Entrevistas |Javier Baeza

«He apostado por un salto de fe en la música, en el rock que amo; es un ejercicio de fe absoluta»

Por: Charly RnR

Desde tierras ilicitanas llegaba el pasado año 'Salto al vacío', el tercer trabajo de Javier Baeza, músico que fuera miembro de los extintos Noviembre. El rock and roll es protagonista de un disco que se presentó con singles como el que le dio nombre, con un impactante videoclip en el que el cantante y guitarrista aparecía caracterizado al circense estilo del Joker. Para conocer más a fondo el momento que atraviesa Javier, las preguntas de Charly RnR dirigen esta entrevista.

Este es tu tercer trabajo en solitario. ¿Qué has conseguido alcanzar o evolucionar respecto a los anteriores?

"En cuanto al fondo, todos mis discos contienen canciones que expresan sentimientos, encrucijadas, la vida que me sucede a mí y a mi alrededor. Cuido las letras y disco a disco trabajo las palabras, intentando perfeccionar el equilibrio entre imágenes y sencillez. Y en cuanto a la forma, cada disco me siento más y más guitarrista, más deudor del sonido de los clásicos, más rock, más puro, más analógico. Intento beber de los mayores y reflejarlo en los arreglos. Por último, destacaría que este tercer disco es el mejor como producción. Trabajé concienzudamente la preproducción, los arreglos y el conjunto del álbum en mi estudio en casa antes de trabajar con mis músicos y el estudio. Y creo que eso se nota".

Escuchando el disco me ha sorprendido esa faceta musical más intimista y con sonidos más acústicos en “Salto al vacío”, “Estelas sobre el mar” o “Junto a mí”. Sin menospreciar la parte más contundente, veo que te sientes muy cómodo en estas tesituras. ¿Me equivoco? Siento que son temas con una magia especial.

"Sí, por eso este disco está compuesto al cincuenta por ciento: cincuenta rock enérgico y rabioso y cincuenta rock emocional y acústico. Porque las emociones viajan en los medios tiempos, en los espacios acústicos y en las melodías más tristes. Y es cierto que en este terreno me siento muy cómodo. Es una parte de mí muy importante que estaba algo escondida con mi banda anterior, Noviembre, y que saqué libremente en solitario. De hecho, el siguiente proyecto en el que estoy trabajando es un disco de canciones acústicas, muy folk y orgánico, con temas íntimos, rotos, desgarrados y directos".

En muchos momentos escuchando el disco me han venido a la memoria nombres como Enrique Urquijo o Manolo Tena, al que siempre he adorado. ¿Quién te inspira a nivel musical en tu carrera en solitario?

"Hay muchos gigantes en mi maleta de inspiraciones. Claro que Urquijo y Los Secretos están en ella, como Miguel Ríos, Bunbury, Erentxun o Coque Malla. Pero también las paletas de rock de Quique González, un compositor tremendo al que admiro. Y todo el rock americano y anglosajón con raíz, Joe Henry, Bruce Springsteen, Dylan, los Stones, son tantos a estas alturas que resulta difícil hacer un listado.

Me gusta escudriñar discos bárbaros de guitarras, como los de Bonamassa, Larking Poe (bárbaras hermanas que componen y suenan a blues rock por todas partes), reencontrarme con Jimmy Page, David Gilmour o Clapton y volver a las raíces con todo el blues negro del siglo XX, que está plagado de joyas y de sonido auténtico".

La producción del disco me ha gustado mucho porque deja ver todos los matices en cada composición. ¿Quién se ha encargado? ¿Teníais claro el sonido al que llegar?

"Soy el productor del disco, el responsable directo de los dos últimos álbumes. Aunque parezca atrevido, concibo como un todo el proyecto. Desde la composición estoy pensando y tomando decisiones sobre arreglos, instrumentos y el sonido que cada canción requiere. Sé bien lo que busco, lo que quiero y cómo tiene que sonar. Y quiero rock básico y puro, guitarras, base contundente y la magia de un Hammond. Desde esa posición, me rodeo del equipo perfecto para lograrlo.

En primer lugar, de mi banda de músicos, que son los amigos que me han acompañado desde hace más de 25 años, me conocen, les conozco, y disfrutamos juntos. No pienso jamás en contratar a nadie exterior para este trabajo, porque en la amistad está el secreto del disfrute para mí, aunque entiendo y respeto lo contrario.

Y en segundo lugar, grabo en los mejores estudios del mundo para mí: Estudio Uno, en Madrid, de la mano del gran ingeniero Pablo Pulido, su ingeniero jefe, un maestro con mucha experiencia que, además, y lo más importante, es mi amigo; y el otro estudio es Eurotrack, en Elche, cerca de casa, que dirige mi batería José Manuel Maldo. Deposito mi confianza en ellos y el resultado salta a la vista".

A propósito del título, ‘Salto al vacío': ¿Salto de fe o necesidad vital de jugarse el tipo?

"Seguramente, ambos. He apostado por un salto de fe en la música, en el rock que amo, en las canciones que hablan de mí y de los míos, y esto, hoy en día, es un ejercicio de fe absoluta. Se consume deprisa, todo es de usar y tirar, se banaliza la música con productos vacíos que llenan pabellones sin músicos, se va perdiendo el amor por el disco, el artista y su propuesta, hay que pagar por tocar en los garitos, y aunque los festivales venden más que nunca, los bares son apuestas difíciles para las bandas emergentes y hasta veteranas.

Claro que hay salto de fe en publicar un disco, la esperanza de poder tocarlo frente a alguien dos o tres veces al año sin arrojar la toalla después. Y todo esto significa, claro, jugarse el tipo, el dinero, la vergüenza, muchas cosas. Pero tampoco vamos a quejarnos. Seguiremos haciendo canciones y contando emociones porque es lo que nos hace sentir vivos. Y seguiremos intentando tocarlas en directo y compartirlas con el público que quiera escucharnos. Es suficiente. Apuesto por la vida, el riesgo, disfrutar de cada momento y compartirlo. Eso es 'Salto al vacío'”.

Aludiendo a “Escapar”, ¿de qué quieres escapar?

"En aquel momento, “Escapar” era el grito rabioso de salir a la luz tras aquella pandemia que nos recluyó en las casas con un miedo atroz porque no sabíamos qué pasaría con el planeta entero. Fue un golpe de rock destinado a coger a tu pareja, subirla al coche o la moto y huir a buscar la vida. Escapando de las mentiras, de las guerras, del miedo de la pandemia y buscando vivir a pulmón abierto. Y con un ritmo fresco como el viento que nos da en la cara en la carretera. Siempre es bueno escapar de la rutina, de las convenciones sociales, del aburrimiento, de todas esas cárceles que nos imponen o que, a menudo, nos imponemos nosotros mismos".

La verdad es que tus letras me parecen apasionantes… ¿Qué te inspira o lleva a escribir?

"Escucho canciones dentro de mí a cada paso de la vida, en un beso, frente al mar, cuando me ahoga una tristeza profunda, en el correr del tiempo que nos deja poca vida por vivir, la ansiedad de no creer en dios alguno y enfrentarte al final de un agujero negro, rememorar la sensación increíble de un abrazo cálido, todo me lleva a una canción. La vida es poesía y música si nos dejamos llevar por las emociones. Y eso intento reflejar a mi manera".

Siguiendo con tus letras y los títulos de canciones en este disco. ¿Qué es tu “Salvación”?

"En este caso, la salvación es el rock. Fue una de las primeras canciones que compuse para este álbum, y significó un empujón a mi estado de ánimo algo decaído entonces. La salvación a través de la música, de las canciones, del rock’n’roll, de las guitarras, de compartir con los demás las ganas de vivir tras una pandemia terrible, encerrados, con gente aplaudiendo en los balcones, bolos que se cancelaban, noticias en televisión que nos hablaban de dramas terribles, corrupción en la política, el amor en pantallas de móviles en lugar del cara a cara, "likes" en lugar de cartas de amor… La salvación ante todo eso siempre puede ser un poco de rock’n’roll. Para dinosaurios como yo, claro".

Siempre cuando entrevisto a las bandas y músicos les pregunto cuál es la sensación después de tener grabado el disco. ¿Qué te gusta más de este trabajo una vez terminado y escuchado?

"Me siento feliz de haber conseguido un disco que suena tremendamente limpio, auténtico, áspero y cálido, con una producción que no miente y deja a una banda de músicos sonar a pelo y directo al estómago y al corazón. Siempre siento que el último es el mejor disco que he hecho, por lo que tengo que seguir trabajando para sentir lo mismo en los siguientes. Perseguir la excelencia cada momento. El camino es lo importante, no la meta".

No me gustaría olvidarme de preguntarte quienes te acompañan como músicos. Entiendo el proceso de composición es tuyo todo. ¿O intervienen en el proceso?

"Como te decía antes, mis músicos son mis amigos desde hace más de 25 años. El proceso de composición, arreglos y preproducción es completamente mío, sí. Yo fabrico y toco baterías, bajos, guitarras, teclados y coros en mi estudio en casa, preparo las canciones y después las comparto con ellos en Eurotrack y trabajamos en el local de ensayo. Hay un veinte por ciento que siempre dejo al trabajo en común y la improvisación, porque al compartir con ellos abrimos el abanico de sensaciones y aparecen ideas nuevas o cambios interesantes.

Y al grabar se toman decisiones definitivas en muchos momentos que requieren de cambios de arreglos o improvisaciones en solos, sonidos, las elecciones de guitarras, las cajas de las baterías adecuadas para cada canción… Para todo el proceso final de la producción necesito a mi gente y a mi ingeniero, que se convierten en padres y madres del disco por contacto humano".

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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