Crónicas

Whisky Caravan y Mar de Fondo en Madrid: Castigo santiguado

«Tras dos horas, el incendio remitió, y Madrid, de nuevo, volvió a ver a unos de los suyos santiguar su castigo. El rocanrol en vivo se toca como lo hacen Whisky Caravan»

5 noviembre 2022

Sala Mon, Madrid

Texto: Javier Pérez | Fotos: Javier Santos

La música de Whisky Caravan, el veneno satinado de su enmienda, la vehemencia de su manifestación y su negrura luminosa tomaban vida, por fin, en la capital del estado.

 

Mar de Fondo

Pasaban unos diez minutos de las ocho de la tarde cuando, ante una sala aún floja de gente pero que iba cogiendo color (y calor…), Mar de Fondo irrumpieron en la ciudad agradecidos desde el minuto cero a los que están abajo, a la banda cabeza de cartel, a la organización… Es evidente que no venían de teloneros, sino de artistas invitados. Primero, de buen gusto, y segundo, por lo que pude apreciar, de buen trato con todo lo que rodeaba al evento en sí.

Fue intensa su puesta de largo con “38 Pasos”, seguida del tirón por “Cicatrices”. El sonido era muy bueno; el de la sala, digo. Y menos mal, porque deslucir la propuesta de los gallegos no habría estado bonito.

Mar de Fondo

Mientras se iban colocando los engranajes en su sitio, el caldeo era notable. La descarga encuadraba poco a poco, ayudada por Diego Rois, nuevo miembro que, a los teclados, acompaña en directo a la formación dotando a lo que sonaba de un empaque y colorido no explícitamente necesario, pero por supuesto que sí reseñable.

Sonreían, disfrutaban. La acogida fue afable y el grupo lo notó. Si decaía la atmósfera, Jesús Sánchez, voz y alma del conjunto, se encargaba de espabilarnos rápido. “Crisis de fe”, “Paralelos”, “Maldita Blancanieves”, “Mientras duermes” y las postrimerías con el corte que pone nombre a la banda levantaron vítores. A veces para congeniar y llegar al respetable no necesitas más que un buen puñado de canciones, una ejecución notable y un saber estar que cale. A los hechos me remito.

Un futbolero de pro como yo no hubiese hecho ascos a “1906”, el himno no oficial (pero sí oficioso) del Deportivo de La Coruña; quizá en otra ocasión. Nos volveremos a ver pronto, y estoy convencido de que no fui el único que pensó en ello.

Nueve y cuarto de la noche, momento en que caen las pocas luces que iluminan la sala. Se enciende la pantalla que les hará la cobertura desde el fondo, y tras una intro y la llegada del logo sobre el panel trasero, Whisky Caravan toman posiciones, más de tres años después, en Madrid.

No se me ocurre mejor apertura que “Imaginaciones”, agua hirviendo sobre los asistentes ávidos de reencuentro. La canción que bautiza su espectacular nuevo disco de estudio es una detonación certera. Impactó en el blanco; sin embargo ,“Escombros” encontró apoyo entre los de antes y desconcierto entre los noveles que, a decir verdad, creo que había pocos de nueva subida al carro en tiempos modernos que no hayan echado para atrás en la investigación de su discografía.

“Días de niebla” se recibe con fulgor. Pronto empiezan a caer los imperecederos. Y hablando de eso, “Larga carretera” entiendo que jamás dejarán de tocarla. Su brillo hímnico, su letra de alabanzas e imprudencias poéticas, y su estructura abierta al mundo caen sobre nosotros cual castigo. No emocionalmente, pero sí en revoluciones, echa pie a tierra “Aviones”; gusta a todos, suena a gloria. Pues eso.

Otra de las nuevas, “Algo en que creer”, mete mucha más fusta de la esperada. Su alegre galope permite el salto y el bailoteo, arriba y abajo. Ahora es cuando el vaivén levantará el vuelo para después rasear, recuperar, caer, subir y salir ilesos. “Vidas de un solo tren”, “Gigantes”, “La guerra contra el resto”, con Emi Sánchez (¡gracias por la información, Anna!) mano a mano con Danny, y “No dejes que me lleven”. Una sucesión de agitaciones que mece su último impulso en la conmovedora “La última luz”.

En su particular tira y afloja a la hora de abrirse el pecho en los registros más potentes, “A salvo en el dolor” nunca falla. Con las nuevas y las que tenían, las miras se han ampliado; aún así, les reconozco que esta siempre les sale bien. Que no quita para que… da igual. Da igual porque “Aquí y ahora” juega con el desconcierto, se alarga a modo de jam, solea Alberto; es una puta bendición.

“Los últimos en pie”, otra de las que resuenan grandes, parece ser que sirvió entre unas cosas y otras para que Danny se baje del escenario y pida matrimonio a su chica. Por lo visto, dijo que sí; enhorabuena a ambos y larga vida. Claro, “Quiero” ahora está ahí puesta que ni pintada. Es el propio cantante quien da pie con la acústica a la reforma vistosa del tema.

Tiempo de bises. “Somos más” llama al ajetreo, a levantar el puño. Suma y sigue engrosando la majestuosidad, y el reajuste para hilvanar “Las últimas piezas” es de caballo ganador. Si mirabas el reloj sabías que no se iba a poder alargar mucho el negocio. “Enemigos” viene a por los rescoldos de la cacería, que para eso la hicieron, y “Naufragio”, con ecos de “Sombrero”, resultó la postrera ascensión al trono.

Tras dos horas, el incendio remitió, y Madrid, de nuevo, volvió a ver a unos de los suyos santiguar su castigo. El rocanrol en vivo se toca como lo hacen Whisky Caravan.

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Esta entrada fue escrita por Javier Pérez

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia las dignas y cañeras actuaciones que se marcaron los madrileños WHISKY CARAVAN presentando su nuevo álbum como los teloneros MAR DE FONDO en una de las mejores salas rockeras de la bella Madrid como es la Mon.

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