Crónicas

The Time Machine Fest y Pradera Rock: Sínkope, Tahúres Zurdos, Desastre, Barracüda…

«La madrileña localidad de Ciempozuelos acogió dos festivales con el mejor rock como protagonista, asentando su presencia para futuras ediciones a las que no dudaremos en volver»

12 y 13 de mayo de 2023

Campo de fútbol municipal de Ciempozuelos, Madrid

Texto: Txus Tankian. Fotos: Mario Luis (Tahúres Zurdos, La Frontera, Sínkope, Kaos Urbano, Barracüda, Sons of Aguirre & Scila) / Txus Tankian (Desastre) / Luca Vian (Alademoska)

Sínkope

"Hey, Doc: ¿Cogemos la máquina del tiempo?" Pues no hace falta, ya que en el municipio de Ciempozuelos, en Madrid, se sacó de la manga el The Time Machine Fest, en el que revivir grandes éxitos de bandas de rock melódico referentes de nuestro país de los 80 y 90 como son Tahúres Zurdos, con Aurora Beltrán al frente, o los incombustibles La Frontera, una banda con un carácter genuino. Para poner la guinda a este pastel tuvimos a Desastre, una banda también veterana, que se formó en el año 1988, aunque no tan englobada a ese género conceptual, quizás los hacíamos más para el cartel del Pradera Rock que se celebró al día siguiente y que tampoco falta en esta crónica, con Sínkope, Kaos Urbano, Barracüda, Sons Of Aguirre & Scila o Alademoska.

The Time Machine Fest

El campo de fútbol de Ciempozuelos acogió para las fiestas de San Isidro un cartel excelente, que los melómanos que peinan canas vivieron con gusto.

Hay que ver qué profesionalidad y qué manera de llenar con su música un escenario mostraron Tahúres Zurdos. Sin parafernalia te llenan, y es que no hay mayor espectáculo que escuchar la voz de Aurora Beltrán, que mantiene intacto su duende musical con un dulce y desgarrador registro vocal que nos embauca, mientras toca la guitarra con la misma intensidad.

Tahúres Zurdos

Se notaba y se vivía con la emoción que compartía con nosotros su música mientras nos hechizaban temas como “Lujuria”, que abría el show con un rock and roll muy sureño pero en castellano; “Invisible”, donde se vive esa fuerza que roza la melancolía y la crudeza a partes iguales; y se sintió con profundidad la versión en castellano que tienen del “Because The Night” de Patti Smith, bajo el nombre “La noche es”, que el público sintió con gran efusividad como uno de los más esperados.

Par recta final faltaban grandes clásicos como “Chicas fuertes”, “El naufragio”, “Planeta ruido”, “La caza” y “Tocaré”, todos himnos por derecho propio que hacen que esta formación siga al pie del cañón.

Si hay una formación genuina, esa es La Frontera. podrían ser de Kansas, pero eligieron ser de Madrid e impregnaron la esencia cowboy americana fusionada con el idioma de Cervantes realizando una mezcla sensacional de ingredientes que cautivo a nuestro país hace casi cuatro décadas.

El plantel que compone la banda en directo es un lujo para nuestros sentidos, y lo comprobamos con su inconfundible frontman, Javier Andreu, alma máter de esta formación, a quien acompaña siempre Toni Marmota al bajo, Harry Palmer a la virtuosa guitarra, que es poesía del rock (lleva desde 2014 en la banda), y por último Vicente Perelló, que es ritmo y potencia, siendo batería del grupo desde 2011.

La Frontera

Nos trasportaron en un viaje en el tiempo explorando territorios exóticos e inesperados mientras escuchábamos un extenso repertorio que se marcaron, en el que comenzaban con temas muy conocidos, como “Mi dulce tentación”, “Viento salvaje”, “Volverán los buenos tiempos” o “Juan Antonio Cortes”, que nos hicieron menear las caderas a un ritmo estrepitoso.

Sobre mitad del show sonó el tema más emblemático de su trayectoria, “El Límite”, uno de los temas que no debe fallar siendo uno de los mayores hits de su generación. También he de reconocer que me hicieron desbloquear recuerdos de mi cabeza con himnos que hemos escuchado toda la vida sonando con su apuesta elegante y eléctrica, como “Pobre Tahúr”, “Vivo o muerto” o “Judas el miserable”, con la que todos cantamos con fervor.

Para cerrar dejaron los bises de “La Frontera”, “Si el whisky no te arruina…” y “Viva Las Vegas”, que nos clausuraban con un buen sabor de boca al estilo country más chulesco de todo Madrid.

Desastre llevan ya muchos años también a sus espaldas, aunque para ser sinceros creo que esta formación, por el contrario que las bandas anteriores, está cosechando más éxitos en la época actual que en sus inicios, al menos esa es mi percepción de esta banda que considero más que una realidad del panorama actual y que está siempre “in crescendo”, superando sus metas, en lo que no tienen fin.

Eso es bueno, y mucha gente que estaba allí presente estaba esperando ver de nuevo a estos genuinos del rock nacional tan de la calle. Comenzaron con los temas de su nuevo álbum, 'Que corra el aire', y el circo del rock de nuevo saltó a las tablas.

El público conocía de buena tinta estas composiciones contundentes que mezclan los sentidos. Se marcaron una ranchera que se aceleraba con el satírico “Dame un like”, temazos que se convierten en imprescindibles como “Tambores de guerra” o “La cometa azul”, estupendo corte que sin duda es uno de mis favoritos y me recuerda a los mejores tiempos que nos trasmitía La Fuga con esa mezcla indiscutible de melodía, melancolía y buenos acordes, que tampoco podía faltar en este extenso repertorio.

Desastre

La banda sabe mezclar el rock más potente con melodías y temas muy pegadizos, que enamoran, haciéndonos sentir vivos en un concierto. No hay momento en el que puedas quedarte atrás, y es que se sumaban a Desastre los instrumentos de viento y la fiesta comenzaba.

Gran carisma el que deprende Alfonso a los mandos de esta formación, a la voz y al bajo, al que acompañan Archi a la guitarra y a los coros, Chus a la batería y Johnny a la guitarra y a los coros.

Dos tercios de Barracüda se incorporaban con Givo a la batería interpretando "En el sur” y Millán al saxo junto con Pedro Pastor, que lo hacía en la trompeta en más de la mitad del show, con temas festivos con aire ska como “Alto riesgo”, “Calma chica”, “Ruido de sirenas” y, por supuesto, temas insignia que desataban la locura y en los que desde el escenario se formó un ir y venir con movimiento constante, complicidad entre los músicos, armonía y, por supuesto, felicidad con estas composiciones que nos hacen vibrar los sentidos, queriendo disfrutar la vida siempre con una sonrisa al son del conocido “Tabernera”, que enlazaban como fin de fiesta con “Me piro”, muy propio para esa despedida. Sin duda, cada vez que los volvemos a ver disfrutamos más con los conciertos de esta puntera banda.

Por último, hay que felicitar al Ayuntamiento de Ciempozuelos por volver a apostar por la música en directo en su programación, siendo tan importante la cultura para el pueblo, así como a la estupenda organización encabezada por la profesionalidad de 700 monos, que siempre saben atraernos con la mejor selección musical y con una producción de eventos de gran envergadura. ¡Nos vemos en la próxima!

II Pradera Rock Fest

Sínkope

Gran éxito es lo que podemos describir de la bofetada que nos ofreció la segunda edición del Pradera Rock Festival, que se celebró en el municipio madrileño de Ciempozuelos, acogiendo de manera gratuita en su campo de fútbol a bandas de diversos pelajes musicales, todas ellas englobadas en el rock nacional actual más combativo y propio de una jornada festivalera del mítico Viña Rock, y es que muchas de ellas son ya habituales en el mismo.

Estar en ese gran recinto repleto de multitud de almas durante tantas horas seguidas y con el ambiente creado nos hizo transportarnos mentalmente a recuerdos que me vienen a la cabeza que se crean al compartir con tanta gente la experiencia de la música en vivo. En primer lugar, hay que dar las gracias tanto al Ayuntamiento por apostar por este tipo de iniciativas como a la organización, a cargo de la producción de 700 monos, por embarcarse exprimiendo al máximo los recursos que disponen para lograr realizar un evento con total profesionalidad.

El festival crece a pasos agigantados para consolidarse y convertirse en un referente en la zona. Estamos seguros de que con el paso de los años irá mejorando más si cabe. Igual sería bastante interesante ampliar el cartel a dos jornadas, integrando en el mismo el evento “The Time Machine”, que se celebró el día anterior, para dar mayor visibilidad a la marca “Pradera Rock” y a su vez ampliar el abanico, combinando estilos más clásicos. Hasta incluso se podría acotar alguna zona de acampada si eso sucediera, y sería del todo posible ya que estamos rodeados de campo.

Sons of Aguirre

Pero dejemos de fantasear y vamos a lo que nos concierne de esta larga jornada que se abría con una explosiva y divertida fiesta a cargo de Sons of Aguirre & Scila, que ofrecieron una locura en la que mezclaron varios ingredientes como la carga política, el humor, que no cesó durante todo su show, y una propuesta musical que fusiona el rap y el metal.

Acostumbrados a actuar en grandes escenarios, están preparados con un recital muy dinámico y con tantos componentes que invaden las tablas, con la voz de Masa acompañado por sus secuaces Diego Varea y Dia Sexto. A su vez, la banda Scila nos presenta a Edgar Muelas a la guitarra rítmica y voz, Edu Guerrero a la guitarra solista y Rubén Zarza a la batería.

Fue muy divertido escuchar los chascarrillos políticos, que venían muy bien justo en esos días de campaña electoral, coreando al unisonó “’Queremos ir a misa”, frase célebre que sonaba en pandemia, o que se preguntasen que ha pasado con UPYD y que si alguien entre nosotros llegó a votarlos; la referencia ineludible a Toni Cantó y su facilidad de hacer desaparecer todo lo que toca, y la alusión a los toros o la Iglesia.

Sonaron temas como “La cigarra y la hormiga", “Bienvenido a España” o “Fueron pocos”, bailables y pegadizos, en los que la caña se apodera de nuestras caderas y no podemos parar de meternos en faena. Sin duda, el público estuvo a la altura desde el primer minuto, entregado al máximo.

El momento más épico, sin duda, fue ver al tiranosaurio que se encontraba entre el público y que se adueñó del escenario, acaparando todo el protagonismo en el tema “Velociraptor vegano”, un recuerdo que tardaré en borrar de mi memoria.

Barracüda

Para cerrar la descarga lo hicieron con el festivo “Valley Of The Fallen”, a ritmo de ska. Buena manera de comenzar la jornada, y tan solo era el comienzo.

Los profetas en su tierra, Barracüda, fueron una pieza indiscutible para este festival. Además, los vimos muy involucrados en el evento. Ya el día anterior habían estado siendo participes del Time Machine, que se realizó en ese mismo recinto.

Llevan ya muchos años ofreciendo su música en todo el territorio estatal, pasando por grandes eventos. La experiencia cosechada y sus pasos los hemos seguido ya en varios conciertos que hemos cubierto desde esta casa, y no nos cansaremos de repetir el mismo mensaje: frescura, calidad, pasión, juventud, así como experiencia son los ingredientes de esta formación que siempre muestra con orgullo su raíz de Ciempozuelos, al que le dedican uno de sus temas incluido en su debut, “Profundidad”, y que como era inevitable incluyeron en el set.

Con su puesta en escena elegante pero desenfadada en la que este trío que forman Millán (bajo y voz), Aitor (guitarra y segunda voz) y Givo a la batería esta vez nos ofrecieron la propuesta visual más completa si sumamos los cañonazos de fuego que combinaron desde su inicio en “Yo soy de bar” entre otros de los alicientes seleccionados para esta ocasión.

Jugar en casa siempre es una apuesta ganadora, ya que no hay rockero de la zona que no conozca esta desgarradora combinación de punk rock que combina con la esencia original adaptada a los nuevos tiempos. Eso se notó en la efusividad de sus seguidores, que acompañaron grandes temas en los que tienen mucha carga política, como “Nunca se han marchado”, “Soy tan feliz”, “Inmigrante”, “Desahuciado” o “Lorenzo Orsetti”.

Muchos de los presentes eran residentes y otros llegaron de otros puntos, sobre todo de municipios aledaños del sur como Pinto, Valdemoro, Aranjuez y diversos pueblos de Toledo que llenaron este campo de futbol y fueron cómplices de esta genial descarga que no cesaba con grandes clásicos como el conocido “Pastorear”, “El atraco”, “Calles borrachas” y “Tirao” como broche final con confeti incluido.

Gran concierto y, aunque ya van sonando algunos temas nuevos en sus directos, ya tenemos ganas de degustar nuevo material de estudio de la banda.

Sínkope

Pensaba que las barras del festival nos ofrecerían algo de comida, pero ante la imposibilidad tuve que salir momentáneamente del recinto, lo que a mi regreso me hizo demorarme más de lo que esperaba, ya que se generó una larga cola en los accesos al recinto, en los que la Guardia Civil de la localidad se encargó de hacer registros, perro antidroga incluido. Lo más curioso de todo es que sí dejaban acceder con bebida y comida de fuera, cosa que suele ser poco habitual en este tipo de eventos, y me parece estupendo. Para la próxima, ya sé que me llevaré mi bocata festivalero de casa.

La banda que creaba sin duda más expectación, y que se ha ganado a pulso esa legión de fieles, es la de los extremeños Sínkope, que despuntaron con su rock urbano tan característico en escena, con un completo setlist que se englobaba en la gira de presentación de su disco 'Por pensar le dio al hombre', denominada “Alvaritour” en memoria de su road mánager Álvaro González Delicado.

Sin duda, con un recinto completo, su carismático frontman, Vito Iñiguez, nos deleitó con su característico registro vocal mientras sus paisanos Miguel Álvarez (bajo), Alberto David (guitarras), Diego Godoy (guitarras) y Ferdi Hernández (batería) ejecutaban las composiciones con un ritmo frenético de puro rock and roll patrio, iniciando con cortes de su nuevo trabajo como “No fluye nada”, “La alegre tristeza” o “Por pensar le dio al hombre”.

Alternaron con temas de su extensa discografía como “Mi barca y mi mar” o “Si querer me va a doler” de 'El parque de los poetas'. Sin duda, las letras expresan pura poesía de amor rural con sentimientos sinceros.

La gente se volcó y estuvo en todo momento cantando las canciones, enganchándose con el buen hacer que se desprendía sobre las tablas. Me gustó ver lo grande que se ha hecho esta banda a base de un trabajo constante, con un estilo muy personal, que es exclusivo en nuestro país con algunas grandes bandas que lo coronan, entre las que ellos están presentes, y que abarca un amplio sector de seguidores. Esto es muy bueno para la continuidad de un género que nuca pasa de moda, porque siempre ha remado a contracorriente.

No tardaron en echar la vista al retrovisor con geniales temas de sus primeros trabajos que me hizo especial ilusión volver a escuchar, ya que inevitablemente me trasportaron a recuerdos de hace décadas, en los que asocias la música a tu vida cotidiana como en “Matar se me olvida", “Llamando a mi bruja” o, cómo no, el imponente “Tarros de miel”, que fue el colofón de este sincero espectáculo dando paso al resto de artistas que faltaban por saltar a escena. Sínkope nunca defraudan.

Kaos Urbano

A continuación, parecía que ya estaba todo dicho, cuando de pronto irrumpían de manera frenética unos Kaos Urbano con un punk combativo autentico que hizo agitar al público con mosh pits constantes y grandes círculos de la muerte que abarcaban gran parte del campo de fútbol. Sin duda, muchos seguidores venidos de la parte más combativa de Vallekas se hicieron notar en el ambiente y la forma de involucrarse y sentir el concierto fue verdaderamente contagiosa, con un gran sentimiento de hermandad.

A pesar de las horas, los acelerados acordes nos hacían no parar de bailar y sentir una música con mensaje muy directo, social, que llegaba de manera muy directa. Como latigazos fueron sacudiéndonos temazos como “Ni vivo ni muerto”, “Inadaptados”, “Con cojones” , “Héroe solitario” o “Ante la muerte”.

Un gran momento aconteció en la recta final., cuando muchas de las chicas que estaban dándolo todo subieron al escenario a compartir con la banda el poder femenino. Antes de despedirse sonaron himnos como “Los hijos de la calle”, “Nuestros mejores momentos” o “Larga vida al Oi”. Un concierto que lo vivimos como una sacudida, en el que salimos realmente cansados pero muy contentos por la experiencia de complicidad entre público y banda.

Como es habitual en los festivales, pequeños retrasos acumulados entre las bandas hicieron que hubiera un pequeño desfase horario y al haber una sesión de discoteca programada esto hizo que el campo se llenara por completo de las personas que esperaban ese evento posterior, cosa que a priori no fue mayor problema.

Sin duda, los horarios altos de la noche aun me recordaban más a las jornadas de festivales como Viña Rock o el desaparecido Aupa Lumbreiras. Muchos de los chavales que entraron ajenos a nuestro género musical tuvieron la suerte de conocer a una banda como Alademoska, venidos desde Villena, que llevan un espíritu de fiesta con ritmos ska bailables y una voz melódica de Tito que, aunque sabemos que las comparaciones son odiosas, y más en formaciones que ya son consolidadas, nos traen recuerdos a La Pegatina en cuanto a espectáculo o Ska-P por su sonido, en el que se encuentran los instrumentos de viento tan característicos.

Alademoska

El confeti invadió el campo y los temas se sucedieron de una forma muy bailable, positiva y pegadiza. “Vive la vida”, “Mi otra mitad”, “Volaré”, “No pares de bailar "o “Sembraremos rebeldía” nos hicieron cantar y estar disfrutando de la experiencia de esta banda que desprende mucha energía, positividad y que ofreció buenas vibraciones.

Para recta final se despedían tocando como última canción “Somos revolución”, lanzando un mensaje de apoyo a la música en directo, a las bandas, a la rebeldía y al rock and rock. Quizás acabaron un poco molestos por esa minoritaria parte del público que estaba esperando a la discoteca y que lanzó objetos como mecheros o hielo, lo que dificulto la realización del show en las mejores condiciones. Pero, por otro lado, se mostraron muy agradecidos por todos los que estábamos dando soporte en las primeras filas en todo momento, y ellos mismos lo recalcaron.

Sin duda, este concierto será una pequeña anécdota en su currículum que no empañó el gran espectáculo ni del genial festival que han realizado en esta nueva edición del Pradera Rock Festival de Ciempozuelos, que nos alegramos haber cubierto para esta casa con todo detalle para el recuerdo de los muchos que estarán por llegar. Nos veremos en la próxima edición.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Muy buen y completo resumen hacia las potentes descargas por parte de estas grandes bandas de nuestro pais y con algunas de ellas presentando algún que otro álbum en este pedazo de festival rockero madrileño.

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