Crónicas
Within Temptation + Annisokay + Blind8: Pura magia en lo más alto a semanas de visitarnos
«Hubo cercanía, agradecimientos y una foto final para poner el broche de oro a una noche de ensueño en una ciudad de ensueño a pocos días de sus visitas a Barcelona y Madrid»
27 octubre 2024
Falkonersalen, Copenhague (Dinamarca)
Texto y fotos: Jason Cenador
Haber visto en directo a una banda importante en el punto más álgido de su carrera siempre conlleva un valor añadido, una experiencia que contar el día de mañana y una satisfacción multiplicada, sobre todo si llevas años siguiéndoles la pista. Within Temptation no ha hecho sino crecer a lo largo de su ya dilatada trayectoria y, con permiso de un siguiente ciclo discográfico que por ahora se antoja lejano, el que viene marcado por su estelar último álbum, ‘Bleed Out’, es su momento más dulce, algo que refrenda la monumental gira que aterrizará en el Sant Jordi Club de Barcelona el 23 de noviembre y en el Palacio Vistalegre de Madrid el 24 de noviembre. Las entradas siguen a la venta a través de la web de Doctor Music.
Within Temptation tiene a la vuelta de la esquina los que probablemente sean los conciertos más señalados de toda su trayectoria en España, país que conocen muy bien y que sus máximos exponentes, la cantante Sharon den Adel y su pareja, el guitarrista Rober Westerholt (que lleva años sin girar con la banda, aunque es fundador y miembro crucial en estudio), visitan con frecuencia. No en vano, tienen familia aquí y Robert vivió de niño en Fuente del Fresno (Madrid). Con las expectativas por las nubes y sabedores de que los de dentro de unas semanas no serán, ni para ellos ni para su público español, unos conciertos cualesquiera, nos desplazamos a Copenhague para comprobar cómo se las están gastando en los shows previos a su venida. Y spoiler: están pletóricos.
Ante una sala a rebosar pese a tratarse de un domingo, con una acústica formidable y un escenario, eso sí, algo bajito en comparación a lo que acostumbramos por nuestras latitudes, los neerlandeses ofrecieron uno de los mejores conciertos, si no el mejor, de cuantos quien firma estas líneas ha disfrutado. Y garantizo de no han sido pocos.
Abrió la lata la banda ucraniana Blind8, a quienes Within Temptation, volcados desde el inicio de la agresión rusa a Ucrania con la concienciación y la solidaridad con el pueblo ucraniano, han apadrinado últimamente, hasta el punto de que la propia Sharon colabora en su penúltimo single, “Labyrinth”. Arrancaron con un solo de guitarra, de siete cuerdas, que desembocó en “Laniakea”, sucedida por “Nightmare” y “O.K.P”, recorriendo el sendero de un metal de corte moderno fronterizo con el metalcore. Potentes y bien plantados, exprimieron su limitado tiempo en escena ofreciendo cariño a un público que respondió de igual manera, y que vibró también con “Overcome the Darkness”, “Abandoned” y “Bulletproof”.
Hubo llamadas a la solidaridad con Ucrania y un código QR para aportar a la causa se proyectaba en la enorme pantalla de leds sita en la trasera del escenario. Aunque aún les quedan mimbres para tejer una mayor consistencia en directo, apuntan maneras, y tienen el mérito añadido de haberse fraguado un prometedor arranque en pleno conflicto bélico en su país.
Quienes ya son cada vez más aclamados y venerados en el panorama internacional del metal de corte más contemporáneo son los alemanes Annisokay, cuyo post-hardcore sonó infranqueable, robusto como las paredes de la célebre iglesia de Mármol de la capital danesa, en un directo trabajadísimo hasta la puntilla y sorprendentemente sólido, sin fisura alguna.
Desde el pistoletazo de salida con la intro “Into the Abyss” y “Throne of the Sunset” resultaron aplastantes, y el contraste entre la agresiva y encarnizada voz de Rudi Schwarzer y la aguda, penetrante y cristalina voz melódica del aventajado guitarra solista Christoph Wieczorek fue arrebatador. Este último es quien llevaba la voz cantante al dirigirse a una audiencia que tuvo razones más que de sobra para darlo todo con “Ultraviolet”, tras la que nos comentó que era para ellos una noche de primeras y últimas veces para que después Sharon den Adel hiciera su aparición en escena para cantar junto a ellos “Like a Parasite”, en una compenetración sublime entre los tres cantantes en liza.
Christoph agradeció muy efusivamente después su presencia, poniéndola más aún en valor teniendo en cuenta lo exigente que es la gira y resaltando lo bien tratada que se siente la banda por parte del cabeza de cartel. Y es que Within Temptation predica con el ejemplo y cualquiera que conozca a Sharon bien sabe que es pura pasión, entrega y compromiso con el metal, además de una persona increíblemente cercana y afable.
El show prosiguió con una sorprendente y acertada versión de “One Step Closer” de Linkin Park, que a través de su tamiz gana músculo y se viste de una personalidad diferente pero muy compatible con la orientación de la original, y “Human”, antes de que Christoph compartiera con nosotros la “última vez” que había anunciado minutos atrás, dándonos la noticia de que estábamos ante el último show de su batería, Nico Vaeen, quien ha decidido dejar la banda después de nueve años.
Hubo ovación y brindis sobre el escenario a su salud con una bebida que, comentaron, era una mezcla de Coca-cola y Fanta. El recelo, claro, era generalizado.
En una química estupenda con el respetable, culminaron la actuación con “Calamity”, dedicada jocosamente al batería, y la abrasiva “STFU”, siglas que en inglés vienen a significar “cállate la puta boca”. Era la primera vez que los disfrutaba en directo, pero os aseguro que, salvo hecatombe, no será la última. Son un grupo de sobresaliente en todos los aspectos.
A las nueve de la noche, todo estaba a punto para la aparición bajo los focos de los esperadísimos Within Temptation. En el ambiente había una tensión especial, una sensación parecida a respirar el petricor cuando se cierne una tormenta de verano. Se apagaron las luces y las enormes pantallas traseras proyectaron durante la intro imágenes evocadoras como unos amantes o un campo de girasoles, el cual, para escalofrío generalizado, fue tornándose en un cementerio plagado de lápidas y en un mar de sangre representando lo sucedido en Ucrania desde que la Rusia de Putin decidió invadirla. En esa temática se desenvuelve precisamente la inaugural “We Go to War”, cuya melodía absorbente y lúgubre nos sobrecogió al igual que la torrencial voz de Sharon den Adel, ataviada con una llamativa máscara.
“Bleed Out”, tema que presta su nombre al último compacto de los neerlandeses, es, al igual de su predecesor, un trallazo inconmensurable, y la densidad de las guitarras, en contrapunto con las partes más evocadoras conducidas por el límpido y sedoso chorro de voz de Sharon, hizo de aquello un hervidero, que celebró su accesible estribillo. Para que no quedase ninguna duda de lo justificadamente orgullosos que se sienten de su última placa, “Ritual” fue la siguiente en caer y alzarse como himno, en esa onda de metal alternativo salpicado de evocación y, al mismo tiempo, directo y con mordiente. Si todavía no has visto su videoclip de elocuente alegoría feminista, en el que las mujeres oprimidas se toman visceralmente la justicia por su cuenta para confrontar los abusos, estás tardando.
Siguieron sacándole brillo a ‘Bleed Out’ con “Shed my Skin”, una joya para la que invitaron a escena a Christoph Wieczorek, quien mantenía su garganta bien a punto un buen rato después del colosal concierto de Annisokay. También su compañero de filas, Rudi Schwarzer seguía portando fuego en su garganta, y ambos destilaron energía en plena conjunción con una Sharon den Adel cuyas cuerdas vocales son dignas de estudio.
Pero Sharon es mucho más que una cantante prodigiosa. Sabe gobernar los tiempos al milímetro y ella sola es capaz de llenar el más amplio de los escenarios. Desprendiendo denuedo, gesticulando sin parar y moviéndose como la estrella que es, no solo defiende cada canción a las mil maravillas, sino que también genera un magnetismo único.
Siguiendo con una primera fase tomada por el más reciente lanzamiento, “Wireless” rebosó de versatilidad y un dinamismo que en directo funciona de lujo, con guitarras agresivas y líneas vocales de esbeltas melodías, con el trasfondo de la guerra de Ucrania tanto en su letra como en las imágenes impactantes que las pantallas traseras, flanqueadas por arcos, proyectaban, dotando a cuanto sucedía sobre el escenario de una experiencia audiovisual muy interesante.
Al fin echaron la vista atrás en su discografía con “The Reckoning”, reforzando la idea de que el repertorio era un cóctel explosivo de temas tan graníticos como digeribles y coreables. Sonó increíble, al igual que “Shot in the Dark”, inmensa, con una Sharon volcada en cuerpo y alma, respaldada por una banda firme y segura. El solo de guitarra de Stephan Helleblad, precedido por ese sugerente puente, fue una delicia, al igual que el estribillo y toda la canción, un hito difícil de superar en su carrera.
Sharon tomó la palabra lamentando la cantidad de conflictos que hay en diversos lugares del mundo y lanzando un alegato por el entendimiento entre todos los seres humanos, por hablar entre nosotros, antes de reivindicar su más enérgico respaldo a Ucrania, algo que la audiencia aplaudió con énfasis. Acometieron entonces “Stand my Ground”, que hace cumbre en su recordado 'The Silent Force' (2004) como su corte abanderado y que en directo es absolutamente glorioso.
“A Fools Parade” también porta un mensaje explícito y significativo, y para ella contaron en escena con Alex Yarmak, productor de Blind8 y también enfático vocalista, que puso la tesitura más core de toda la gala de Within Temptation con su virulenta garganta para después quedarse solo unos instantes en el escenario y clamar por el apoyo a Ucrania escaneando el QR que proyectaba la pantalla o adquiriendo merchandising.
Si la anterior constituyó el mayor guiño al metalcore de la actuación, “The Promise” supuso un estimulante contrapunto, retrotrayéndonos a su icónico debut, ‘Mother Earth’ (2000) y a su faceta más sinfónica y sombría mientras las pantallas proyectaban imágenes como un taciturno guerrero con la espada clavada en el suelo o un trono de huesos. Sharon demostró que no ha perdido ni un ápice de fuelle en tonalidades líricas, y las orquestaciones tomaron el testigo de los graves guitarreros más recurrentes en los últimos tiempos, si bien el final resultó muy contundente, con gruesas columnas de humo alzándose imponentes desde el suelo.
“Supernova” fue pretexto para que Sharon den Adel se acordase de su padre y se la dedicase también a cualquiera de los presentes que echase de menos a alguien que no está, y “Angels” fue hermosa, límpida, con la vocalista sacando relumbre a su privilegiada voz hasta dejarnos sin habla. Acto seguido, la imprescindible “Faster” hizo de la sala un auténtico hervidero y nos condujo al apogeo con ese gancho monumental y difícilmente equiparable. Sonó empastadísima, rotunda, bestial, al igual de “Paradise (What About Us?)”, muy celebrada y ya en el selecto club de los clásicos de la formación. En España se subirá seguro Tarja a cantarla con ellos, pues también se unirá al show al igual que los neerlandeses Green Lizzard.
Ya en terreno de los bises, después de que se retirasen y la gente los aclamase con furor, un trueno dio paso a un célebre discurso de Winston Churchill pronunciado durante la Segunda Guerra Mundial que nos llevó en volandas a “Our Solemn Hour”, muy absorbente y en su esfera más sinfónica y envolvente, con generosas cantidades de humo en la escena y fuego proyectado en las pantallas, rememorando un escenario que jamás debería repetirse, pese a que cierta estrella reemplaza en nuestros días a la esvástica en términos de delirio colectivo e impiadosa aniquilación y destrucción generalizada.
Un sincero y afectivo agradecimiento de la frontwoman ante la audiencia por haber acudido en masa al concierto pese a que al día siguiente había que trabajar precedió a la arrebatadora y mágica balada “All I Need”, del mismo álbum que la anterior, ‘The Heart of Everything’ (2007), cuando el symphonic metal todavía jugaba un papel primordial en su propuesta. Empezó cantando Sharon sobre el colchón de teclado de Martijn Spierenburg, y fueron uniéndose el resto de músicos para llevarnos en volandas a una catarsis de lo más estremecedora y reconfortante.
Con cierta aura gótica decidieron echar el cierre, sirviéndose para ello de “Mother Earth” al tiempo que las pantallas proyectaban arcos del mencionado estilo arquitectónico, así como estatuas de piedra que bien podrían adornar un camposanto. Sustanciosa y descaradamente épica, fue ideal para dejarnos con un inmejorable sabor de boca a todas y todos, incluso a aquellos que echamos en falta, también de aquel álbum pretérito al que el último tema daba nombre, “Ice Queen”, la más célebre de aquel entonces y aquella noche omitida.
Hubo cercanía, agradecimientos y una foto final que se puede rescatar escaneando un código QR para poner el broche de oro a una noche de ensueño en una ciudad de ensueño. Porque sí, København, como se conoce en el idioma local, es una maravilla en múltiples sentidos que aquella velada tuvo la mejor banda sonora imaginable.
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1 comentario
Extenso resumen hacia el gran concierto que se marcaron los holandeses WITHIN TEMPTATION presentando su nuevo álbum en la capital danesa.