Entrevista a Luback: “Nos alimentamos del rock clásico, pero vivimos en el siglo XXI”

3 febrero, 2021 12:38 pm Publicado por  2 Comentarios

Foto: Roberto Valentín Carrera

Muy inspirados por el rock clásico y su permeabilidad al soul, al blues y al country, este excelente conjunto madrileño no ha detenido su engranaje creativo y, tras la publicación de un EP titulado 'The Deal’, se encamina hacia un nuevo álbum de larga duración que verá la luz el 12 de marzo marzo con el título de ‘The Measure of the Step’ y del que ya circulan varios singles. David Esteban recaba las impresiones de Cristian del Corral (voz y guitarra), Marcus Wilson (guitarra), Yago Sáez (teclado), Héctor Cebrián (batería) y Manu Fernández (bajo y violín)

Pregunta obligada, ¿cómo y cuándo se forma la banda?

(C) “Yago (teclista) y yo nos conocíamos de haber tocado juntos unos cuantos años en otro grupo, y cuando aquello se disolvió decidimos juntarnos los dos para tocar de vez en cuando, disfrutar, pasar el rato... Pero claro, es que disfrutábamos mucho y, poco a poco, se fue gestando este proyecto. El punto de inflexión fue grabar una demo allá por 2011. Después, todo ha ido muy poco a poco. Dar con la gente adecuada, como sabéis, no suele ser fácil, pero hemos tenido suerte y ahora, desde la llegada de Héctor (batería) hace año y medio o así, tenemos por fin esa sensación de banda, en el más amplio sentido de la palabra”.

Supongo que tener en la banda a Marcus, originario de Carolina del Sur, es un aporte de sonoridad puramente americana y sureña, ¿verdad? Todo un lujo. ¿Cómo recaló en Madrid?

(Mar) “Claro, es que decir "guitarrista Marcus Wilson, de South Carolina" parece que añade credibilidad al asunto (risas). Sí que me noto muy americano en influencias y en mi forma de tocar, pero la verdad es que como persona no soy taaan americano. Solo viví allí los tres primeros años de mi vida.En realidad, ese aporte sonoro viene principalmente de los discos que me regalaba mi padre en Navidad (Allman Brothers, Crosby Stills & Nash, Johnny Winter, etc.) y puede que un poco del factor genético, si es que existe. Con padre americano y madre brasileña, terminé creciendo en Brasil. Luego me trasladé a Madrid por el trabajo de mi madre, y aquí sigo desde hace doce años”.

¿Por qué habéis editado un EP compuesto por cinco cortes titulado “The Deal” junto con diversos sencillos en vez de haber sacado un disco al completo?

(Y) “Pues fue una cuestión del timing de las circunstancias de la banda. En un momento dado, de forma bastante impulsiva, decidimos grabar ‘The Deal’ porque queríamos mostrar lo que teníamos en ese momento. No daba para un disco, pero nos gustaban esos nuevos temas, nos parecía un paso importante en nuestra evolución. Lo que poca gente sabe es que aquello se empezó a grabar en 2017, pero el proceso de posproducción fue raro y se complicó. Pasaron muchos meses y, en 2018, cuando por fin parecía que se iba a terminar, nos quedamos sin batería (ya sabéis, cosas que pasan). Y, para nosotros, no tenía sentido publicar el EP si no podíamos tocar en directo, así quetuvimos queguardarlo en un cajón y resetear.

Encontrar batería nos llevó meses, porque teníamos claro que no nos valía cualquiera, hasta que por fin llegó Héctor. Después tuvimos que ensayar el repertorio completo, pulirlo a tope. Todo se alargó muchísimo. Por fin, en 2019, aunque ya nos parecía parte del pasado, publicamos ‘The Deal’. A partir de ahí, empezamos a trabajar con nuevo material y a pensar en el siguiente disco.

Lo de “Need (live at Ahalik Studios)” fue una oportunidad que surgió puntualmente, y nos sirvió para mostrar algo que estuviera más relacionado con el presente de la banda, pero nuestro horizonte seguía siendo el nuevo disco. Cuando por fin hemos podido grabarlo, la situación sanitaria ha hecho imposible la presentación en directo, gira y demás, así que hemos ido sacando singles para hacernos los interesantes. Pero bueno, ya queda poco. En marzo lo tendréis entero, prometido”.

Para quienes no os conozcan, ¿cómo definiríais el sonido de Luback? Por cierto, ¿de dónde proviene el nombre de la banda?

(H) Nos alimentamos mucho del rock clásico, especialmente de los 70, pero vivimos en el siglo XXI y, al final, lo que nos sale es algo parecido a todo aquello pero con un aire más moderno. Creo que es un sonido directo y sincero. Sale de nuestras manos y de nuestros instrumentos sin pasar por mucho tratamiento. En cuanto al nombre de la banda… ¿Cristian?”

(C) “Me toca esta, ¿no? Sí… Hubo un momento en el que teníamos que buscar un nombre definitivo, original y todo eso… Y queríamos que no sonase a nada conocido. Mi madre nació en Guinea Ecuatorial y un día, pesando en esto de buscar un nombre, recordé las veces que me había hablado del recuerdo increíble que tenía de la “Misa Luba”. Es una especie de versión africana de la misa católica, pero muy a su manera, con cánticos y tambores, todo muy intenso y muy espiritual.

No es que tengamos ningún rollo religioso de fondo, para nada, pero sí que he pensado siempre que la música debe ser eso: algo profundo, intenso, espiritual, y al mismo tiempo muy de raíces. Y quería ligar nuestro estilo a esa idea y al rock, así que, al juntar “luba” con “rock”… Pues eso”.

¿Cómo es el proceso compositivo en una banda estilísticamente tan rica como Luback?

(C) “Bueno, somos cinco personas con gustos e influencias muy variados, y al mismo tiempo creemos que hay estilos que pertenecen a la misma familia, por mucho que se les pongan etiquetas distintas. Tenemos poco filtro en ese sentido, y nos gusta esa riqueza, hace que esto sea más divertido. Total, que, al menos de momento, lo que suele pasar es que uno lleva al local un tema nuevo en fase de embrión y, a partir de ahí, todos vamos aportando ideas a la producción. Muchas veces se trata simplemente de tocarlo, que cada uno le dé su interpretación, su toque… y ya casi está. Luego se pulen detalles y lo que surja, pero no hay mucho más”.

Personalmente, “Lucky Man” me parece la mixtura perfecta de sonoridades que podrían definir el sonido de la banda. ¿Estáis de acuerdo?

(Man) “La verdad es que es un cóctel que podría definirnos bastante bien. Es de las canciones que tenemos con más instrumentación y contiene trazas de varios estilos, tirando quizá un poco más hacia el country. Nosotros creemos que hay una parte un tanto psicodélica incluso. Eso sí: ninguna sustancia ha sido consumida durante la elaboración de esta canción (antes o después, puede que sí… nadie se acuerda)”.

Afincados en Madrid, no creo que os inspiren las lejanas a las par que bellas llanuras sureñas de Estados Unidos. ¿En qué os basáis para escribir las letras?

(C) “¡Buuff! En muchas cosas. Intento mirar hacia fuera, no hablar solo de lo que a mí me pasa. Esto me puede llevar a hablar de la vida de uno de mis hermanos, de mi gata, de la autenticidad de mucha gente que conozco o de la actitud destructiva de ciertas personas. Y también hay una parte que tiene que ver con algo así como “la conciencia social”, con no vivir con los ojos cerrados, valorar la suerte que tenemos por haber nacido aquí en vez de allí, inspeccionarnos a nosotros mismos, revisar nuestro mundo y expresar lo que vemos mal, alto y claro. Luego ya, cuando nos quitamos la toga de predicador, te puedes encontrar muchos otros temas “vitales”, como la tristeza más profunda, el sexo, la decepción, una borrachera de las gordas, autocrítica y, a menudo, mucha ironía”.

¿Qué le responderíais a aquellos que criticasen vuestra propuesta musical arguyendo que, al igual que vosotros no podéis hacer southern rock, soul rock o R&B de calidad, un norteamericano nunca podrá llegar a realizar flamenco con fundamento?

(Y) “Bueno, para empezar, esa persona probablemente  no ha escuchado a El Pollito de California o a Chiaki Horikoshi. Pero bueno, para mí las críticas siempre son positivas. Lo peor es dejar al público indiferente. Nosotros no componemos con el objetivo de ser mejores que nadie, ni pretendemos compararnos con el southern rock, la americana o el R&B. Simplemente hacemos lo que nos gusta, y tratamos de hacerlo lo mejor posible, sin pensar en si está dentro de nuestro estereotipo cultural.

Somos como niños dibujando notas y acordes en nuestros paisajes preferidos, sin nadie que nos limite sobre qué dibujar... Para terminar, a esa persona le mencionaría a John McLaughlon o Al Di Meola. Son otros dos buenos ejemplos de fusión musical en los que queda patente que para el arte no hay fronteras”.

¿Cómo se gestó la colaboración con la gran Carmen Villaescusa en “We Learn”? ¡Es todo un portento de voz!

(Mar) “¡Ya te digo! Yo la conocí hace doce años en el instituto, antes de saber que cantaba siquiera. Nos hicimos amigos, y recuerdo que la conocía hacía por lo menos un año cuando, un día, la vi cantar. Y dije: "Cómo puede ser que esta chica delgaducha y delicada tenga ese vozarrón". Impresionante. Desde ese momento, siempre hemos intentado mantenernos cerca musicalmente, hemos montado y compartido grupos, de chavales y no tan chavales. Cristian (cantante) la conoció paralelamente, más tarde, en un coro de góspel, y, de hecho, creo que fue esa conexión del coro por la que nos conocimos Cristian y yo.

En fin, que cuando estábamos trabajando "We Learn", Cristian tenía la sensación (acertadísima) de que en el tema encajaba muy bien una voz femenina, para darle ese timbre y potencia distintos. Creo que no tuvimos duda a la hora de elegir a Carmen y el día de la grabación nos quedamos flipando. Creo que lloramos todos. La musicalidad y la sensibilidad de esta tía... Hacer más de una toma fue hasta una putada, no sabíamos cuál era mejor. Carmen, ¡en nuestro equipo!”

Pese a las dificultades por todos conocidas, ¿existen planes de veros sobre un escenario?

(H) “Luback somos una banda de directo y estamos llevando muy mal toda esta situación. Como banda, no concebimos hacer música sin llevarla al directo, así que es uno de nuestros objetivos principales, pero la situación para bandas como nosotros, si ya era complicada antes, se ha vuelto deporte de riesgo. Haremos lo que podamos pero, como sabéis, las circunstancias mandan”.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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