Entrevistas |Kobi Farhi (Orphaned Land)

«Demostrar que árabes e israelíes pueden compartir autobús ha hecho más por señalar la solución del conflicto que Roger Waters o David Draiman»

Por: Yorgos Goumas

Con el panorama sociopolítico mundial recordando al de aquel entre las dos guerras mundiales, es decir, a estar a "dos minutos antes de la medianoche" de la humanidad, el mensaje de bandas como Orphaned Land (convivencia pacífica, entendimiento entre religiones, evitar los extremismos, etc.) parece haberse quedado en la irrelevancia… ¿O quizás sea justo ahora cuando necesitamos a más defensores de todo esto más que nunca? Yorgos Goumas vuelve a ponerse en contacto (lee aquí la entrevista anterior) con el vocalista de la banda israelí, Kobi Farhi.
Orphaned Land estará participando en el Motocultor Fest con la gira en la que tocarán en Barcelona el 8 de diciembre (Razzmatazz2, entradas aquí) con Azteca, Royal Rage y Ring of Gyges y en Vitoria el 12 de diciembre (Urban Rock Concept, entradas aquí) con Dirty Shirt, Royal Rage, Ring of Gyges y Strale.

¿Qué ha ocurrido en el sentido artístico desde la última vez que hablamos?

“Hicimos dos bolos durante el Hanukka (ndr: fiesta religiosa donde se celebra la revuelta de los judíos contra la hegemonía helenística en la región en el siglo II A.C.) en diciembre, dos meses después de los ataques del 7 de octubre, unos ataques que provocaron el resurgimiento de los temores, los traumas y la ansiedad que yacen latentes dentro de cada judío, creados por la mera enseñanza de la historia; una historia llena de persecuciones, de prejuicios y de la incapacidad de poder contar con un país propio.

Yo personalmente tardé un par de semanas para recomponerme, además del hecho de que conocía personalmente a algunas de las víctimas, ya que eran fans de la banda, uno de ellos asesinado a sangre fría delante de su mujer e hijos. El efecto de dichos ataques se manifestó a múltiples niveles y uno de ellos fue el parón total de cualquier expresión artística.

No sabíamos si a la gente le gustaría volver a escuchar música en directo, así que subimos un post en nuestras redes sociales donde hacíamos la pregunta sobre si la gente pensaba que la música podría ayudar a la hora de curar las heridas y reforzar ese sentido de unidad ante la adversidad. La reacción de los fans fue algo que no había visto. Siempre he percibido la música como un medio de sanación psíquica y de fraternidad, pero no me había dado cuenta de cuanta de verdad hay en esta creencia hasta que leí los mensajes de los fans implorándonos para que volviéramos sobre las tablas.

Habré tocado a más de mil shows en unos cincuenta países, pero ninguno ni por asomo se acerca a la carga emocional y simbólica que tuvieron aquellos dos shows de diciembre en Tel Aviv. Sabíamos que teníamos una misión y durante la prueba del sonido todos teníamos ganas de llorar. En un momento, tuve que ir al baño para descargar mis lágrimas. Lloré durante veinte minutos para descargar así todo mi pesar y no llevar nada conmigo sobre el escenario.

Teníamos que presentarnos firmes y fuertes ante el público, ofrecer apoyo emocional y un sentimiento de fuerza y estabilidad y no hacer las cosas peores. Aun así, ambos conciertos se convirtieron en una sesión de lágrimas, de descargas emocionales brutales por parte del público. En un momento dado, pedí al público que abrazara a la persona a su lado, aunque fuese un desconocido. En otra parte del concierto, durante un tema acústico, bajé del escenario cantando y abrazando al público.

Ya sé que suena a una sesión de New Age o hippie, pero en aquellos momentos parecía ser la cosa adecuada que hacer. La carga emocional era de tal calibre que los fans previamente nos pidieron que no tocáramos a temas como “Brother”. Nos llegó el mensaje de un fan, y de izquierdas para más inri, que nos decía que su hijo de 18 años estaba participando en las operaciones militares en Gaza y no podría oír la parte de la letra en árabe.

Tampoco tocamos “All Is One”, y para los temas “Let the Truce Be Known” y “Only the Dead Have Seen the End of War” quitamos los efectos sonoros de las bombas y las alarmas aéreas; así de traumatizados estábamos todos.

Sabes que en los directos salgo con un pañuelo palestino, pero fueron mis propios compañeros de banda los que me sugirieron que no lo hiciera. Fue un sentimiento agridulce y muy bizarro, porque este tipo de cosas van en contra del propio concepto de la banda, pero en aquellos momentos teníamos que estar ahí para nuestro público y para nuestro pueblo.

Después, en primavera, hicimos una gira por Sudamérica. Ya habíamos recibido amenazas, así que durante el periplo estuvimos acompañados por equipos de seguridad. Fue otro paso más hacia la sanación, porque obviamente estamos ahí por los fans, se merecen vernos en directo, y esta es la esencia de una banda: tocar en directo. La gira salió redonda y sin incidentes.

Finalmente, hicimos dos bolos en Tel Aviv celebrando el 20º aniversario del disco ‘Mabul’, dos shows especiales también, ya que nos reunimos con Yossi y Matti, los dos exguitarristas. Los grabamos en audio y vídeo y creo que van a ser publicados en un algún momento".

Motocultor es el festival francés que llevará por toda Europa giras como esta, en las que un nombre de reconocido calado internacional encabezará una lista de destacadas bandas que tendrían complicado actualmente tocar en grandes escenarios, como es el caso de los rumanos Dirty Shirt, los finlandeses Strale, los islandeses Ring of Gyges o los brasileños Royal Rage.

Hicisteis cuatro conciertos en cuatro meses en Tel Aviv y ¿agotasteis las entradas?

“Sí, vendimos unas cuatro mil entradas porque la necesidad de la gente de escuchar música en directo se podía palpar. Fuimos como un oasis en el desierto. Fuimos la primera banda a la hora de actuar en directo en Israel después de los ataques, y desde entonces la actividad artística en el país se va regenerando poco a poco, y la vida en general: los bares han vuelto a abrir e incluso hubo un desfile del "gay pride" en Jerusalén en mayo. Hay que intentar volver a un cierto grado de normalidad, si no, te vuelves loco con toda esa muerte que te rodea”.

Vuestro bajista, Uri Zelha, tiene una tienda de discos en Tel Aviv. ¿Cómo lo lleva?

“Obviamente, justo después de los ataques fue terrible, ya que todos los negocios, excepto los supermercados, estaban cerrados. En un momento, Uri posteó en las redes sociales que la tienda necesitaba la solidaridad de la gente y la comunidad metalera del país se volcó con él, empezando a acudir a la tienda otra vez o haciendo pedidos online. Sabes, si el país sigue de pie es por la gente y no por el gobierno.

Te daré el primer ejemplo que se me viene a la cabeza: tenemos a un ministerio cuyo nombre en traducción literal es el “Ministerio de las Explicaciones”, algo así como ser la portavocía del gobierno. La ministra de dicho ministerio no era nada más que una marioneta en las manos del primer ministro Netanyahu, escupiendo veneno y división al pueblo. Justo después de los ataques ella dimitió, porque era tan inútil y estúpida a la hora de hacer su trabajo que ella misma lo sabía y prefirió dimitir antes que hacer el ridículo”.

¿Cómo defenderías la propia existencia de la banda dentro de este panorama desolador que va en contra de todo lo que representáis?

“Yo mismo me preguntaba después de los ataques si seguíamos siendo una banda relevante. Cuando expresamos nuestro apoyo a nuestra gente, recibimos inmediatamente muchas críticas, y calculo que unas tres mil personas nos anunciaron que ya no eran fans de la banda; fans que después de veinte años de seguir a la banda iban a tirar a la basura los CDs que nosotros mismos les habíamos firmado. Mi propia esencia se había puesto en duda por mí mismo.

Cantar y transmitir un sentimiento de hermandad y unidad es lo que he hecho toda mi vida y es lo único que sé hacer. Es una lucha interna que aún no ha terminado. Creo que la banda y yo como artistas nos hemos menguado porque nuestra relevancia, nuestro mensaje, nuestras ideas se han puesto en duda en un estado frágil de existencia.

Los propios miembros de la banda hemos visto cómo nuestros propios conceptos se han alterado de distintas maneras. Uri, por ejemplo, ha puesto en seria duda el mensaje de la banda: ha adoptado por ideas más derechistas, y yo, aunque soy de izquierdas, le entiendo hasta cierto punto porque no todo es blanco y negro. Mucha gente de izquierdas y pacifista fue asesinada en aquellos ataques; incluso varios musulmanes, pero no se habla de ello.

Sabes, puedes matar, de manera literal y metafórica, a una persona, pero no puedes matar sus ideas. Cuando la gente nos decía que nos abandonaba, les respondíamos algo así como, adiós y buena suerte, pero vuestros hijos y sus hijos volverán, porque aunque  todos nosotros en un futuro ya no estaremos en la Tierra, las canciones y su mensaje seguirán aquí.

Nuestras peleas en las redes sociales se habrán olvidado, pero las ideas sí que serán recordadas. Puede que, en estos momentos, nuestro mensaje parezca irrelevante o no valido, pero somos una banda muy singular dentro del panorama internacional y nuestro mensaje volverá a ser relevante en el futuro.

Además, que conste que hemos perdido también fans israelíes por haber criticado duramente al gobierno israelí en nuestras redes. Todo esto forma parte de lo que significa estar en una banda como Orphaned Land. Hace un mes estuve en Jerusalén para participar en un documental acerca de músicos israelíes y árabes y sus vidas. Nos reunimos en un estudio y al final acabamos componiendo cinco temas en unas sesiones también cargadas emocionalmente, y fue allí donde entendí que aquello, lo de crear música con mensaje, es lo mejor que puedo hacer y es mi misión en este mundo.

Las sesiones con los músicos palestinos fue lo mejor que me había pasado a nivel artístico aparte de los bolos que te mencioné al principio. Cuando estuve en Chile, país desde donde recibimos la mayoría de las amenazas precisamente ya que existe una gran comunidad palestina allí, visité la tumba del cantautor Víctor Jara, que fue asesinado por el régimen de Pinochet, y me quedé pasmado cuando vi el estado en el que se había quedado la tumba porque las luchas políticas de hace medio siglo siguen vivas aún.

El nombre de Salvador Allende en su tumba había sido tachado con un spray y por encima habían escrito "Viva Pinochet", mientras que las tumbas de gente del régimen habían sufrido lo mismo con grafitis rezando "Asesino". Cuando vi a la tumba de Jara en un estado lamentable, que era solo un cantautor, y después pienso en los nombres con los que me han llamado a mí, me di cuenta que así es como funciona el mundo: para algunos seré un letrista de paz, para otros un hipócrita; para unos seré un izquierdista y para otros un sionista. Es interesante cómo cada uno percibe las cosas a través de su filtro particular y no hay nada que hacer al respecto. Simplemente, seguir haciendo lo que sé hacer mejor”.

¿Has llegado a conocer a David Draiman (ndr: el vocalista de Disturbed es el mayor defensor pro-israelí dentro de la escena metalera, ya que él mismo es judío)?
“Sí, claro. Incluso una vez cenamos en mercado central de Jaffa (ndr: la ciudad natal de Kobi). Sin embargo, más tarde empezó a quejarse a nuestro amigo en común de que yo soy demasiado izquierdista (risas) o que mis ideas ofrecían muy poco y demasiado tarde. Es una de las típicas personas que lo ve todo blanco o negro y que sus ideas son las mejores y los demás estamos equivocados.

Siempre he intentado evitar a personas así, incluso dentro de la izquierda. Yo personalmente, entiendo algo de los derechistas cuando dicen que tendríamos que tener una "defensa activa", porque en el menor descuido intentarán aniquilarnos, pero también entiendo parte de los de la izquierda que abogan por la solución de la convivencia, porque ni los judíos ni los árabes irán a vivir a otra parte. Aprecio sus esfuerzos a la hora de señalar el resurgimiento del antisemitismo en los EE.UU.”

¿Y qué opinas de Roger Waters?

“Él se encuentra en el campo contrario al de Draiman, pero también ve las cosas en blanco y negro, aunque curiosamente también había tocado en Israel antes de liderar el boicot para que los artistas extranjeros no toquen en Israel. Las ideas de ambos no promocionan el dialogo y no hay manera de que ellos se muevan un ápice de sus posiciones ideológicas, y tampoco se trata de intentar de bloquear, de neutralizar a ambos extremos. Las cosas no funcionan así.

Sabes que somos la única banda metalera que llevamos con nosotros de gira a una banda palestina, Khalas. El hecho que demostramos al mundo que árabes e israelíes pueden compartir el mismo autobús, comer juntos, beber juntos, lavar la ropa juntos, ha hecho más a la hora de señalar el sendero hacia la solución del conflicto que lo que jamás harán Roger Waters o David Draiman. Desgraciadamente, ni con esta flagrante prueba de convivencia pacífica ellos iban a cambiar de opinión”.

¿Cuál es el futuro inmediato de la banda?

“Vamos a girar por Europa en septiembre, noviembre y diciembre. Es la gira que íbamos a hacer el pasado enero y marzo para promocionar el disco en directo ‘A Heaven You May Create’. Obviamente, hay preocupaciones acerca de la posibilidad de incidentes o provocaciones, pero tenemos que dejar la seguridad de nuestras casas y tocar por ahí para la gente que quiere escucharnos y vernos de cerca.

Con respecto al próximo disco, creo que voy a cavar más dentro del pozo negro donde me encuentro actualmente para regodearme en el lodo de la desesperación. La gente cree que somos una banda hippy, en un mundo de luz y rosas, pero también se pierde la esencia de la banda. Cuando se ríen de nosotros diciéndonos cosas como: "¿Dónde está ahora vuestro “All Is One”?", lo hacen porque no saben que el verdadero significado de la canción es que, precisamente, hemos fallado como humanidad a la hora de comprender que de verdad todos somos uno".

Escucha ‘A Heaven You May Create' en Spotify:

Redacción
Etiquetas: , , , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *