Entrevista a Brian “Head” Welch (Korn): “El orador dijo que podía hablarle a Dios, y como estaba tan colocado, me pareció buena idea”

24 abril, 2020 2:19 pm Publicado por  5 Comentarios

Desde hoy viernes 24 de abril está disponible, doblada al castellano o en versión original subtitulada, “Loud Krazy Love”, la película en la que Brian “Head” Welch cuenta cómo una espiral de vicios casi acaba con su vida (el coronavirus frustró su llegada a diversos cines españoles, pero puedes alquilarla aquí). Llegó un momento en que el guitarrista tuvo que abandonar Korn para cuidar de su hija Jennea -“Él era su mundo, ella era su todo”, reza el eslogan- y, de paso, salvarse a sí mismo. Halló la luz en la religión aun cuando su dios le puso a prueba llevándole al borde de la bancarrota, pero en el camino le aguardaba el reencuentro con Korn, cuyos músicos fueron también entrevistados para formar parte del film. Todo ello queda extraordinariamente documentado en la cinta, que ofrece gran cantidad de filmaciones caseras tanto de Korn entre bambalinas como de la vida familiar de Head, a quien Juan Destroyer entrevistó por videollamada para ahondar en su historia de superación personal.

No hace falta buscar con qué romper el hielo en estos días. Cada vez que entrevistas a un músico, lo primero que sale a colación es cómo llevamos nuestros respectivos confinamientos. “Las cosas se han puesto feas. Llevo haciéndole seguimiento a tu país desde hace semanas. Está mejorando la situación ¿verdad?”. Del mismo modo que nosotros miramos en qué punto están China e Italia, los países que vinieron por detrás ansían que lleguen noticias esperanzadoras de España. Mientras tanto, y como todos, Brian también trata de mantenerse ocupado. “He estado trabajando mucho en casa, haciendo cosas que necesitaba hacer y para las que nunca encontraba el tiempo”.

“Tenía una hija y era muy consciente de todo lo que me habían quitado las drogas, fui una marioneta en sus manos durante mucho tiempo. Tenía claro que era una batalla que quería ganar”.

Contrasta el tipo calmado al que entrevisto ahora con el veinteañero visiblemente colocado que destroza un cuarto de baño en la película. “Lo veo como algo de una vida anterior: “¿Quién es esa persona?”. La vida sigue y es parte del proceso hacia la madurez. Éramos jóvenes e inmaduros, hay gente que deja de comportarse así antes, a mí me llevó un poco más de tiempo”. Todos tenemos anécdotas que nos hacen ponernos rojos, pero en aquella época no era lo normal que hubiera alguien filmándote, y tampoco es lo más común que un músico famoso, motu propio, airee sus vergüenzas. “Sí, hay gente que me pregunta si no he compartido más de la cuenta. Pero lo quise así, porque para llegar al sitio en el que estoy ahora tuve que atravesar un duro y sucio proceso que quería plasmar, para que quien vea la película tenga claro que si yo pude mejorar y convertirme en la persona que quería ser, todo el mundo puede. Pero tienes razón, a veces me siento como desnudo, he visto la película un par de veces y en algunos momentos…”. Esconde, sonriente, la cabeza bajo el brazo.

Con la sinceridad de los corazones puros, cuenta en la película que, además de a la metanfetamina, también fue adicto al porno. Era una estrella del rock, tenía acceso fácil al sexo real, y cuesta encontrar el motivo por el que se enganchó al sucedáneo. “Creo que aquellas fantasías fueron parte de mi proceso de aislamiento, y complementaban el encubrimiento que hacía de mi otra adicción, no quería que nadie supiera que me metía cristal a diario. Tenía chicas alrededor, y antes de aquello hice con ellas todas las cosas que una estrella del rock se supone que tiene que hacer, pero honestamente, no me llenaba; durante un par de años fui adicto a las drogas y a ese mundo de fantasía, incluso teniendo esposa seguí enganchado a ello”.“Tenía una hija y era muy consciente de todo lo que me habían quitado las drogas, fui una marioneta en sus manos durante mucho tiempo. Tenía claro que era una batalla que quería ganar”.

Jennea en una de las escenas de la película.

Tenía el coche que siempre había soñado, un casoplón, “tanto dinero en la cuenta que casi ni le cabía en ella”, cuenta en la película; pero todo aquella no le había dado la felicidad, de hecho, le ocultaba hasta a sus seres queridos que era profundamente infeliz. A primeros de 2005 toca fondo y le comunica a la banda que se va por dos motivos: reconducir su vida y cuidar de su segunda hija, que había pasado sus primeros años de vida sin apenas ver ni a su madre ni a su padre. Brian obtiene la custodia en detrimento de la mamá, Rebekah. Luego contaremos qué ocurrió con su primera hija, de momento, nos quedamos con esa escena en el garaje de su casa en la que, descolgados de las paredes y amontonados en el suelo los Grammy, discos de platino y demás, le cuenta a la pequeña Jennea que lo va a vender todo y que colgará fotos de ella. “En ese momento quise hacerlo, porque sentía que Korn me había arruinado como persona, no los chicos, sino el hecho en sí de estar en una banda de éxito. Por suerte mi familia me convenció de que si los vendía, acabaría arrepintiéndome. Lo tengo todo aquí, y de hecho, uno de los proyectos de los que te hablaba antes es hacer una especie de museo personal en mi casa colgando todos esos reconocimientos”.

También hubo una cámara allí cuando Jennea –co-protagonista de la película y que entonces tenía 5 años- se reencuentra con su progenitora, a quien apenas recordaba. Con el tiempo, poco a poco han retomado la relación. “Su madre ha tenido que lidiar con sus propios problemas. Hay gente que tiene más problemas que otras o que los gestiona peor. Pero están en contacto, se mandan mensajes del tipo “Te quiero” o “Espero que estén bien” y ojalá esos lazos se estrechen con el paso del tiempo”.

Volviendo a Brian, Korn no era el mal en sí, pero las giras mundiales de una banda de éxito, donde los músicos piden y se les da, expuestos constantemente a la tentación, no eran el entorno ideal para dejar de drogarse. La reclusión fue el paso inicial, aunque infructuoso. “La primera vez que lo intenté solo aguanté dos días, y volví a drogarme durante otro año más”. Pero acabó encontrando el camino a su salvación. “La segunda vez fue con la fe de mi lado, pidiéndole a Cristo que me ayudara, y me desenganché en solo dos o tres semanas”. Una cosa es dejar de drogarse y otra es superar las ganas de volver a hacerlo, pero en su caso, todo fue rodado. “Dejé de echarlo de menos bastante rápido, en unas pocas semanas más, porque tenía un subidón tremendo tras haber sentido el poder de la resurrección de Jesús cuando le dejé entrar en mi vida. Me gustaba más esa sensación que la que obtenía con las drogas. Durante una temporada aún pensaba de manera más o menos recurrente “Estaría bien meterse una buena raya”, pero no creo que me durara más de un par de meses, con alguna tentación que otra durante un año más o así. Pero no, tenía una hija y era muy consciente de todo lo que me habían quitado las drogas, fui una marioneta en sus manos durante mucho tiempo. Tenía claro que era una batalla que quería ganar”.

Head no era una persona religiosa, y no fue fácil persuadirle para que fuera a misa. Pero llegó el día en que dio ese paso. “Me llevó un amigo, y en aquel momento no fui porque pensara que Dios fuera real, sino porque me imaginaba que la gente de la iglesia no se drogaría y me convenía que mis nuevas amistades fueran así”, reconoce entre risas. El caso es que la droga formó parte de su iluminación. “El orador me dijo que yo podía hablarle a Dios una vez regresara a casa, y como estaba tan colocado, me pareció una buena idea, fue lo que hice cuando volví… ¡y me cambió la vida!”.

El momento del reencuentro entre Brian y Korn.

5 de mayo de 2012. Festival Carolina Rebellion, Carolina del Norte. Korn es uno de los cabezas de cartel de un plantel en el que también está Love and Death, la banda de Welch. La película nos muestra el momento en que Brian y su hija se encaminan hacia el bus de gira en el que les espera Munky, guitarrista de Korn. Hasta ese momento, ningún miembro de la banda había comprendido que tuvo que abandonar para cuidar de su hija y de sí mismo. “Munky había escuchado mi historia, pero verme en persona, con el positivismo de mi mirada, y con mi hija sentada a mi lado, que por entonces tenía 14 años… Además, por entonces él llevaba sin beber un año, así que fue como “Ahora lo pillo, tío”, un momento de revelación en el que todo lo que había ocurrido, de pronto cobró un sentido”. Korn y Brian hicieron las paces de inmediato, tanto es así, que aquella noche sale a tocar con ellos el último tema, “Blind”, “la canción con la que empezó todo”, como la presenta Jonathan. Emocionante momento.

Las letras del cantante no suelen hablar de paz y amor precisamente, pero ambos volvieron a conectar con “mutuo respeto. Yo respeto mucho la franqueza con la que Jonathan te dice lo que piensa”. Brian sabe dónde nace el escepticismo de Davis hacia la religión. “Mucha gente no sabe que cuando él era un chaval, su padre se convirtió como yo, y le obligaba a ir a la iglesia, así que tiene malos recuerdos. Cuando me ocurrió a mí su reacción fue “¡Otra vez no!”, pero quise dejar su punto de vista en el documental porque es real, es lo que siente”. Asume que nunca se pondrán de acuerdo en ese punto, pero ambos han aprendido a sobrellevarlo. “Hay como una división entre la gente religiosa y la que no lo es, pero quería demostrar que en un contexto familiar como el de una banda, lo que debe imperar es el respeto mutuo, el amor al prójimo por encima de las creencias u opiniones. Cada uno tiene su andadura en la vida, no le juzgo ni trato de convencerle para nada”.

“Sentía que Korn me había arruinado como persona, no los chicos, sino el hecho en sí de estar en una banda de éxito”

La conclusión final que hace en la película es que tuvo que derribar su vida anterior para permitir que Dios la construyera de nuevo, pero ¿Qué cree que Dios está tratando de decirnos con esta pandemia? ¿Piensa que también forma parte de un plan divino o le hace plantearse cosas como cuando en la película, al borde de la ruina económica, le pregunta, enfadado, por qué le pone a prueba hasta ese extremo? “Siempre te haces preguntas cuando atraviesas por situaciones difíciles. Mi gran “¿Por qué?” es: si Jesús vino aquí para morir por nosotros y redimirnos así de nuestros pecados, ¿por qué sigue habiendo tanto dolor en el mundo? Me pregunto cosas, como todo el mundo, pero guardo la certeza en mi corazón de que tiene un propósito, el sufrimiento produce cosas buenas”. Como todo buen cristiano, cree en la recompensa de la vida eterna. “Solo sufrimos durante unas cuantas décadas, que es lo que dura esta vida, y la promesa es que después no habrá más sufrimiento, así que confía con todo tu corazón, eso es lo único que tienes que hacer, y todo terminará cobrando sentido un día”.

El coronavirus nos ha cambiado la vida terrenal a todos. “Es una locura. Normalmente, cuando ocurre algo en el mundo, tenemos una referencia anterior con la que compararlo y de la que aprendimos alguna lección, pero este es un escenario completamente nuevo”. Korn es uno de los cabezas de cartel de Resurrection Fest, pero… “Dios, se supone que vamos a ir a Europa, que vamos a ir a España, pero yo también estoy esperando más detalles. No sé qué va a pasar, y la verdad es que la cosa no pinta bien. Como todas las personas del mundo ahora mismo, vamos adaptándonos a las circunstancias cada día, cada mes. Cuando se vuelvan a permitir las grandes concentraciones de gente porque sea seguro para todos, giraremos, porque nos encanta conectar con los fans, pero mientras tanto, tendremos que pensar qué hacer, ¿grabar música quizás? No lo sé, estamos hablando sobre ello en estos días”.

El pacto era 15 minutos de entrevista, pero le veo a gusto y aún le arranco algunas preguntas más. Su ex esposa y él dieron en adopción a su primera hija, y viendo el amor que profesa por Jennea, quiero saber si llegó a conocer a su primogénita. “Sí, fue una adopción abierta, así que la he visto unas cuentas veces a lo largo del tiempo, ahora tiene 25 años y sabe más cosas sobre quién soy yo, quién es su madre biológica, ha conectado con mi hija a través de las redes sociales… Todavía no tenemos una relación fluida, algo que espero que ocurra con el tiempo, pero estamos al tanto de nuestras respectivas vidas”.

En lo que respecta a Jennea, tuvo que acompañarle forzosamente en varias giras a lo largo de los años, desde su niñez hasta alcanzar la edad adulta, y estaría en su derecho de haber acabado hastiada, pero para nada. “Adora Korn y le encanta venir a los conciertos, de hecho, cuando viene, se mete en el pogo. Cuando la veo le digo “¡Jennea, ven aquí!”, pero prefiere estar entre la gente que en el backstage, ¡vuelve chorreando sudor!”.

Como decía antes, los miembros de Korn forman parte de la película, pero no así David Silveria, quien fuera batería de la banda hasta 2006. “Llevaba desaparecido tanto tiempo, sin contacto con ninguno de nosotros… Todo lo que teníamos suyo eran imágenes antiguas, estaba fuera de Korn, y además, cuando empezamos a filmar, había mala onda entre él y la banda, con Jonathan principalmente. Yo no le guardo rencor, le deseo lo mejor, pero aquello dificultó aún más el que recuperáramos el contacto”.

Sus padres cuentan en la película que su ídolo de adolescencia era Ozzy, el llamado príncipe de la oscuridad ¿Siguió siéndolo tras su conversión al cristianismo? “The Prince of Darkness! Todavía lo es. ¿Has escuchado el último disco? ¡Es muy bueno! Aún le sigo y le estoy muy agradecido por todo lo que le ha dado a la música, porque sin bandas como la suya, yo nunca habría sentido tanta pasión por ella, ¡le amo! La última vez que le vi fue hace un par de años, en el backstage de uno de los conciertos del Ozzfest, que tocaba Jonathan, y Ozzy estuvo sensacional”.

El lema “sexo, drogas y rock and roll” casi arruina su vida, así que bueno es su consejo para los novicios del estrellato. “Incluso si eres muy joven, intenta pensar qué tipo de persona quieres ser y no te eches a perder por la autodestrucción y las tentaciones. Piensa quién eres y ten bien presente que puedes caer en desgracia muy fácilmente con ese estilo de vida, así que cuidado”.

Me queda la duda, y a él también, de si hubiera vuelto a Korn si Love and Death, su banda, hubiera terminado de despegar. “Es una buena pregunta. Iba camino de conseguirlo, no es que fuéramos muy exitosos, pero me pagaba las facturas. Creo que sí, porque somos como una familia, el vínculo es muy especial y creo que pasó lo que tenía que pasar. Pienso que incluso aunque mi proyecto hubiera obtenido más reconocimiento, hubiese llegado un momento en que habría compaginado ambas bandas, pero quién sabe”.

Ha aguantado con buen talante hasta las preguntas más peliagudas, y no me cabe duda de que me encuentro ante un hombre que encontró la autorrealización. Me despido haciéndole saber que, aunque agnóstico, he disfrutado su historia de superación. “Gracias, me ha gustado hablar contigo y te agradezco el que te hayas tomado el tiempo de ver la película, hermano, espero que sigáis todos bien hasta que las cosas vuelvan a la normalidad”.

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Esta entrada fue escrita por Juan Destroyer

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