedí probarlo en aquellas rápidas escuchas que con malos equipos en aquel tiempo dejaban realizar, y lo que escuché disparó mi cabeza a ritmo de aquellos martillazos que me erizaron la piel y me convirtieron en fan de la banda.

Dos años y medio más tarde tenía la oportunidad de poder verlos en directo presentando aquél majestuoso ‘Master Of Puppets’ en su primera visita a nuestro país. Pero antes de que ese concierto se llevase a cabo ocurrió la desgraciada muerte de Cliff Burton en aquél accidente en las carreteras suecas, lo que hizo temer por su gira, y claro está, por su visita a nuestro país, la que inicialmente estaba previsto que Metallica realizasen como acompañantes de Judas Priest y Warlock en el 'Turbo Tour', pero la trágica muerte de Cliff Burton y la fuerza que la banda estaba teniendo en los mercados mundiales hicieron tomar la decisión de arrancarlos de ese cartel y proponer una gira en solitario, acompañados en este caso por Anthrax.

Al final ni una cosa ni otra, los conciertos se suspendieron, Judas tocaron con Warlock mientras que Anthrax, con su ‘Among The Living’ a punto de aparecer, desaparecieron del cartel, siendo finalmente los pupilos de Kurdt Vanderhoof, los que ejercieron de escuderos para Metallica durante buena parte de su tour por EE.UU. y Europa, por lo que Metal Church se convertían en la banda que finalmente abrirían el cartel de esa fría noche de enero en Barcelona.

En mi recuerdo queda la inmensa cola ante la entrada al Palau d’Esports de Barcelona, las cargas de la policía, el cacheo minucioso y la aglomeración de gente iba intentando posicionarse en el pabellón, mientras otros, me incluyo en ellos, lo hacíamos viendo el merchan de la banda.

El concierto inició con unos Metal Church que presentaban un álbum que con el tiempo sigo admirando, el intenso ‘The Dark’, que disponía de una gran carga de intensidad y potencia, sobre todo gracias a la voz de su cantante, el tristemente desaparecido en 2005 David Wayne.

Y tras el preámbulo llegó la apoteosis. Con un cartel en el que las cruces de la portada del ‘Master Of Puppets’ presidían un escenario de lo más escueto, los cuatro jinetes cabalgaron hacia la gloria con un thrash de lo más motivador y demoledor. En el pabellón todo era un ir y venir de mareas que me llevaban de un lugar a otro del estadio en oleadas que a veces hacían difícil poner los pies en el suelo y que aumentaban las de por sí expeditivas dosis de temas como el inicial “Battery” y el imponente “Master Of Puppets”, al que siguieron los trallazos de mi adorado ‘Ride The Lightning’ representado por “From Whom The Bells Tolls”, ¡aquello fue para mí una locura!

Debo reconocer que he tenido que tirar del Dios Internet para refrescar mi memoria y posicionar el resto del set, que se conformó por “Welcome Home (Sanitarium)”, “Ride The Lightning”, del que recuerdo haber subido a hombros aún no sé de quién y disfrutarlo casi en primera fila así, mientras Hetfield me señalaba un par de veces. Ahí hubo un parón el en que Newsted realizó un solo, que ciertamente ni recuerdo, para pasar a la intensidad de “Wiplash”, al que se soldó “The Thing That Should Not To Be”, un tema que nunca me ha llegado a encajar, por lo que me tomé un descanso hasta que, y esto lo recuerdo como si estuviera allí, con los oídos pitándome intensamente, los primeros compases de “Fade To Black” me llenaron de adrenalina y, entre cabeceos y empujones, logré llegar a la primera fila donde una avalancha durante la interpretación de “Seek And Destroy” me despojó de ese lugar de privilegio, concluyendo con un “Creeping Death” que propició que la banda desapareciera del escenario antes de recrearse con los bises.

De aquél concierto tengo la imagen de una banda que parecía no creerse lo que estaba viendo en el público (ya que Hetfield de tanto en tanto hacía rotar su dedo índice al lado de su sien), un sonido que aplastaba el pecho y rebotaba en un pabellón que nunca tuvo una acústica ideal para los conciertos, la lluvia de pancartas y camisetas sobre el escenario, y un continuo mar de agitación que hacía imposible quedarse quieto -vuelvo a tirar de Internet para apoyar a mi memoria- “The Four Horsemen” y otro solo, en esta ocasión de guitarra, dieron paso a un clásico que sí recuerdo, ya que en mi retentiva estaba ese espectacular momento de haber vivido el clásico de Diamond Head en el concierto que hacía unos años habían dado los ingleses abriendo junto a Gilschool para unos Black Sabbath que tenían a Ian Gillan a las voces, ese clásico está claro que es “I’m A Evil?”, que Metallica acortaron y me pregunto ¿por qué?

Todo finalizó tras un tremendo “Damage Inc.” que daba nombre a su tour. Una lluvia de púas y baquetas, las intensas luces del pabellón cegándome, una salida lenta de éste y el retorno a casa con una sonrisa, el pitido en los oídos y unos kilos de menos, son imborrables recuerdos de aquella primera vez en la que tuve la oportunidad de ver a unos Metallica que entonces sí eran esa banda por la que te dejabas todo a cambio de su música y su entrega.

Mariano Muniesa
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Esta entrada fue escrita por Mariano Muniesa

9 comentarios

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen hacia la primera vez que los históricos METALLICA tocaron en nuestro pais presentando esa joya como fue MASTER OF PUPPETS.

  • Ignacio dice:

    Mariano buen artículo como siempre, solo un pero , el pabellón del barrio de Begoña? Hay que decirlo tal y como era El pabellón de deportes de El Real Madrid. Aunque se sea del Atléti , en aquella época era nuestro sitio de conciertos de esa magnitud ( Maiden , judas , Metallica, etc)

  • Nodoyuna dice:

    Venga Mariano, tú puedes. Repite conmigo:
    Es-pa-ña.
    Pabellón del Re-al Ma-drid.

    ¿Ves? No es tan difícil.

    • Nodoyuna dice:

      Por cierto, el artículo me ha encantado. Me he hecho revivir grandes recuerdos de juventud.

      Pero me superan según que chorradas.

  • lujurioymayonesa dice:

    El pabellon del REAL MADRID, tontolaba podemita de los cojones

  • MIGUEL ANGEL JIMENEZ dice:

    El 9 de octubre de 1986 ocaban en Madrid n el.roman valero junto a judas priest .Que no vieron claro, ese cartel que hay me parece que esta mal..

  • Acit dice:

    Buen articulo y buenos recuerdo.
    Señor Muniesa, si me lo permite, es bueno no repetir palabras. Entiendo que, por el motivo que sea, usted no quiera escribir España. Pero utilizar tantas veces "estado español" suena un tanto ridículo. Intercaleló con España alguna vez, le aseguro que no le saldrá sarpullidp alguno y será más ameno.
    Un saludo

  • José Luis dice:

    Diamond head daneses????
    Metal church ingleses????
    No tenéis ni puta idea...vaya periodistas...cero rigor.....

  • Sergi dice:

    "célebre es ya la destructiva critica que PG firmó en nuestra revista"
    PG? Puedes dar nombres y apellido.

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