En una sala prácticamente llena, Sinestress empezaron puntuales para hacer un repaso de su carrera musical en su XVI aniversario, celebrándolo junto a KoveN. No era la primera vez que ambas bandas compartían escenario. Fue una noche de reencuentro, para ser recordada.
El arranque de Sinestress fue demoledor con un trío de temas: “Obsesión”, “Botas gastadas” y “Muñeca rota”, antes de dar paso a la esperada “Años del rock”, que el público coreó con fuerza. La intensidad continuó mientras sonaban los primeros acordes de “Estado sanguijuela”, de su primer disco. En el ecuador de la actuación, complacieron al público con otro de sus grandes himnos con la divertida “La banda del Turco”, que el vocalista dedicó a su mujer.

Uno de los temas que más me gusta de ellos es “Entre tú y yo”, que esta vez, aprovechando que compartían cartel con KoveN, invitaron a Ana Gárcol al escenario para interpretarlo juntos, ya que ella fue quien lo grabó en su segundo disco ‘Fase 2’. Tras un cambio rápido de pilas de la petaca del bajista.
También disfrutamos en directo de “Quiero despertarme”, que estrenaron hace apenas un mes como adelanto de lo que será su nuevo disco, en el que están trabajando. Bromearon diciendo que lo estaban haciendo sin estrés. Los que fuimos más puntuales pudimos disfrutar del tema también mientras el grupo probaba el sonido. Para finalizar la velada interpretaron el último bloque de canciones: “Guerra sin cuartel”, “Lejos de todo” y “Huye conmigo”.

Pasada la medianoche, KoveN salió al escenario y la sala cambió de ánimo como si alguien hubiera encendido una chispa con “Alas de papel” y “Una nueva esperanza”, y no hubo vuelta atrás. La gente estaba cantando y dejándose llevar. Desde el primer momento quedó claro que la voz de Ana Garcol no necesita presentación: potente, limpia. No había duda de quién mandaba sobre el escenario.
Luego llegó “La huida”, dedicada a las víctimas de violencia de género, y aquello bajó las pulsaciones, pero para bien: la banda consiguió que todos guardaran silencio, como entendiendo lo que había detrás del tema. Después sonó “Quién lo agradecerá”, dedicada a los mayores; se formaron dos parejas de baile en la zona central de la sala para acompañar al tema con un vals.

A mitad del concierto dejaron una versión de “Nemo” de Nightwish. Ana volvió a demostrar ahí lo que puede hacer con la voz: se movió entre tonos suaves y arranques poderosos con naturalidad. Después siguieron con “Raíces del olvido” y “En el otro viento”, confirmando que el concierto no iba a bajar el nivel en ningún momento.
Uno de los momentos más intensos llegó con “Si pudiera”, un tema que habla del suicidio; el aire se quedó denso, como si nadie quisiera romper la canción respirando más fuerte de la cuenta.

Con tristeza, anunciaron que este sería su último concierto del año, ya que el evento del I Cotillón Rock, en donde tocarían el día 13 de diciembre junto a Hijos de Overon y Living Tales, iba a ser cancelado. Reiteraron que ellos son músicos y hacen música.
Con Jimmy al bajo ocupando la parte central del escenario marcando “Los dones”, enlazando con “Kaizen”, se acercaba el final de la noche. Cerraron con “Lejos”, a un escaso cuarto de hora de que dieran las dos de la mañana.
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