Crónicas

Eveth: Horizonte áureo

«Cuando el contexto esté a la altura de su buen hacer, serán cientos, si no miles, los que vivan en directo una banda que, a la altura de su cuarto disco, merece muchísimo más protagonismo»

20 diciembre 2019

Sala Entre Darts Rock, Madrid

Texto: Jason Cenador. Fotos: Jason Cenador / María Duarte

Hay veces en esta vida que el contexto no encaja con lo acaecido, como cuando un animal oriundo de los polos quema sus días en un absurdo zoológico lejos de su hábitat o cuando copea en una costa habitualmente poblada de guiris ávidos de sol. O cuando una banda con una calidad que poco o nada tiene que envidiar a las más convocantes de su género hoy en día actúa ante apenas dos docenas de personas. Esto ocurrió en el show de los mallorquines Eveth en la capital, aunque la fecha no era, quizá, las más adecuada para grandes congregaciones de público.

Por motivos ajenos a la banda, el concierto arrancó con un importante retraso, que no minó en absoluto el tremendo entusiasmo con el que sus avezados integrantes exhiben cada vez que se muestran bajo los focos, sea ante veinte o ante doscientas personas. Aunque el volumen era ensordecedor, a todas luces excesivo para las dimensiones del local, todo lo eclipsaba el formidable despliegue técnico de una banda que sabe supeditarlo a la perfección a unas canciones redondas, pulidas, rotundas y convincentes, que en directo ganan todavía un punto de gancho y expresividad.

Con su último álbum, 'Puerta áurea', como uno de los imprescindibles de este año que termina para los amantes del heavy metal melódico y el power metal,  Eveth descargó su repertorio con pasmosa efectividad, poniendo en valor la inusitada pegada de temas como la inaugural “Cruzado”, la fornida “Entre las sombras”, “La revelación”, la hímnica y monumental “Las dos caras” o la coreable y melódica “Tu obsesión”, sucedida una tras otra en los primeros compases del ideales para interactuar en directo.

También se dejaron caer por el repertorio la emotiva “Cielo”, que David “Sapometal” dedicó al bebé del vocalista y al suyo, que iba en camino; “Ker”, “Skål”, ideal para brindar; “Guerreros de Odín”, la sensacional “Los XII caballeros”, la sobresaliente y adictiva “Por convicción”, en la que el cantante, David Dalmau, recordó la participación del vocalista de Dünedain Carlos “Nano” Sanz, catalogándolo como uno de sus preferidos y deseando que pronto se suba con ellos a cantarla; y “Esclavo de la ira”, interpretando así la totalidad de las composiciones del que es ya su cuarto trabajo.

No se dejaron en el tintero canciones de otros discos como “Torre de babel”, tras la que el frontman pidió un aplauso para los presentes manifestando el placer que era para ellos estar en Madrid “aunque seamos poquitos”; y las más antiguas “Último adiós” y la concluyente “Conjura de villano”, piezas que demuestran que el buen hacer y la solidez no es flor de un día, sino fruto de un amplísimo bagaje que, de hecho, sus componentes ya atesoraban antes de dar a luz a la banda hace ya prácticamente una década.

Es una delicia contemplar de primera mano y desde una perspectiva privilegiada el virtuosismo que David “Sapometal” imprime a sus solos de guitarra, en armoniosa coexistencia con la también trabajada guitarra de Toni Recio. Los magnéticos riffs y las inspiradísimas melodías que expelen tienen sus cimientos en una base rítmica que el vivo suena como un cañón, con Leo Villar sacándole el máximo partido a una batería de un solo tom - algo del todo infrecuente en el power metal - y dominando por completo el doble pedal, seguido a pies juntillas por el eficaz bajo de Biel Recio. La química entre todos ellos, tanto musical como personal, fue exquisita durante toda la velada, y lograron elevar el espíritu del público con énfasis y hasta bajando del escenario a tocar entre él.

Ni una sola nota falló el entregado vocalista David Dalmau, cuya garganta parece haber sido ideada en un laboratorio precisamente para defender con más garantías que las que hay de que mañana vaya a amanecer. Y lo hará, con un horizonte dorado para Eveth, que siguen imprimiendo tesón y dejándose la piel con entrega y seguridad en unos temas que desbordan de gloria, épica y poderío. Cuando el contexto esté a la altura de su buen hacer, serán cientos, si no miles, los que vivan en directo una banda que, a la altura de su cuarto disco, merece muchísimo más protagonismo en la escena estatal.

Jason Cenador
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