La primera vez que pisé barro en un festival fue en Wacken en 2005. Desde entonces, muchas cosas han cambiado entorno al W:O:A, que se ha convertido en un enorme monstruo, pero el barro no se ha ido nunca. Hemos tenido algunas ediciones muy buenas y soleadas. De esos años salen los highlights que ves en los videos que tanto te llaman la atención y que hacen que la gente se vuelva loca por pisar la holy ground, pero la realidad es que en estas dos décadas hemos tenido más “rain” que “shine”.

2005 fue un año de lluvia total, sin descanso, pero entonces era todo mucho más llevadero. Wacken apenas vendía 40.000 tickets, con lo cual, todo estaba más cerca y desplazarse no era traumático. Lo que hoy es el Infield era todo el festival. Desde 2015 se venden 85.000 tickets, 60.000 más que cuando pisé Alemania por vez primera, y las dimensiones del festival nada tienen que ver con lo que era en 2005.
El barro no se ha ido
Es imposible que el barro se vaya cuando no para de llover. En 2023 llovió con mucha violencia en los días previos y algo así como la cuarta parte de la gente no pudo acceder al festival. Con una cuarta parte de lo que llueve en Wacken cuando se pone a llover, se cancelaría en España cualquiera de nuestros grandes festivales. Aquí la fiesta no se detiene. Eso sí, casi todos los recursos se destinan a la zona de producción.
El terreno de juego se encharca y se embarra, y la audiencia paga los platos rotos. Tractores, palas y cubas extractoras no se detienen. Tras las vallas la vida es un no parar de vehículos remolcados, extracción de barro, limpieza de las zonas más anegadas, etc. Si la gente del público se siente abandonada, puede que tenga algo de razón. Cuando las condiciones atmosféricas castigan tanto, los recursos no llegan para todo. En 2018 la extensión ya equivalía a 400 campos de fútbol. Hoy en día es mucho mayor.
Vamos con las bandas, que es lo que muchos estáis esperando.
Dogma
Mi jornada comenzaba frente al Louder Stage al mediodía. Con las piernas descansadas, no importaba aún ir hasta el fondo del festival. Las chicas de Dogma nos esperaban. Sin duda su puesta en escena es lo más atractivo cuando no conoces a la banda. Ver a cinco monjas sexys llama la atención te pongas como te pongas. Luego, la música, si te gusta el metal melódico, a la fuerza te ha de encandilar.

Atacaron con “Forbidden Zone” sonando fatal y con el foso lleno de fotógrafos que a empujones buscaban los mejores planos. El hit que abre su (hasta el momento) único disco no brilló a la altura. Creo que no fue hasta “Carnal Liberation” cuando empezaron a sonar razonablemente bien.
El público parecía no desperezarse, como dormido. Era muy temprano, los cañeros (a 5,80€ la cerveza) no acababan de entrar en calor. Entonces llegó el cover del “Like a Prayer” de Madonna y todo empezó a cambiar. La canción, censurada en su momento, alcanza una nueva dimensión en su versión metalizada. La banda sudamericana la ha hecho propia, video incluido, y en vivo funciona de maravilla.
Poco más tarde llegó un popurrí de versiones, con tributo a Ozzy incluido, y definitivamente nos vinimos arriba. Cerraron con “The Dark Messiah” entre una buena ovación.

Decir que son metal melódico sería lo más acertado. En vivo me recordaron por momentos a bandas tan dispares como Ghost o Stratovarius por sus teclados de fondo, que aparecen durante algunos pasajes. Suelo ser desconfiado con las bandas de imagen demasiado llamativa, al menos hasta verlas en vivo. Con Dogma dejé de serlo. Me encantaron.
Enemy Inside
Los había visto en directo hace seis años en un festival en Oviedo, y no me gustaron absolutamente nada. Se presentaron sin bajista y me parecieron una broma, una banda muy del montón, como muchas de las de nuestra escena estatal. En Wacken fue otra cosa.
Al menos llevan el show muy preparado, y aunque cada día soy más reticente a las bandas que inundan su show con samplers, bien es verdad que viéndolos tuve sensación de directo a pesar de los coros y algunas orquestaciones artificiales que les acompañan.

Quizás el que su show fuera tan dinámico, por la variedad de sonidos y ritmos que ofrecen, hizo que me gustaran mucho más de lo esperado desde el arranque con “Venom”. La nave está capitaneada con destreza por Nastassja Giulia, inconmensurable a la voz, con voces limpias, guturales, rapeadas... todo un repertorio que completan con una puesta en escena a la altura, porque tan importante como la música es la imagen. Hay que saber salir a un escenario.
Musicalmente, no están muy lejos de nuestros Ankor, banda que gusta mucho en Alemania. Sin duda, canciones como “Sayonara” son más que efectivas. Ver a Evan K (Mystic Prophecy) en este otro contexto más moderno también me gustó. Se fueron con “Phoenix”. Mejor de lo esperado. La lluvia empezó a castigar.
Lita Ford
Para el que esto escribe, ver a Lita Ford era una cuenta pendiente desde hace más de cuarenta años. Así que, en mi personal running order, la tenía remarcada con rotulador naranja. No me lo podía perder pasara lo que pasara.
Lo que pasó es que la lluvia nos empezó a castigar por momentos de forma torrencial. Nada que no pudieran reparar un chubasquero y un buen poncho colocados por encima. Hubo que dejar de tomar notas para que el cuaderno no se empapara y dejarlo todo confiado a la memoria.

Lita, toda de rojo, refleja en su rostro más años de los que realmente tiene, pero mientras otras de su generación ocultan el paso del tiempo a base de cirugías, la ex-Runaways parece no darle ningún tipo de importancia al tema.
Musicalmente, brilla a una gran altura, acompañada de una banda impresionante en la que juega un papel más que especial el guitarrista Patrick Kennison. El seis cuerdas se encarga de gran parte de los solos, acompaña en los coros e incluso jugó el papel de Ozzy en “Close My Eyes Forever”, imitando incluso la voz del homenajeado Madman al final del tema. Sin duda, es el compañero ideal de la norteamericana, que entre algunos temas propios coló un buen taco de versiones, entre ellas el “Cherry Bomb” de sus The Runaways, algo que personalmente me encantó.
Tras disfrutar del “Black Leather” de Sex Pistols, bien tocado, y del “Only Women Bleed” de Alice Cooper, entre otras, se fueron con el hit “Kiss Me Deadly”. Inolvidable.
Nefalem
Mientras todo esto y más sucedía en el Louder, en el Bullhead, con dos escenarios para ello, se dilucidaba la final de la Metal Battle. Un tema afectivo con aquel país me llevó a acercarme para ver a los húngaros Nefalem.
Son un potente quinteto húngaro de death melódico, con más de death que de melódico sobre el escenario. Y es que si bien en disco suenan más melódicos, en vivo fueron atronadores, sumamente agresivos, mucho más bestias de lo que había escuchado en su bandcamp.
En un concurso en el que dominó el thrash metal, con ocho bandas de treinta de ese estilo, el death metal no tuvo tanta presencia como en ediciones anteriores. Comandados por Ádám Forczek al micro, el quinteto dejó vislumbrar alguna mínima influencia moderna e incluso black, aunque en esencia son death metal con mucho de la old school del género. No salí fan del todo, pero no me disgustaron.
Radity

Hacía muchos años que España no presentaba una banda de thrash en Wacken. La última había sido Trallery, pero el sonido de los mallorquines bebe de demasiadas fuentes como para colocarle la etiqueta. Así que, siendo serios, había que irse hasta 2009, cuando Crisix ganó el concurso.
Indudablemente, los vecinos de Igualada son una clara referencia para Radity, como lo son también Angelus Apatrida. Es genial ver que bandas consagradas relativamente jóvenes empujan a que salgan nuevos grupos a relucir. Poco se puede inventar en el thrash y Radity de momento no lo han hecho, pero a cambio tienen esa arrogancia de las bandas jóvenes que empiezan, esa furia y esa agresividad que tanto se agradece sobre un escenario y que ellos dejaron aflorar.
Difícil dejar salir todo en cuatro temas cuando vas pensando en que te juegas mucho. No los había visto antes, pero los que sí lo habían hecho me contaron que habían tenido tardes mejores. Probablemente, ellos mismos se metieran demasiada presión encima, saliendo más a ganar que a disfrutar, algo que el jurado, conformado por gente que sabe mucho de esto, intuye enseguida.
Fueron veinte minutos de energía que arrancaron con “World of Violence” de ese EP ‘Fire at Will’ que yo descubrí gracias a bandcamp y que me compré en físico inmediatamente.
Mis ojos se fueron nada más verlos a Pau Grané, que obviamente me recordó de inmediato al amigo Requena de los de la Cuenca del Ódena. Ataviado con un pantalón de los de Igualada, y con la guitarra a la misma altura, enseguida me encandiló. Mientras, Carla Rodríguez al bajo era todo actitud. A todas las chicas jóvenes que sueñan con tocar un instrumento les pondría el video de su actuación. Un huracán en el escenario.
En el micro, Daniel Carmona intentaba mover a una audiencia que chapoteaba sobre el barro sin poder moverse a gusto. De haber estado bien el terreno, todos nos habríamos liado a dar vueltas sin control en el circle pit. La lucha por mantener el equilibrio quedó en manos de unos pocos, alguno de los cuales acabó en el charco, como no podía ser de otra forma. Saúl Carmona en la parte de atrás lucía camiseta de MariskalRock y aporreaba como si el mundo se fuera a acabar.
Estuvieron bien, y sé de buena tinta que a nada de hacer podio. Quizá en otra edición hubieran sacado premio, pero este año había hasta ocho bandas de thrash, lo cual siempre complica las cosas. Les faltan detalles por pulir y ganar en personalidad, pero mimbres hay de sobra. Si logran continuidad y aprovechan el momento actual, en nada pueden ser una referencia más. Que aprovechen para bien la bendita insolencia de su juventud. Eso sí, necesitan hits, himnos que nos pongan patas arriba.
Su setlist lo formaron “World of Violence”, “Just Kill”, “Bringers of Madness” y “Bullet King”.
Torture Squad
Mucho ha llovido desde que los brasileños vencieran en la Metal Battle de 2007. Sí, sé lo que estás pensando, en Wacken más. Ni te cuento la tormenta que se nos vino encima durante la actuación del cuarteto que ahora lidera la fantástica Mayara Puertas a la voz.
El Wasteland ya era un lodazal impresionante cuando llegamos hasta allí. Cuando terminó el show, era impracticable. Tanto es así que juré no volver a pisar la zona, y así fue.
Y es que el Wasteland es el escenario más apartado del festival, situado ya incluso fuera del recinto digamos “oficial”. Puedes acceder al Wasteland directamente desde el camping, sin pasar ningún control. Su apocalíptico aspecto ganó aún más en enteros con la lluvia y el barro.
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Allí estuvimos un par de centenares de locos aguantando el chaparrón para disfrutar de un grupo que ha hecho historia ya en más de una ocasión. Ellos fueron los ganadores de la primera edición internacional del concurso (que hasta entonces era solo para bandas alemanas) y han vuelto a escribir su nombre con letras de oro al ser la primera formación brasileña que actúa por cuarta vez en Wacken.
Con un René Simionato inconmensurable en la guitarra luciendo camiseta de Nervosa, nos hicieron disfrutar de lo lindo, haciendo que lo del agua llegara a no importarnos. Las mismísima Prika Amaral los acompañó en “Horror and Torture”. Tuvieron el recuerdo para Ozzy y su “Hell is Coming” se convirtió en el “hell está aquí” con tantísima agua.
Beyond the Black
Descubrí a Beyond the Black en 2015, en la carpa de prensa del festival, cuando presentaron ante los medios su ‘Songs of Love and Death’. Allí me enamoré de aquella menudita y tímida en la cercanía Jennifer Haben, con la que me hice una foto. Una década después, nos reencontrábamos con aquel disco convertido en multiventas en Alemania y en uno de mis álbumes favoritos del metal sinfónico.

Arrancaron con “In the Shadows” y siguieron con “When Angels Fall”, todo un acierto, porque se metieron en el bolsillo a todos los que los conocieron en el arranque pero que luego quizás no los hayan seguido tanto, como es mi caso.
Entre hits, el concierto contó con un par de momentos especiales: el de la interpretación en vivo por vez primera de “Break the Silence”, y la aparición en escena de la chelista de origen chino Tina Guio en “Free Me”. No fue el único highlight de la norteamericana de adopción a lo largo del festival.
Cerraron con “Running to the Edge” y “Hallelujah”, volviendo a sus orígenes y a aquel maravilloso ‘Songs of Love and Death’. Perfectos.
Alien Rockin' Explosion (Texto de Rocío Gómez)
Es importante hablar de nuestros compatriotas Alien Rockin' Explosion, una banda que lleva tocando en el Wacken Open Air desde 2017 y cuenta ya con muchísimos seguidores allí, cada vez más. En esta ocasión estuvieron aguantando firmes bajo la intensísima lluvia, el frío y deslizándose en el barro al ritmo de su directo Hard Rock. Ellos han apostado por una mezcla muy divertida, fresca, que conecta muy fácil con el público además de ofrecer sus canciones y personalidad a través de su música y su particular mundo propio.
Están integrados en un espectáculo genial, súper divertido, provocador, gamberro y sorprendente que se llama Maschine’s Late Night Show, que les arropa. Y entre unos y otros hacen que sea una pena que no puedas ver todas sus descargas en el prestigioso festival alemán. El escenario donde descargan, el Welcome to the Jungle, reúne todos los años a muchos fans deseando ver a su preciosa vocalista, Red-Trysha, que se lleva de calle al público alemán.
Su puesta en escena, su fluidísima comunicación con la gente o sus gamberras versiones (como la cantadísima “Entre dos tierras”, de Héroes del Silencio, que se ha convertido en uno de los himnos del festival o el “Morena de mi corazón”, además de otros clásicos del hard internacional), funciona muy bien allí. Todo en un ambiente muy Wacken de verdad, el de la “metal fiesta”, diluvie o no. Además, os recomendamos que os pilléis sus comics, ¡no os defraudarán!
Alien Rockin’ Explosion primero triunfaron en el pasado Zurbarán Rock de Burgos, y ahora han vuelto a conquistar La Tierra Sagrada de Wacken. Una banda de aquí que merecen mucho más aprecio porque, si el mejor festival se rinde ante estos alienígenas, ya tardáis en echarles un vistazo. Por cierto, otro año también que actúan en el Full Metal Holiday, derivado de Wacken, por algo será.
Comics, Hard Rock y mucha fiesta, ¡de diez!
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3 respuestas
Extenso resumen hacia las cañeras descargas de las bandas aquí mencionadas del primer dia de Miércoles en el WACKEN OPEN AIR. Todo un honor haber tenido en uno de los mejores festivales metaleros de este planeta a los españoles RADITY a base del mejor y más potente Thrash Metal Ibérico.
Ni un parrafillo sobre Hanabie y su harajukucore, bueno, pues a mí me gustaron mucho, son una apisonadora, será que los que, además de metalheads somo otakus, entendemos más su propuesta, a ver si en el Leyendas escribís algo de ellas.
Ni una línea sobre Hanabie y su harajukucore, pues a mí me gustaron mucho, son una apisonadora, quizás es que los que somos otakus, además de metaleros, entendemos mejor su propuesta, pues a ver si en el Leyendas decís algo de ellas.