Crónicas
Weezer + Bad Nerves en Barcelona: Los sueños se hacen realidad
«No creo que me equivoque al decir que el concierto de ayer es de los más llenos que he visto en Razz y que está en el top ten de conciertos que he visto en ese emplazamiento en toda mi vida»
9 julio 2025
Sala Razzmatazz, Barcelona
Texto: Pau Peñalver. Fotos: Markceröck
Era la quinta visita de Weezer a Barcelona, pero parecía que fuera su debut. Si la primera división que podría hacerse entre el público sería entre guiris y nacionales, la segunda sería entre los que nunca los han visto y los que los veían por quinta vez. La sala estaba a reventar, como en las grandes ocasiones de hace veinte o treinta años. Concierto sold out desde del primer día, y de eso hace meses.
Pero primero quisimos ver a Bad Nerves, que llevan meses dando de qué hablar. Después de lo de anoche todavía tenemos más ganas de repetir. El cantante llevaba una camiseta de Biznaga, y podrían ser perfectamente la réplica del grupo español, pero en Essex. De hecho, forman parte del roster de HFMN Crew, y además se van de gira en septiembre con Green Day a Latinoamérica.
Están que se salen, y es que su mezcla entre The Ramones y The Strokes no deja a nadie indiferente. Supieron conectar con el público. Tocaron temazos como “Radio Punk” o “U.S.A.” y agradecieron la oportunidad que les había dado Weezer para abrir para ellos en esta gira. Perfectos para calentar la velada a la temperatura ideal.
Esperábamos a Rivers Cuomo y compañía, puntuales a las 20:30 pero la perfección y el tiquismiquismo hicieron que nadie nos perdonara esos quince o veinte minutos de ansiedad preshow. Lo dicho. Weezer llegaban a la Ciudad Condal por quinta vez: 1995 Sala Estándar, 1996 El Pop Festival junto a The Prodigy y Los Planetas en Sala Zeleste, 2001 Razzmatazz, 2002 junto a Cranberries y Dover en el Palau Sant Jordi, y ayer. Su tercera actuación en la Sala Razzmatazz creo que ha sido la mejor por tres factores: ganas de verlos, repertorio impecable y karaoke-conexión colectivo. Cuomo estaba contento, las guitarras sonaban afiladas y el debate del sonido perfecto lo dejamos para otro día. Gente de toda España reventaba la sala.
Todo el mundo coreó desde la inicial instrumental “Anonymous” hasta el despiporre final con “Buddy Holly”, donde pude saludar a su mujer (la de Cuomo, no la de Buddy Holly), que estaba justo detrás de mí.
Rivers, Brian Bell, Scott Shriner y Patrick Wilson me imagino que no esperaban semejante recibimiento tras 23 años sin visitarnos, y dijeron que sería muy bonito venir a tocar cada verano. Imaginaos un concierto de hora y media con dos bises donde no hay tiempo para el respiro, que comienza con “Hash Pipe”, sigue con “My Name Is Jonas”, que hace un guiño a “Troublemaker”; y continua con “Dope Nose”. No hay manera de encontrarle fallos a semejante barbaridad.
Incluso las proyecciones, menos las de la banda en vivo y en directo, me parecieron estudiadas, bonitas y acertadas. Una banda de estadio pero que sigue tocando en salas.
El ‘Blue Album’ sonó de forma íntegra, sonaron “Pink Triangle” y “El Scorcho” de ‘Pinkerton’. Pudimos deleitarnos con “Pork and Beans” e “Island In The Sun”, que gracias al anuncio de Movistar los hizo famosos en España. El grupo estaba alucinando con cada reacción. El público se sabia todos los temas, se coreó el nombre de Weezer y se hizo la señal cual super héroe americano.
Tocaron “Beverly Hills” y Rivers, que chapurreó el castellano durante todo el show, metió a Barcelona en el estribillo. Se sintieron en casa, ellos y todos los visitantes del Razz. Entre el público, mucha gente conocida, como Álvaro Benito (Pignoise, Chicle), que me confesó que los ha visto seis veces. Eso es Weezer, comunidad, implicación y fanatismo inexplicable.
Yo pensaba que con el ritmo de ejecución y lo bien que iba todo no se irían para hacer el típico amago que precede al bis y harían un set del tirón y “hasta luego Lucas”, pero Weezer, no olvidemos, que son una banda americana, de Los Ángeles, que lleva desde los Juegos Olímpicos de Barcelona en activo. Así pues, clásico “hasta ahora” con ovaciones y vítores y regreso para marcarse la guinda del pastel. Un dulce que no olvidaremos en la vida.
El bis, con un “Say It Ain’t So” irrefutable y, cómo no, con “Buddy Holly” cerrando filas y reconocimiento masivo, fue la última muesca para desbancar mi mejor concierto de ellos: Heineken Music Hall de Amsterdam 8 de abril de 2016 pasa a segundo lugar.
No creo que me equivoque al decir que el concierto de ayer es de los más llenos que he visto en Razz y que está en el top ten de conciertos que he visto en ese emplazamiento en toda mi vida. Ojo al dato. Los sueños se hacen realidad.
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1 comentario
Paso de leerme dicha crónica porque para ser sincero nunca me ha gustao el rollo comercial de este grupejo.