Crónicas

Force Fest 2018: Donde se hacen los dioses

«Quedaría dual sensación de sinsabor y juerga y la ambición de que las malas experiencias no se repitan y que sean más relevantes las buenas eventualidades»

6 y 7 de octubre

Teotihucán, Mexico

Texto: Francisco Alejandro Ortíz. Fotos: Lukas Isaac

Cinco meses después de visitar Ciudad de México para uno de los mejores festivales de su historia, el Hell & Heaven versión 2018, liderado por los pesos pesados de Scorpions, Deep Purple, Judas Priest y Ozzy Osbourne, nos encontramos de nuevo en tierras aztecas, pero esta vez a casi una hora de distancia en Teotihuacán, lo cual pintaba como un evento bastante atrayente debido a la energía particular que poseen estos históricos territorios; sin embargo, más tarde descubriríamos que sería más bien un desacierto llevarlo a cabo allí debido a las condiciones logísticas y climatológicas que conllevaría esta convocatoria en “el lugar donde se hicieron los dioses”.

Nuestra travesía comenzaría desde el viernes, donde en el lugar del acontecimiento se reclamarían las pulseras de las acreditaciones y ya veíamos que desplazarse por el terreno no iba a ser fácil, pues la lluvia llegó a comienzos de la noche y la organización sufrió retrasos en la puesta en escena de las bandas asignadas para esta prefiesta de apertura del festival. De las dos agrupaciones principales solamente Brujería tocaría, ya que A.N.I.M.A.L. no haría acto de presencia.

A.N.I.M.A.L.

Al día siguiente A.N.I.M.A.L. iba a reemplazar a los cancelados Devil Driver y tuvimos la fortuna de viajar con ellos en su furgoneta desde el hotel asignado, a una hora y media del lugar, al lado de la banda colombiana, procedente de Medellín, Hialina. Con una media hora de retraso, debido a que la policía del Estado de México nos detuvo para una requisa de rigor –la cual incluyó momentos de tensión con un agente que estuvo muy reacio al comienzo de la inspección- se incluiría una repentina anécdota: dicho uniformado mexicano le solicitó a Andrés Giménez, vocalista y guitarrista de los argentinos, dedicarle una canción a la institución de los habitantes del Aztlan. Esto se haría efectivo en el escenario principal pasadas las tres de la tarde, al momento de que A.N.I.M.A.L. cerrara su presentación con el clásico cover de los californianos Body Count “Cop Killer”, rememorando lo vivido escasas dos horas antes.

Pocos minutos para el descanso nos dejaron los gauchos para continuar con una de las bandas más importantes del hardcore a nivel mundial, si no la más: los neoyorquinos Hatebreed. La tripleta de inicio fue con las enérgicas tonadas de: “To The Threshold”, “This Is Now” y “Defeatist”. “Destroy Everything” y para finalizar “I Will Be Heard” serían otras destacadas a pesar de que la lluvia se desencadenara. Esto afectaría al siguiente acto, Pop Evil, quienes verían reducido su setlist considerablemente.

Hatebreed

Aquí fue cuando nos dimos cuenta que las cosas estarían complicadas este fin de semana en varios aspectos: el terreno empezaría a convertirse en un cuasi lago de pantano, que se tornaría más denso y resbaladizo a lo largo de la noche y del domingo; la señal de internet era casi nula, dando esto a que muchas personas no lograran encontrar a sus compañeros si no tenían puntos de encuentro, y a que el sistema de ventas se viera afligido al ser éste usado a través de unas pulseras que los asistentes debían recargar previamente con dinero en efectivo.

No obstante, al estar los dos escenarios unidos uno al otro, no habría necesidad de moverse mucho si lo que deseabas era ver las bandas más transcendentales. Así que la banda de nu-metal de San Diego P.O.D., se encargaría de calentar los ánimos de nuevo y quitarle la timidez a las personas cercanas y alrededor del escenario para saltar con himnos noventeros, especialmente las cuatro extraídas de su álbum de 2001 ‘Satellite’: la que le daba nombre, “Alive”, “Boom” y la coreada “Youth of The Nation”. Desde entonces permaneceríamos en esa década por el resto de la gala, exceptuando a los asombrosos Code Orange. Desde Pittsburgh, este cuarteto nos volaría la cabeza a mansalva con su mezcla de punk hardcore industrial norteamericano.

De ahí en adelante el ímpetu y disfrute alternoventas vendría gracias a Bush, Stone Temple Pilots y System Of A Down. Para la audiencia latinoamericana presente que no ha presenciado mucho estas bandas y menos una tras otra, fue un sueño hecho realidad y un éxtasis colectivo que nos transportó  a la adolescencia de hace 25 años. Los primeros, liderados por su carismático y popular Gavin Rossdale, sabían lo que a los concurrentes nos apetecía frente a ellos, ahí parados en el fango y nos brindarían cinco cañonazos de su multiplatino debut ‘Sixteen Stone’, además de cuatro composiciones de otras producciones y un más que interesante cover del “Come Together” de The Beatles. Stone Temple Pilots saldría a escena casi inmediatamente a que terminara el outro de los londinenses y asimismo propondrían cinco himnos de su ópera prima ‘Core’, otros cinco más de sus dos subsecuentes placas y dos rolas de su más reciente trabajo homónimo. Su actual vocalista, Jeff Gutt, le hace extrema justicia al material clásico de la banda, aunque otras personas creen que su performance es muy similar a la del fallecido Scott Weiland. Hablando de difuntos, Alice In Chains estrena el tercer disco con su vocalista William DuVall, quien está al frente de la banda asombrosamente desde hace doce años al lado del genio y reservado Jerry Cantrell.

System of A Down

Como fue la tendencia de añoranza en esta jornada, de su set de dieciséis canciones, nueve provinieron de sus dos primeras placas. Las llamativas y flagrantes luces amarillas de fondo, más el fuego llameante literalmente a nuestro alrededor, se hicieron sentir a través de todo su concierto, como si hubiéramos encendido el gas a toda potencia en nuestras cocinas. Y fuimos felices coreando los cánticos melódicos y al mismo tiempo, misteriosos y melancólicos, de estos semidioses de Seattle.

System Of A Down nos dio un banquete del cual no sabemos cómo teníamos energías para absorberlo: Treinta y dos platos a lo largo de su set. Tener sólo cinco álbumes y abstenerse de componer otro juntos hace largo rato, nos daba una sensación de que no iban a estar “calibrados” para el voltaje de cerrar la sesión de hoy. Vaya que estábamos equivocados. Diez épicas arias de su importantísimo ‘Toxicity’ nos dejaría con los pies y el cuello entumecidos de tanto movimiento y el licor y la cerveza eran parte de la fiesta. Todavía me pregunto cómo algunos amigos que estaban acampando en las premisas llegaron sanos y salvos. Este sería en mi concepto el mejor show del día. Lukas Isaac, nuestro fotógrafo oficial, y yo, dichosamente encontraríamos descanso en nuestro hotel luego de caminar media hora hacia él llegadas las dos de la madrugada, porque muchos otros no serían tan bienaventurados, pues se dice que hubo vehículos saliendo del recinto hasta las cinco y media.

El segundo día sería otra historia en cuanto a sonidos en los maderámenes principales, en la actitud de la gente y en el desplazamiento entre el campo del festival. Si hay que resaltar algo del Force Fest 2018 fue lo profesional del andamiaje y la producción musical, de luces y video, y la dedicación de los músicos en dar lo mejor de sí, porque en otros aspectos sí hubo mucho que desear.

Había muchas propuestas locales, y muchos que cantaban en español, que codiciábamos apreciar, como Motor, Acidez, Akaza, Transmetal, las dos versiones de Luzbel, Thell Barrio y los colombianos Underthreat, pero nos fue muy complicado trasladarnos hasta allá, el lodo ya nos salpicaba más arriba de la rodilla, resbalarse era un riesgo muy alto e ir hasta la zona de prensa era una labor titánica. Los Meet&Greet fueron casi todos cancelados o llevados a cabo para unos pocos, las mismas camionetas de los artistas se quedaban atascadas en el lodazal y el ambiente no era de jolgorio ni de una actitud de regocijo por parte del público, ya en menor cantidad el domingo.

Steel Panther

Y las cancelaciones: Desde el día anterior se rumoreaba, y algunos confirmaban en redes sociales, que pesos pesados como Lamb Of God, Rob Zombie, Exodus y Testament no iban a ser partícipes. Esto causó que algunos artistas como Strike Master y Phil Anselmo fueran cambiados de horario o de escenario.

Afortunadamente, en el Main Stage 2, Steel Panther con su parodia de humor glam y comentarios pasados de tono, pero hilarantes, entretuvieron a la aminorada asistencia de la tarde, mientras se descifraba qué estaba sucediendo. La asignación de áreas de los diferentes tipos de entradas se diluía cada vez más, viéndose ya la zona preferente copada y creando esto más dificultad de traslado de un lado a otro.

Iríamos al Escenario Sound & Noise a cubrir a mis coterráneos de Hialina, quienes desplegaron su sonido hardcore con sonidos electrónicos y sudaron hasta la última gota para dejar la mejor de las impresiones en las personas que allí se congregaron. Bienaventuradamente logramos también capturar una parte del set de los portentosos y extraordinarios Cemican, quienes demuestran un amplio y riquísimo despliegue de escenografía ritual y ancestral netamente mexicana.

Philip H. Anselmo & The Ilegals

Al fin decidí departir y estar a la mira de las agrupaciones que faltaban por ver desde la zona lateral de VIP. Allí músicos, promotores, managers y espectadores que compartíamos un mismo amor por el metal permanecimos el resto del itinerario. Coreamos las letras de los clásicos de Twisted Sister, “You Can't Stop Rock 'n' Roll”, “Burn in Hell”, “We're Not Gonna Take It”, “Under The Blade” y “I Wanna Rock”, y valoramos con buenos ojos otras seis pistas del trabajo en solitario de Dee Snider.

Phil Anselmo & The Illegals serían trasladados del Monster Stage al Main Stage 1 en el horario de Anthrax y los de la Gran Manzana se mudarían a dos horas después en el mismo punto. Para el momento en que el ex-Pantera pisó el estrado ya el público estaba a reventar, no sabemos si para aprovechar al máximo las propuestas que resistían tirar la toalla o por el aprecio que le tenemos a esta leyenda viviente e ídolo vocal. Se le vio conectado con la audiencia, subiendo sus puños constantemente, reafirmando la fuerza que proyecta su música y su presencia, agradeciendo a la concurrencia azteca e internacional allí ubicada. Seis temas de sus dos discos grabados con esta propuesta más otros cinco de los vaqueros del infierno desataron el frenesí entre los resistentes y dedicados fieles, específicamente “I’m Broken” y “A New Level”.

Anthrax

La otra banda del Big Four, aparte de Slayer, que salvaría el día serían los amados y potentes Anthrax, quienes, desde la ciudad que nunca duerme, pareciera que tampoco se toman un descanso. Los norteamericanos están mejor que nunca y con disposición de grabar de nuevo. Esto se puede corroborar con la canción “Evil Twin” de su álbum ‘For All Kings’ y con “el baile de guerra” que se promueve en el medio de “Indians”, además de los ya notables coros que provoca. Los neoyorquinos no bajan la guardia y son siempre adheridos a los mejores y más grandes festivales del mundo.

Entre estos dos titanes se exhibirían Scars Of Broadway, la otra banda del guitarrista de SOAD, Daron Malakian, y creo que lastimosamente fue el momento para recargar baterías, licor y despejar la vejiga también. Creo que los comensales que estábamos en la multitud ya deseábamos ver a Slayer o a otras de las bandas que estaban por terminar los otros escenarios, fuera Dark Funeral, Dokken, The Used o Danzig. Y fue precisamente con la banda de Glenn la que desencadenaría otra controversia. Al parecer, en palabras del mismísimo manager Bruce Miyagi en redes sociales, Slayer no permitió que Danzig subiera a cantar a las nueve de la noche, no respetando el horario más tardío que les tocaba, ya se querían ir y dejar las deficientes y estresantes circunstancias de la organización atrás.

Slayer

Así fue como la adorada y abanderada cofradía del área de la bahía californiana activó su intro y su pirotecnia a todo vapor. El agua había amansado, pero regresaría para sus canciones concluyentes. Sin embargo, la muchedumbre ya había aguantado y sobrepasado el límite de espera y paciencia y se desenfrenó “a toda madre” con las diecinueve pistas que ofrecieron. Recorriendo casi toda su discografía, se repetiría tal cual el setlist de su gira de despedida por Estados Unidos y todos nos cabeceamos y nos movimos por donde podíamos al ritmo de los gloriosos riffs de “Mandatory Suicide”, “War Ensemble” o “Postmortem”. Las llamas alcanzarían su mejor despliegue con “Hell Awaits” y el máximo furor llegaría con tres de las cuatro alabanzas finales: “South Of Heaven”, “Regining Blood” y “Angel Of Death”, donde se desplegaría el telón dedicado al extrañado Jeff Hanneman.

Quedaría de nuevo la odisea de abandonar el lugar ya como la despedida definitiva de este día con su dual sensación de sinsabor y juerga y la ambición de que las malas experiencias de estas dos jornadas no se repitan y que sean más relevantes las buenas eventualidades. De Igual forma, gracias Force Fest y México por seguir conformando estas impresionantes alineaciones de nuestras agrupaciones favoritas.

Redacción
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1 comentario

  • Juandie dice:

    Viendo las pedazo de bandas que han tocado en dicho festival esta claro que es punto de referencia de los festivales metaleros en latinoamerica. Todas las bandas cumplieron en directo cada cual en su estilo musical pero es buen síntoma ver de nuevo en los escenarios a los cojonuos SYSTEM OF A DOWN. Ójala se lien con ese ansiado trabajo de estudio.

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