LUJURIA: 20 AÑOS DE SINCERIDAD

31 enero, 2012 3:02 pm Publicado por  5 Comentarios

La Sala Live!, Madrid
Auténticos, potentes y siempre cercanos, los segovianos se han abierto paso por el arduo pero complaciente mundo de heavy metal a base de trabajo y sinceridad, la que, focalizada en la persona de su front-man, Óscar Sancho, exhiben cada vez que se suben a un escenario. El pasado fin de semana Lujuria volvió a hacerlo y una vez más se cumplió a rajatabla la máxima aquella que, en una metáfora muy propia para la banda en liza, Óscar ha proclamado en más de una ocasión: “Un concierto es como un polvo, tiene que disfrutar tanto el de arriba como el de abajo”. Pues dicho y hecho, tanto los del escenario como los que dábamos un más que saludable aspecto a la sala Live! de Carabanchel nos lo pasamos en grande. Al fin y al cabo, ¿Qué es el rock sino diversión?
Como grupos invitados, que no teloneros según el profesor segoviano, caldearon el ambiente los jovencísimos powermetaleros Third Dimension y unos Ciclón más heavys que el viento. Los primeros dieron buena cuenta de sus habilidades tanto técnicas como compositivas, y con inevitables reminiscencias al power metal alemán, lograron entusiasmar al público más tempranero, versión del “The Number Of The Beast” de Iron Maiden incluida. Los segundos, por su parte, nos retrotrajeron a los ochenta más salvajes con temas frescos, concisos y cañeros como “Palabras de Acero”, “Sangre Inmortal”, “Rock and Roll”, “Salvaje” o “Matar Por Matar”, en la que Javier Endara, cantante de Wild, se dejó la garganta con una bienvenida colaboración. Entre su cosecha propia, se colaron dos estupendas versiones de Sobredosis, “Alíate”, y Barón Rojo “Resistiré”, concluyendo con esta última. “Este rollo siempre ha sido actitud y libertad”, clama uno de sus cortes más representativos, y desde luego son fieles a sus principios. Sigue habiendo savia nueva íntimamente ligada con las raíces, así que la continuidad y el relevo están garantizados a todos los niveles dentro de una escena, la de nuestro país, que bien merece más repercusión.
Cuando por fin Lujuria, presentados por Óskar de Iría, escalaron el escenario madrileño, la concentración de público en la sala era considerable, más aún teniendo en cuenta los tiempos que corren y las fechas en las que se celebraba el evento. Todos los ahí presentes cibramos de lo lindo como buenos miembros del “Escuadrón 69”, al que loaron como primera acometida, seguida enseguida de la pintoresca y aclamada “Estrella del Porno”. “¡Veinte años dejándonos los huevos!”, exclamaba una y otra vez Óscar, y es verdad, dejándose los huevos para que una estimable horda de seguidores siga, dos decenios después, disfrutando con temas a los que nunca les ha faltado el gancho y el mensaje, con mayor o menor acidez, chispa, fuerza o reivindicación. Leña tiene siempre el vocalista para aquellos que chupan del bote y abusan de inaceptables posiciones de privilegio para aprovecharse o imponer a los demás. Y pronto empezó el torrente de nombres irremisiblemente ligados al desprecio desde los valores que la banda, y gran parte de la comunidad rockera, promulga, comenzando por los tres mosqueteros que han manejado a su antojo los hilos de la Comunidad de Madrid: Esperanza Aguirre, Ana Botella y Alberto. R. Gallardón, premiado con una cartera ministerial por haber dejado tras de sí el ayuntamiento más endeudado del país en un ejercicio de megalomanía y elitismo sin parangón. Pero esta noche era más de homenajes que de críticas, y así lo esclareció Óscar antes de rendir tributo a Pepe Mari (Bella Bestia, ex Beethoven R), recordando que en ese mismo escenario sufrió un infarto en pleno concierto y que por primera vez había vuelto al lugar desde entonces. Después, dedicó puntualmente a los obispos que dicen que la fornicación es pecado “Jekyll & Mrs Hyde”, que sonó como un cañón a pesar de que la calidad de sonido aún habría de mejorar. Hubo mención al también presente cantante de Obús, Fortu, antes de arremeter con la coreadísima “Joda Quien Joda”, y es que el vocalista vallecano les enseñó que había que permanecer fieles al heavy metal. Esa fidelidad fue una vez más premiada por los seguidores, que a su conclusión corearon el nombre de la banda para que luego Óscar bromeara con lo que sucedería si Rouco Varela entrase en ese instante y escuchara un clamor de cientos de personas gritando “¡Lujuria, Lujuria!”. Sorprendieron con un tema de una obra que no por diferente es prescindible, sino más bien al contrario, aquel  comunero y magnífico ‘…Y La Yesca Arderá’, del que seleccionaron con gran acierto “Traidores Y Criminales Contra Nosotros Batallan”. No sería una mala idea rescatar esta obra íntegra para algún concierto especial.
Pusieron en el punto de mira con tanta acidez como razón a la familia real, en especial al muy honesto Iñaki Urdangarín, con visos a “La Favorita del Rey”, que en directo es una gran baza, para que más tarde el tono contestatario por parte de un indomable Óscar se intensificara, esta vez contra la iglesia y sus proclamas sectarias ante el matrimonio homosexual y el aborto. Nos instó a tomar la calle y recordó el desagradable episodio de calumnias que sufrieron por parte de sectores retrógrados en relación a “Dejad Que Los Niños Se Acerquen a Mí”. “¡Llevadme a la cárcel, pero no me vais a callar!” espetó el cantante antes de que el sexteto nos hiciera botar de lo lindo con ese temazo. La botella de whiskey del Chepas, guitarra carismático donde los haya, no cesaba de bajar a lo largo de todo el concierto y su entrega iba in crescendo. No paró de gesticular ni un instante y su guitarra, en perfecta concordancia con la de Julito y el bajo de un siempre seguro Gallardo, no dio margen al error.
Muchas caras conocidas había en el local, también para la propia banda, y a ello hicieron referencia antes de la fenomenal “Viejo Rockero”, que funcionó de maravilla, como también lo hizo “Cae La Máscara”. Y un apunte de Óscar antes de ésta sobre la afluencia del público a los conciertos de metal: “Sí hay heavies pero no hay pasta porque se la quedan otros”. Invitaron a subir al cantante de Third Dimension, Miguel Ángel, para que a dúo cantara “Nos Somos Carne de Cañón” y dejara, de paso, un buen sello de su portentoso chorro vocal, que sin duda está más hecho al power metal.
Seguidores de todas las edades disfrutaban como enanos del despliegue de garra y buen heavy metal de los segovianos… ¿De todas las edades? ¡No! Porque seguimos sufriendo una ley de naturaleza censora que, sin pies ni cabeza, sesga la libertad de los menores de edad de disfrutar de la música en vivo en las salas de Madrid. Óscar se encargó de devolver este problema a la primera plana y concienciarnos de que hay que movilizarse para que esto cambie. Así, en el transcurso de “Merece La Pena”, nos hizo corear eslóganes como “todos los menores dentro de un concierto” o “la puta calle es de los heavies”, este último cuando recordaba con nostalgia la eclosión de los 80 y la repercusión del movimiento en la ciudad capitalina, deseando que Madrid vuelva a ser el paraíso del heavy metal. No cesaron de demostrar de qué está hecho su corazón, como manifestaron en su siguiente tema, “Corazón de Heavy Metal”, en el que contaron con la presencia de Ciclón al completo. Antes de que se retiraran de la escena, el portentoso batería Maikel tuvo su momento de gloria soleando con las baquetas a instancias de un admirado Óscar. Tanto el batería como el teclista Ricardo, las dos altas más recientes, se han adaptado a la perfección al grupo y unos años después de su incorporación, forman una unión indivisible con el resto de la banda, a la que enriquecen con su calidad.
Los bises los dedicaron íntegramente a grandes bandas del pasado de esplendor de nuestro rock y a la memoria de algunos desaparecidos que edificaron con su talento este rollo en la lengua del Quijote. A Mikel Astrain, que falleció mientras tocaba la batería con Barricada, fue dedicado el exitoso y soberbio tema de la banda navarra “Noche de Rock & Roll”, en la que terminó subiéndose al escenario el mismísimo Fortu para compartir micro con Óscar. El gran Pedro Bruque tuvo su más que merecido tributo en “El Heavy No Es Violencia”, un clásico de un músico al que nunca nadie de este mundillo debería olvidar. La figura del gran guitarrista que fue Javier Ponce emergió con la fantástica “La Fuerza Del Rock”, de Goliath, y “Destrucción”, de los argentinos V-8, fue dedicada a la memoria de Osvaldo Civile y acompañada por un rotundo mensaje de rabia ante las injusticias de nuestros días.  Con ella finalizó antes de lo esperado un excelente show de Lujuria en el que terminamos echando en falta algún que otro tema propio más y, en definitiva, que se prolongara algo más, lo cual los encorsetados horarios de las salas de conciertos en Madrid impidieron. Se hizo corto pero disfrutamos de lleno con el derroche de energía de una banda que siempre ha enarbolado una bandera por encima de las demás: la sinceridad en todo lo que hace.

Texto: Jason Cenador

Foto: Charly R'n'R

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