Si “lo personal es político”, y en el arte de Bunbury es profundamente social, en cuanto retrata con una pluma ágil las miserias y aciertos de nuestra era, ¿acaso eso no convierte al histórico de Héroes del Silencio en una persona profundamente política? ¿Acaso tener una visión del mundo propia, aunque siempre en constante evolución, no nos lleva a posicionarnos en nuestro lugar, incluso cuando en la creación artística los grises pueden (y deben) aflorar?
Es complejo analizar la vida y obra de un artista como Bunbury, pero lo cierto es que él tiene bien claros los preceptos que guían su día. Recientemente inducido en el Salón de la Fama de los Compositores Latinos en Estados Unidos, el artista ha declarado a EFE que todo lo que ocurre a nivel político le “importa un pimiento”. Estas son sus declaraciones completas: “Yo creo que lo que hacemos los que hacemos música nos dedicamos a unir culturas, a acercarnos a las culturas propias y ajenas, y que nada de lo que ocurre a nivel político me importa un pimiento”. ¿Y tú, qué opinas? ¿Consideras que la posición política es incompatible con encontrar los puntos comunes entre culturas y sociedades?
El zaragozano, que ha pasado a formar parte de este exclusivo club junto con el compositor colombiano Andrés Castro, el cubano Jorge Luis Piloto, la mexicana Mónica Vélez y, póstumamente, el fallecido pianista y compositor Lalo Schifrin, recogió con la humildad que le caracteriza el reconocimiento: “Yo, obviamente, ni podía soñar con este tipo de reconocimiento, ni considero que sea la persona adecuada para recibirlo. Pienso que hay tantos artistas que a mí me emocionaron, fueron los que me llevaron a escribir canciones, que no están inducidos y que lo merecen más que yo”.
Asimismo, el artista aprovechó la ocasión para adelantar que ya está “terminando” un nuevo disco que presentará “enseguida”: “Es un disco muy hispano, muy latino, con ritmos tradicionales y con un acercamiento y una perspectiva, digamos, más cercana a mi carácter y mi forma de ver la música”.
Bunbury, quien recientemente recibió “el mayor halago que pudiera imaginar”, ofreció conciertazos tanto en Madrid como en Barcelona, cuyo desarrollo recogimos en sendas crónicas. En estos bolos, no hubo episodios desagradables con el uso de los teléfonos móviles, como desafortunadamente aconteció en el concierto del pasado verano en Quito.
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