Crónicas

Crónica de Korpiklaani + Arkona + Heidevolk + Trollfest

«Korpiklaani nos regaló un espectáculo único en el que no faltaron sus mejores temas, mucha caña y una buena dosis del mejor folk metal, que a nadie dejó indiferente»

23 febrero 2018

Sala But, Madrid.

Texto: Clara Sánchez Gallego. Fotos: Alfonso Dávila

No todos los fines de semana se unen en un mismo concierto cuatro bandas de gran renombre en mundo del folk-pagan metal. El viernes 23 de febrero le tocó a la Sala But de Madrid vivir el encuentro de Korpiklaani, Arkona, Heidevolk y Trollfest como parte de su extensa gira europea, que comenzó el pasado 15 de febrero en la ciudad belga de Antwerp. Una cita que ya prometía ser una auténtica fiesta, lo cual no quedó nada lejos de la realidad. Aunque la hora de apertura de sala a las 16:30, resultaba bastante intempestiva, varios asistentes se postraron a las puertas del local horas antes. Jóvenes, adultos, y hasta padres con hijos: ningún amante del folk metal se quiso perder este concierto tan especial. A pesar de que hubo un cierto retraso en la apertura, todo pareció desarrollarse con normalidad, ya que no hubo demora en el arranque del espectáculo.

El toque más festivo lo aportó sin duda Trollfest, la primera banda de la tarde. Desde Noruega, la banda formada en 2003 está compuesta por Trollmannen como vocalista, Mr. Seidel y Dr. Leif Kjønnsfleis como guitarristas, Trollbank a la batería, Lodd Bolt como bajista, Drekka Dag como saxofonista y Fjernkontrollet al acordeón y teclados. Con un peculiar atuendo decorado con globos de colores y luces de neón en todos sus instrumentos, los miembros de Trollfest salieron al escenario ante una sala aún poco llena, pero entusiasmada. Arrancaron con un potentísimo “Professor Otto”, donde dejaron ver su estilo a caballo entre otros como el folk, el death metal y el ska. El espectáculo continuó con “Brakebein”, con el que hicieron bailar a gran parte del público. Su ánimo y su fuerza se mantuvo con “Toxic”, su cover de Britney Spears, con el que demostraron que no hay barreras en el mundo del metal. La sala fue llenándose cada vez más mientras sonaba un atronador “Brumlebassen”.

Tal es el entusiasmo de la banda que uno de los guitarristas llegó a bajarse del escenario para tocar paseándose entre el público, mientras este no dejaba de corear. El setlist continuó con “Steel Sarah” y con un mosh pit en medio de la pista a ritmo de su “Kaptein Chaos”. El público siguió saltando y bailando sin descanso con “Die Grosse Echsen”, al igual que la banda, que tampoco paró de dar caña con “Renkespill”. Antes del final del repertorio, la banda pide que se forme “la conga más larga del mundo” con “Solskinnmedisin”. Y así fue, la sala entera se unió en una conga iniciada por la propia banda, protagonizando uno de los momentos más míticos del concierto. Como último golpe, Trollfest despidieron la But con los ladridos de “Helvetes Hunden Garm”, tema en el que el bajista llegó a hacer crowdsurfing entre el público. El paso de Trollfest por Madrid fue un breve repaso a su extensa discografía, que sirvió como una introducción perfecta y muy fiestera para un público con muchas ganas.

El segundo grupo fue Heidevolk, natales de Holanda. La banda formada en 2002 y compuesta por Jacco (voz), Lars (voz), Rowan (bajo), Storm (guitarra), Joost (batería) y Koen (guitarra) trajo un sonido viking metal mucho más oscuro que el grupo anterior. Con su ‘Vuur van Verzet’ recién estrenado, y con un total de siete discos de estudio a sus espaldas, el grupo vino a demostrar que ningún escenario se le queda grande. “Ontwaakt” fue el tema con el que saludaron a la capital, mostrando toda su garra. A continuación, el público comenzó a saltar al ritmo de “Ostara”, para después llenar la sala de gritos con “A Wolf In My Heart”. Sin perder un ápice de fuerza, la banda dedica al público el siguiente tema, “Het Wilde Heer”, con el que sacan un sonido más melódico, apreciándose muy bien el empaste entre las voces de los dos vocalistas. Con “Yngwaz Zonen”, la sala quedó envuelta en un mar de puños en alto, para a continuación dar paso a la poderosa “Britannia”, ambas canciones de su último disco.

Un gran circle pit se formó en medio de la pista al ritmo de la cañera “Tiwaz”. Y es que al público le quedaban aún muchísimas ganas de disfrutar. La banda invitó al público a corear “Saksenland”, y a unirse a la fiesta con “Drankenlag”. Tras una corta pausa después de “De hallen van mijn vaderen”, Heidevolk regresaron para dar uno de los últimos golpes de fuerza con “Gungnir”, de su álbum más reciente. Como colofón, se guardaron la aclamada “Vulgaris Magistralis” que todo el público estaba pidiendo. Sin duda, fue un concierto cargado de fuerza que supo mantener a los asistentes en pie.

Desde Rusia, llegó Arkona como la tercera banda del encuentro. Un grupo con una trayectoria discográfica imparable desde su fundación en 2002. Han llegado a editar hasta nueve discos de estudio, siendo ‘Khram’ el último de ellos. Masha “Scream” a la voz, Sergej "Lazar" a la guitarra, Ruslan "Kniaz" al bajo, Andrey Ishchenko a la batería y Vladimir Cherepovsky a los vientos vinieron a dar el golpe más pagan de la noche. Como si de un ritual pagano se tratase, el concierto comenzó con “Mantra” a modo de intro, aportando un toque muy tenebroso a la escena. Con Masha al mando del escenario, la banda despegó con un potente “Shtorm”, con el que dejaron ver su estilo folk-pagan-death. La misma fuerza la mantuvieron con “Tseluya Zhizn” y “Khram”, ante un público incansable que no dejaba de corear. A medida que pasaban los minutos, el grupo fue tomando cada vez más energía, con largos temas como “V Pogonye Za Beloy Tenyu” y “Arkaim”.A estas alturas, el multitudinario público parecía haber quedado asombrado por la gran energía de la banda, en especial por la gran capacidad vocal de Masha, que pasa de voz melódica a voz gutural sin ningún problema. Los siguientes pasos de la banda fueron impactar con “Goi, Rode, Goi!” y hacer vibrar a la But con la poderosa “Zakliatie”. Ya casi llegando al final de su setlist, supieron poner en pie a todos los asistentes con la animada y pegadiza “Stenka na Stenku”, en la que los pogos fueron inevitables. Su última descarga de fuerza fue “Yarilo”, tema con el que despidieron a una sala que ha quedado encantada con el paso de Arkona por la capital.

Después de casi media hora de espera, por fin llegó el momento de disfrutar del plato más fuerte de la noche: Korpiklaani.  Desde Finlandia y con casi una decena de álbumes de estudio editados desde su formación en 2003, han sabido ganarse multitud de fans por todos los rincones de Europa, y Madrid no iba a ser menos. Jonne Järvelä (voz), Cane (guitarra), Jarkko (bajo), Tuomas Rounakari (violín), Sami Perttula (acordeón) y Matson (batería) vinieron para demostrar a Madrid lo que mejor se les da hacer: buena música y mejor fiesta. Ante una sala ya llena, los fineses despegaron con su “Happy Little Boozer”, dando por comenzado el gran espectáculo. Atronadores y muy enérgicos, continuaron con “Pili on Pajusta Tehty” y “Tuonelan Tuvilla”, dejando claro que la fiesta no ha hecho más que empezar. Un público que no paraba de dejarse la voz en cada nota recibió con entusiasmo dos grandes temas: “Wooden Pints” y “Lempo”. Y es que no hay límites entre los temas más antiguos y los más recientes.  Los pogos a ritmo de temas muy cañeros como “Erämaan Ärjyt”, “Ruumiinmultaa” y “Petoeläimen Kuola” no faltaron.

A nivel instrumental tampoco hay nada que se les resista, y así lo demostraron con “Vaarinpolkka”. Después, invitaron a todo el público a unirse a su fiesta con “A man with a plan” y “Metsämies”, dos temas imprescindibles en su repertorio. Con “Cottages and Saunas” continuaron poniendo a la sala en pie y contagiando toda su energía a los asistentes. Una de las canciones más coreadas fue “Rauta”, donde se llegó a formar un enorme wall of death en medio de la pista. “Iske, Iske!!”, clamaba la But. Incluso nos sorprendieron con un nuevo tema, que formará parte de su próximo álbum, sucesor de ‘Noita’ (2015). La energía y las ganas de fiesta se hicieron ya imparables con “Juodaan Viinaa”, uno de los temas más alegres y festivos de su repertorio. Lo mismo ocurrió con “Sahti”, su himno para el equipo FC Lahti. Llegó el momento de beber y de volverse loco con la popular “Tequila”. Tras un potente solo de batería de Matson, continuaron mostrando su lado más rebelde con “Beer Beer” y haciendo gritar y corear a todos los asistentes. Por si no fuera suficiente bebida, continuaron con la ya mítica “Vodka”, logrando desatar la euforia en la sala.

Después de una pausa, en la que el escenario se quedó vacío, regresaron Rounakari y Sami para protagonizar un pasaje violín-acordeón muy bien empastado. La banda cerró con su “Crows Bring the Spring”, tema con el que supieron demostrar con creces su madurez musical. Korpiklaani nos regaló un espectáculo único en el que no faltaron sus mejores temas, mucha caña y una buena dosis del mejor folk metal, que a nadie dejó indiferente.

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