Más de medio siglo de existencia, doce álbumes de estudio, un buen puñado de singles exitosos y el cariño de un público fiel jalonan la carrera de los estadounidenses Y&T, que iniciaron su andadura en 1974 como Yesterday & Today y que se postularon desde la bahía de San Francisco como innovadores dentro del sonido hard rock. Seis años llevaban sin visitarnos, debido a los aplazamientos por problemas de salud de su líder, el venerado y único miembro original Dave Meniketti, que se nos han hecho muy largos.
Completaron el aforo de la sala But, aún siendo día laborable en la capital, después del cambio desde la Shoko, un recinto de menor capacidad. A pesar de llevar quince años sin presentar un trabajo nuevo, desde aquel lejano ‘Facemelter’, volver a escuchar los clásicos de Y&T con el mítico guitarrista hacía que esta fuera una cita ineludible para todos los que vivimos en primera persona la irrupción de los californianos a comienzos de los ochenta y para algunos que los descubrieron muchos años después.
La figura de Meniketti se erige en todo lo alto a sus setenta y un años con su clase y virtuosismo a la guitarra, su particular timbre de voz y esa forma de conectar con el público que le han hecho granjearse el afecto y admiración de un gran número de seguidores por todo el mundo. Su estilo ha sido fiel con el paso de los años a base de canciones con estribillos pegadizos, melodías adictivas y electrizantes solos de guitarras con su Gibson desgastada, a la que el paso del tiempo ha convertido en una pieza mítica.
Su repertorio fue de auténtico ensueño, desde la inicial “Open Fire”, que daba título a su primer álbum en vivo y que fue recibida con una gran ovación; pasando por “Rock and Roll Gonna Save The World”, en la que Meniketti nos dijo que íbamos a celebrar 50 años de rock and roll; o “25 Hours a Day”, una joya oculta en su homónimo debut discográfico, ‘Yesterday and Today’ de 1976.
También hubo espacio para su segundo trabajo, ‘Struck Down’, con el que cerraban su etapa inicial para el sello London, del que eligieron el tema que le daba título.
Vendrían después la festiva “Don´t Stop Runnin'”, la potente “How Long”, de ‘Facemelter’, y la indispensable y maravillosa “Mean Streak”, continuando con este álbum en el melódico “Lonely Side of Town”.
La formación que acompaña al incombustible Meniketti es la que integran el guitarrista John Nymann, dándole réplica con los riffs, el eficaz y solvente batería Mike Vanderhule, y el dinámico bajista Aaron Leigh (Echo of Souls, Fran Hannon Band), último en incorporarse a la banda en 2016, que además es multiinstrumentista, compositor y productor. Un cuarteto que funciona la perfección, donde cada instrumento y cada nota suena en su sitio y todos participan con voces y coros ensalzando cada canción.
Los reconocibles acordes iniciales nos introducían en la extraordinaria “Midnight In Tokyo”, pasando después por “Contagious”, “Gimme the Beat” o la excepcional balada “I Believe In You”, con ese solo majestuoso, quizás un poco mas corto que en anteriores ocasiones, que eleva esta composición a otra dimensión.
En mi memoria permanece todavía cuando Meniketti rompió una de las cuerdas de su guitarra e interpretó el solo en la desaparecida sala Arena terminándolo con toda normalidad.
Tras “Rhythm or Not”, vendrían una gran dosis de grandes éxitos como la vitalista “Summertimes Girls”, con su inolvidable vídeo en las playas californianas; la exitosa “Black Tiger”, con esa sugerente introducción que en estudio incluye los sonidos de la selva, que fue muy bien recibida por un público que no paraba de cantar y corear cada canción; otra joya como “Dirty Girl”, que va in crescendo por momentos; la fantástica “I´m Coming Home” y la rotunda (una de nuestras favoritas) “Rescue Me”, que todavía sigue erizándonos el vello como la primera vez que la escuchamos. Es que estamos ante una composición descomunal que el paso del tiempo no para de engrandecer.
La triada que nos tenían preparada para los bises iba a poner la sala patas arriba. Primero con “Hurricane”, una de sus canciones más potentes y con las guitarras más afiladas; después con “Eyes of a Strangers”, que fue muy coreada, y el punto final con su emblemática “Forever”, todo un himno que ha superado generaciones para permanecer con nosotros y conseguir que toda una sala cantara su adictivo estribillo a pleno pulmón, poniendo un grandioso broche final.
Tras dos horas de vibrante actuación, hay que volver a ensalzar la figura de un excelente músico como Dave Meniketti, que además de tocar las seis cuerdas de manera magistral, sabe conectar y empatizar con sus seguidores, manteniendo su cálida y rasgada voz con naturalidad, aunque no sin esfuerzo, demostrando la pasión y el buen gusto que tiene a la hora de interpretar unas piezas que ya forman parte de la historia del hard rock de todos los tiempos.
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Un comentario
Pequeño resumen hacia el inmenso concierto que se curraron unos históricos del mejor Hard Rock como fueron YESTERDAY AND TODAY a través de estos clásicos aquí mencionados y en una de las mejores salas de la rockera Madrid como es la Sala But.