VI Puente Rock, con Vargas Blues Band, Luis Cruz y la Furgoband, Indenakin y Haeresian: La realidad supera a la ficción

Vargas Blues Band

La mayoría de las veces, la realidad siempre supera a la ficción, incluso, a la más inverosímil. Me refiero, por ejemplo, a esas pelis de superhéroes en las que el protagonista obtiene sus poderes por la picadura de una araña radioactiva o porque sobrevive a una explosión de rayos gamma. Pues bien, la realidad también puede mejorar esa ciencia ficción. Resulta que, justo antes del maravilloso VI Puente RockFest, tuve la ocasión de hablar un rato con mi admirado Luis Cruz, un rockero de siempre que, entre otros éxitos, triunfó con Topo y fue el guitarrista elegido por Brian May para el famoso musical de Queen, “We Will Rock You”. Ahora está inmerso en su nuevo proyecto, Luis Cruz y la Furgoband, pero, hace muchos años, cuando él tan solo tenía 13, ya actuaba en una banda por los pueblos durante los años setenta.

Me contaba que el escenario era un remolque de tractor y que, una vez, se puso a llover y se electrocutó. Sí, se quedó inconsciente y pegado a su guitarra. En aquella dura España no vino ninguna ambulancia y consiguieron reanimarlo a base de coñac. En aquella España tampoco había espacio para miedos o traumas y el pequeño Luis siguió tocando y creciendo. Supongo que el tiempo, cruel e inexorable, consigue que podamos reírnos de un suceso tan trágico acontecido en la infancia. Sin embargo, me gusta y prefiero pensar que, como en las pelis, aquella descarga eléctrica envuelta en coñac le otorgó a Luis Cruz los superpoderes que tiene para hacernos vibrar en todos sus conciertos.

No faltaron superpoderes en el VI Puente Rock Fest, celebrado en la fantástica sala Revi Live de Madrid el pasado sábado 9 de diciembre. Seres extraordinarios y legendarios iban pisando el escenario mientras desplegaban su energía, su talento y su fuerza a partir del rock y del blues.

Haeresian

La difícil tarea de abrir el espectáculo fue para Haeresian, la banda metalera de Ciudad Real que supo ofrecernos el épico comienzo que esta fiesta exigía. Rock barroco adornado con la aguda y potente voz de Juan Ramón Gómez, los rápidos punteos de Héctor López, el saber de Pedro Torres Nieto al bajo que, en esta ocasión, sustituía al bajista principal José Javier Vázquez y, sobre todo, la brutal artillería de David Rojo a la batería. Destacaron canciones como “La sombra del viento”, “Odiseo”, la versión que hicieron del tema “Emerald Sword” de Rhapsody of Fire o “El templo del olvido” y, sin duda, fue un acierto que terminaran con el “We Rock” del mítico Dio.

Luis Cruz y la Furgoband subieron a las tablas con la magia de la instrumental “Gallega, celta y meiga” y, enseguida, sonó el primer bombazo de la noche. “Con la música a otra parte” es el tema que da nombre al segundo y último álbum hasta la fecha de este magnífico grupo y, en directo, esa enriquecida mezcla de rap y rock nos enloqueció.

Traviesos, frescos, variados y dinámicos, continuaron con su selecto repertorio en el que brillaban composiciones rocanroleras como "Rocker", divertidas como “Calor”, bailables como “Nos gusta la gente” y reivindicativas como “Valentina” o “Silencio”. Una notable base rítmica, con el joven y talentoso Nico Ireland al bajo y un gran Pedro Navarro a la batería, hizo que sobresalieran las afiladas guitarras de mi héroe superviviente a una descarga eléctrica, Luis Cruz, y de Luis Rodrigo, un reputado músico que, aunque ha logrado su prestigio gracias a su capacidad y trabajo, no puedo dejar de mencionar que es hijo de nuestra siempre queridísima Teresa Rabal.

Luis Cruz y la Furgoband

También pudimos cantar todos juntos el famoso “Mis amigos dónde estarán” de Topo y su despedida fue una celebración gracias a “Mi guitarra y yo”, una composición propia que, sin embargo, incluye estribillos muy conocidos de los Rolling Stones, Bill Halley o Wilson Pickett.

Pasadas las 21:30 horas, la expectación llegó a su máximo punto para recibir a la Vargas Blues Band. Ellos, en vivo, son el mejor regalo que puede obtener el sentido del oído, las raíces del árbol musical de cualquier melómano del rock y la expresión más pura, sincera y salvaje de todos los sonidos que te enamoraron. En manos de un mito tal que Javier Vargas, uno desvaría y piensa que ni la rueda ni el fuego ni la bombilla ni el teléfono, el mejor invento humano es la guitarra eléctrica. De esta manera, nos embelesaron y nos emborracharon con el veneno del más auténtico y brutal padre del rock, el blues. Ese esclavo que gritó libertad y rompió nuestras cadenas.

Vargas Blues Band

Al verlos interpretar e improvisar, uno se siente afortunado mientras van desgranando y destapando obras de su insigne repertorio como “Black Cat Boogie”, “Mojo Hand”, la oscura “Man on the Run”, la enérgica “Body Shock” o la sentida “Do You Believe in Love”. Todo era perfecto, la poderosa base rítmica de los maestros Luis Mayo al bajo y Peter Kunst a la batería se fundía, exquisitamente, con esa profunda y atractiva voz de Bobby Alexander que nace en las entrañas y te agita el alma mientras que el portentoso Javier Vargas no paraba de hacer de las suyas.

Lo único que podía pasar para que esto mejorara era el milagro de que se presentara, por ejemplo, el mismísimo Miguel Ríos. Así fue, la leyenda del rock en español apareció por allí, invitada por la banda, y la emoción nos desbordó. El Señor Don Miguel Ríos, simpático, carismático y guapísimo en esta tercera juventud que está viviendo a sus casi ochenta años, levantaba nuestros corazones cantando como nunca los emblemáticos rocanroles “Popotitos” y “Sábado a la noche”. Entonces, la Vargas Blues Band nos envolvía con otros dos temas y se despedía bajo el ensordecedor clamor y el rotundo aplauso de un público feliz y satisfecho.

Vargas Blues Band con Miguel Ríos

Tras este impresionante espectáculo, a cualquier músico del planeta le temblarían las piernas si tuviera que pisar el escenario después de ellos. No obstante, este no fue el caso de Indenakin. Descarados, divertidos e insolentes, supieron aprovechar la oportunidad que este VI Puente Rock Fest les brindaba y salieron a comerse el mundo sin miedo a la indigestión.

Durante toda su actuación, Jorge Domingo García, voz y guitarra del grupo, nos hechizó punteando el instrumento de todas las maneras posibles, a través de malabares y de un gran ritmo al tocar el tambor africano en su ya tradicional “Batukada” y, sobre todo, con su arrolladora personalidad.

Indenakin

Pelayo Gutiérrez, al bajo eléctrico, también demostraba mucho magnetismo, y el experimentado Jorge Suárez, a la batería, estuvo a la altura. Sin duda, mereció la pena esa paciente espera de muchas fans de Indenakin que, luego, disfrutaron de su banda predilecta en todo su esplendor.

Así, de entre su setlist, podemos subrayar canciones tan inspiradas como “Fuego en mi piel”, “Esta noche”, “Entre todas las cosas”, “Riff en tu pecho” y, en especial, el pegadizo temazo que me tiene enamorado, “Rímel y sonrisas”.

En definitiva, el pasado sábado 9 de diciembre en la bien ambientada sala ReviLive, se vivió una noche mágica en la que fueron ocurriendo sucesos tan sorprendentes y extraordinarios que nunca podrían haber sido escritos ni por el más avezado de los guionistas porque, como ya sabéis, la mayoría de las veces, la realidad siempre supera a la ficción.

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