Dream Theater: 30 años de ‘When Dream and Day Unite’

6 marzo, 2019 1:58 pm Publicado por  4 Comentarios

Se puede decir mucho de la alineación actual de Dream Theater, la calidad de los álbumes hechos sin Mike Portnoy y lo que esto ha representado para el status de la banda en la actualidad, pero no se puede negar que han cultivado una carrera llena de trabajos, canciones y logros que los han establecido como una de las referencias del metal progresivo en las últimas décadas. Dicho esto, mirando atrás, a ‘When Dream and Day Unite’, el debut de la banda que está cumpliendo treinta años de ser publicado el seis de marzo de 1989, uno no puede evitar darse cuenta de lo mucho que ha evolucionado la banda y comparar lo que era Dream Theater a finales de los ochenta y en lo que se convirtieron con el paso de los años.

La banda había sido formada a mediados de los ochenta cuando el bajista John Myung, el batería Mike Portnoy y el guitarrista John Petrucci se conocieron en la Berklee College of Music, conocida por atraer talentos de todo el mundo. Siendo los tres de Nueva York y con pasión por grupos como Rush, Yes, Iron Maiden y Metallica, comenzaron su grupo Majesty, complementados por amigos de la infancia de Petrucci, el vocalista Chris Collins y el teclista Kevin Moore.

Esta alineación grabaría algunas demos de canciones originales, pero eventualmente Collins sería reemplazado por un vocalista mayor que el resto de la banda y más experimentado como Charlie Dominici, con un registro vocal menos alto y más melódico. Al firmar su primer contrato con un sello discográfico –cosa que lamentarían después por la falta de marketing de su trabajo de parte de dicho sello-, se les pidió que se cambiaran el nombre ya que había otro grupo llamado Majesty; sería el padre de Portnoy quien sugirió el nombre Dream Theater, por un cine en el Long Island natal del batería.

Así es como surgió ‘When Dream and Day Unite’ en 1989, un trabajo que muestra a una banda joven y con ganas de comerse el mundo, que ya daba señales de la capacidad técnica que desarrollarían con el paso de los años y al mismo tiempo desplegaba canciones más directas y concisas (de hecho, este es el trabajo más corto de Dream Theater hasta la fecha).

Incluso treinta años después, “A Fortune in Lies” es un modo contundente para comenzar, con Portnoy y Petrucci en plan estelar, complementados por una producción que, si bien no es ninguna maravilla, tiene ese gusto natural y orgánico que estos tiempos digitales no nos ofrecen. Ya se intuye la predisposición por la técnica y el virtuosismo de la banda, pero también hay una influencia notoria de los Queensrÿche y Fates Warning más clásicos. Es una de las canciones más sólidas, con cambios de ritmo emocionantes y un Dominici que se encuentra cómodo en estas tesituras.

Luego tenemos “Status Seeker”, con un Moore más predominante con teclados que tienen una marcada connotación ochentera (entendible, era la época) y un enfoque más melódico, con notorio enfoque comercial que funciona de muy buena manera con ese estribillo preciosista. “The Ytse Jam” (Majesty escrito al revés) es el primer tema instrumental de la banda y una de las mejores, desplegando una melodía principal de guitarra maravillosa y un John Myung que tiene una línea de bajo mucho más imperante en esta canción. Aquí también se nota la influencia de Rush, que siempre ha cubierto a la banda como una gran sombra. Uno de los puntos altos del álbum, sin lugar a dudas.

“The Killing Hand” es el primer intento de Dream Theater por escribir una épica progresiva como se volvería tendencia en ellos, pero he de decir que se queda un poco a medio camino. Petrucci tiene un trabajo sólido en las seis cuerdas y la performance vocal de Dominici es encomiable, pero aquí se nota mucho el intento de sonar como los Queensrÿche de ‘Operation: Mindcrime’ y eso es un fallo común en muchas bandas en sus álbumes debut: el deseo de sonar a alguien más porque aún no han desarrollado su propia identidad musical.

La atmósfera un tanto oscura de esta última es continuada por la más directa “Light Fuse and Get Away”, un tema que tiene unos riffs interesantes y unos patrones de batería entretenidos de Portnoy, pero que en lo personal nunca me ha terminado de convencer.

La mayoría de las personas que se han topado con este álbum ya han conocido a los Dream Theater actuales o a los más clásicos, por lo que la percepción general suele ser siempre la misma: hay un enfoque más directo, incluso se podría decir que más heavy, en la propuesta de los neoyorkinos y, si bien las capacidades como compositores no estaban aún desarrolladas, esa inyección de adrenalina juvenil se aprecia. Eso queda claro con “Afterlife”, el tema más rápido y directo de todo ‘When Dream and Day Unite’. Se podría decir que es “el clásico” de este trabajo, en el que se puede notar un leve toque de power metal europeo en la interpretación de la banda.

“The Ones Who Help To Set the Sun” es el otro intento del grupo por ir por la épica progresiva y, si bien prefiero el resultado logrado en “The Killing Hand”, no hay que negar el buen trabajo de Kevin Moore en los teclados en este tema; un músico esencial para comprender el sonido de la banda en sus primeros años. Finalmente concluimos la experiencia con “Only a Matter of Time”, una canción que me parece muy buena en su primera mitad, con una ejecución soberbia por parte de todos los miembros de la banda, pero que decae un poco en la segunda mitad, producto de que pierden el foco y la magia capturada en los primeros minutos. Aun así, es resaltable el trabajo de Portnoy y Moore en esta canción.

Seas fanático de la música progresiva o prefieras algo más metalero y directo, ‘When Dream and Day Unite’ tiene un poco para ambos grupos. Es un trabajo que, fuera en ese momento o treinta años después, muestra a una banda que aún está buscando su sonido y su identidad, pero que ya deja algunas señales de que no les va a tardar mucho encontrar su camino. Solo “A Fortune in Lies” ha sido tocada en giras recientes, así que siempre es bueno revivir los primeros tiempos de una banda que supo crear su propio legado en el género.

Treinta años de un álbum que demostró que los sueños se pueden hacer realidad.

Kevin Tanza

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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