Entrevistas |Juan Fortea (Junior Mackenzie)

«El arte actual está totalmente descontextualizado»

Por: Alfredo Villaescusa

Foto: Pau Bellido

Existen tipos que parece que han nacido en el tiempo equivocado. Por eso resulta imposible imaginártelos con el móvil consultando sus redes sociales, sino más bien podrías vislumbrarlos en los años sesenta tocando en un festival ante miles de personas o bien recorriéndose el territorio norteamericano en una furgoneta destartalada. Tales sensaciones evoca desde luego ‘Now That We Are Dead’, el último trabajo de un peculiar compositor que lo mismo evoca a The Black Crowes que a Leonard Cohen o Townes Van Zandt. Alfredo Villaescusa  no duda en lanzarse en plancha al universo rico en matices que ofrece Juan Fortea, el hombre que se esconde detrás de este proyecto.

¿Por qué el título de ‘Now That We Are Dead’? (ndr: ahora que estamos muertos)

“Es un reflejo de la impresión que tengo sobre la sociedad desde hace varios años ya, una sociedad bastante vacía y sumisa que básicamente muere en vida. Esa es la esencia del título del disco, que en cierta manera fue premonitorio hacia lo que pasó después. Siempre he considerado que el mundo iba a colapsar y mira tú por dónde…”.

Justo te iba a preguntar si te influyó la pandemia en ese sentido…

“No, fue algo totalmente separado. No es que por el hecho de la pandemia se pensara el nombre del disco, estaba pensado igual un año antes de que empezara. Es un enfoque o filtrado que tengo sobre el mundo y la sociedad en general, las cosas cada vez tienen menos contenido, es todo más inmediato, la gente está más distraída y no se focaliza en lo que considero que es lo importante…Probablemente de todos los discos que tengo este sea el que tiene mayor trasfondo de política y de temas sociales. La pandemia ha evidenciado la facilidad para manipular a las masas o la sumisión de la población en general. En cierta manera a mí me da vergüenza formar parte del colectivo humano últimamente, veo que está todo muy desmontado”.

Foto: Javier Rosa

¿Ha habido evolución desde el anterior álbum ‘Files of Life’?

“Sí, sobre todo en la manera de trabajar y también en el carácter del propio disco. ‘Files of Life’ era más delicado, íntimo y orquestal. Me pilló además en un momento vital más delicado, mientras que ‘Now That We Are Dead’ posee un menú sonoro más amplio, pues hay canciones que te pueden recordar al disco anterior y otras más rockeras como “Bird with No Feathers”, “Don’t Become a Liar” o “Goodbye Love”, que poseen referencias más directas a los primeros trabajos más guitarreros de Junior Mackenzie”.

La introducción “Rise and Shine” ya nos da algunas pautas acerca del concepto del disco, ¿no?

“Exacto, esa es la idea. Es algo que ya hice en ‘Files of Life’, ya que me gusta crear introducciones que sean como si estás viendo una peli, los títulos de crédito, algo que te enganche y te haga preguntarte por dónde van a ir los tiros. Yo concibo los discos como obras completas que se puedan escuchar de la primera a la última canción, aunque me he dado cuenta en los últimos trabajos que algunas canciones también funcionan como singles sueltos. Esta especie de misa profética es un resumen de todo de lo que va el disco”.

Foto: María Bittersweet

¿Dirías que es un trabajo conceptual?

“Bueno, eso de disco conceptual es un poco peligroso porque la gente lo relaciona con música más minimalista. Yo diría que está basado en un concepto, pero, como a mí me gusta decir por no etiquetar, es música que emociona siempre basada en un concepto base sobre el cual se desarrollan las canciones y el diseño gráfico, es decir, todo lo visual que pueda surgir. Concibo los discos como concepto, el arte actual en el que se intenta vender la música a través de singles está totalmente descontextualizado”.

El resultado ha quedado muy variado, ¿pura casualidad o esa era la intención?

“Salió así, porque sí es cierto que en ‘Files of Life’ la producción ya estaba pensada en un principio como algo más solemne o épico, pero en este disco simplemente fueron surgiendo las canciones. Básicamente yo trabajo por impulsos y cuando me encierro se me olvida hasta comer. Voy haciendo canciones y en este trabajo tenemos sonoridades tan variadas como el góspel, el soul, el rock y hasta momentos de jazz. Es un menú sonoro amplio, como digo yo siempre, porque si vas a un restaurante y en toda la carta solo tienes macarrones con tomate y chorizo, pues es un poco aburrido, ¿no?” (risas).

Hay un comienzo muy enérgico con Aurora García en “Birds with No Feathers”, ¿cómo os dio por colaborar?

“A Aurora ya la conocía por su trayectoria tanto cantante o solista como con las bandas con las que ha estado, cuando empezó con Freedonia o formando parte de Late Motiv. Hace unos años coincidimos en un evento, que era el tributo al Concierto para Bangladesh de George Harrison y Aurora estaba por allí, ya que en algunas canciones participaba ella y en otras formaba parte de la sección del coro. Hicimos buenas migas, vi que había afinidad en cuanto a la musicalidad y la manera de trabajar, así que cuando estaba grabando el disco se me ocurrió contar con ella. En un principio el disco estaba pensado para incluir muchas más colaboraciones, pero por culpa de la pandemia, el cierre perimetral y otras movidas anticonstitucionales que nos comimos con patatas no se pudo hacer. Esa canción la grabamos como un par de meses antes de que se declarara el estado de alarma. Tanto Aurora como yo somos gente que llevamos la música en la sangre y no podemos vivir haciendo algo distinto. A mí me gustan mucho las colaboraciones porque creo que, cuando compartes las canciones con alguien con tanto talento como Aurora, crecen”.

Veo algunos paralelismos en tus composiciones con lo que podrían hacer hoy en día Julián Maeso o Morgan, ¿estás de acuerdo?

“Bueno, creo que tanto yo como Maeso, la gente de Morgan o Maika Makovski tenemos ya cierto bagaje y hemos bebido todos de las mismas influencias. Eso se plasma y se nota en las composiciones, aunque en la música está ya todo inventado. Son como recetas, coges un poquito de aquí y un poquito de allá y te haces tu propio guiso. En realidad no hay ninguna intención de sonar a algo determinado, yo hago lo que hago, sé que no he descubierto la pólvora pero lo hago con todo el respeto y cariño que tengo por la música”.

Me parece llamativo el realce que se le ha conseguido dar a las cuerdas, un elemento que no pasa ni mucho menos desapercibido…

“Hace tiempo que empecé a experimentar con sintetizadores y secciones de cuerda reales y entonces me di cuenta de que las canciones que cogían un tono épico muy grande te llegaban a emocionar. En este disco, por ejemplo, quería hacer algo que tuviera toques góspel en ciertos momentos y eso se consigue con trabajo de producción, mirando cómo está quedando, dando vueltas de tuerca…Yo realmente grabo con muy pocos medios porque lo produzco todo yo, no hago la mezcla, pero lo demás lo llevo todo a mi pequeño estudio y a veces requiere mucho más trabajo que si tuvieras un estudio grande o presupuesto para contratar una sección de cuerda o un coro góspel”.

Hablando de ese tema, la intensidad que alcanza “Half Dead” podría recordar a Smashing Pumpkins…

“Me lo han dicho ya, sí, y la verdad es que no me había dado cuenta. Es cierto que posee un aire ochentero o noventero que puede recordar a los Smashing, e incluso a The Cure también me han dicho por la línea de bajo en plan bailonga. Pero ya te digo que no hay intención de sonar a algo, simplemente la persona que está creando tiene unas influencias y a veces salen de manera inconsciente”.

Tengo entendido que buscas oyentes inteligentes y curiosos, ¿abundan hoy en día?

“Los hay, como por ejemplo toda la gente de mi quinta, yo soy del 77. Si miro estadísticas de plataformas digitales o mis canales de YouTube, veo que el perfil de gente que me sigue es de mi edad y son consumidores del tipo de música que yo he mamado. Debido al bombardeo continuo de contenidos y a que todo tenga que ser inmediato parece que no existe esa tradición que había cuando era jovencito, como el ritual de comprarte un disco. Hoy en día al estar todo tan digitalizado la gente considera que la música es un derecho y no un privilegio. En relación a la atención, y esto es en general, no solo con mi música, la gente ha perdido la capacidad de focalizar en algo en concreto, ya que vivimos con un bombardeo continuo de estímulos, como te decía antes. Cuando hablo de personas inteligentes no se trata de ningún desprecio, sino dar a entender que se necesita una escucha activa y para eso tienes que frenar y prestar atención”.

¿Cómo surgió la idea de la portada? ¿No temes que te acusen de macabro?

“Es algo que surgió desde el minuto cero. Quería que el disco se llamara “Ahora que estamos muertos” y que tuviera un féretro en la portada, así que nos fuimos a un tanatorio (risas). El ataúd de la portada es real, aunque luego hicimos un retoque de color y eso. Alguna vez me han dicho: “Joder, qué falta de tacto, sacar un disco así…”. Pero yo soy muy cínico en mi pensamiento y aunque se pueda ver la portada y pensar que es un bajón, en realidad el concepto del disco es todo lo contrario, es una oda a la vida. Defiende y pelea el eslogan de que hay que vivir. Estamos todos pensando lo que haremos cuando seamos viejitos y vivimos en la rueda del hámster, el trabajo, el dinero que si nos suben la factura de la luz…Estamos en una movida en la que te metes y te metes y cuando te quieres dar cuenta tienes 70 años. ¿Qué voy a hacer ahora? No tengo energía para hacer lo que me hubiera gustado hacer hace años. Mi disco invita a vivir en el ahora, ser consciente de todo lo que haces en el momento. Parece una obviedad, pero la gente vive en el pasado, pensando en lo que hizo mal y vive con ansiedad el futuro que está por venir. Suena un poco a gurú emocional, pero en realidad es así”.

¿Qué fechas de conciertos tienes a la vista?

“El 31 de marzo estamos en Planta Baja, Granada; el 1 de abril en el Louie Louie Rock en Estepona y el 2 en el Cosmos Factory en Sevilla, en Las Cabezas de San Juan, un pueblito que está al lado. Y esto es todo lo que tengo confirmado, porque realmente está muy complejo el tema del booking, hay un tapón enorme de conciertos por recuperar de la pandemia, bandas sacando disco…Los grupos de mi categoría de autogestión e independencia lo están teniendo muy difícil a la hora de confirmar fechas”.

¿Te definirías como cantautor o prefieres que asocien tu proyecto con una banda hecha y derecha?

“Ahí tenemos un tema delicado, porque como yo soy la cara visible me asocian con la palabra Junior, hay gente que incluso me llama así, a pesar de que voy ya para sénior (risas). Me gustaría que la gente asociara más bien el nombre con la música, más allá de si es un cantautor o una banda. Si te fijas en el término “cantautor”, el concepto que hay en España podría ser algo tipo Ismael Serrano o ese rollo. No sabría cómo etiquetar ahí, yo siempre digo que hago canciones”.

Alfredo Villaescusa
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