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Crónica de Volbeat + Bush + Witch Fever en Ámsterdam: Boogie, rock and roll, thrash, punk y grunge en una misma velada

La banda danesa de boogie y groove metal Volbeat publicó su nuevo álbum, ‘God of Angels Trust’, a comienzos del pasado verano, y acaba de iniciar su gira europea en su país natal con tres conciertos seguidos, dos de ellos en su propia ciudad, Copenhague. A finales de octubre, la gira recalará en España con paradas en Bilbao, Barcelona y en Madrid coincidiendo con la noche de Halloween (entradas aquí).

Hacía tiempo que no veía actuar al por entonces trío, desde la salida de Rob Caggiano, si no recuerdo mal. La última vez fue en el Graspop 2022. Los dos teloneros, Witch Fever y Bush, eran nuevos para mí. Apenas tres días después de vivir Rock The Sun en Barcelona, en Ámsterdam se sirvieron propuestas muy distintas, pero igualmente sabrosas.

Las jóvenes mancunianas de Witch Fever, encabezadas por la cantante Amy Walpole, enfundada en unos pantalones de chándal; fueron las encargadas de abrir fuego. El cuarteto británico, íntegramente femenino, ofreció un (post) punk en momentos potente e intenso que dejó sentimientos encontrados entre el público de Ámsterdam, compuesto sobre todo por metaleros y rockeros de todas las edades. A mí, personalmente, me recordaron a Vukovi y Wargasm, también británicos, aunque en una versión más pulida y suave, pese a la buena ración de alaridos.

Witch Fever

El segundo telonero de la noche fue Bush, otra banda británica que comparte con Volbeat cierta inclinación por el country y la sombra de Johnny Cash, aunque en su caso el grunge sigue siendo la piedra angular. Con bastante más solidez que Witch Fever dada su veteranía, Bush ofrecieron un concierto bien armado.

De la formación clásica de los noventa solo permanece Gavin Rossdale, quien se encargó de regalar uno de los momentos más especiales de la noche al invitar al público a encender las linternas de sus móviles durante “Swallowed”, sentado él mismo a la batería.

Bush

El repertorio se construyó en su mayor parte con canciones de sus dos primeros álbumes, publicados hace ya tres décadas, mientras que el resto procedió de sus lanzamientos más recientes, menos inspirados en comparación con sus clásicos.

Para cerrar un set de 45 minutos, Bush apostaron por dos de sus himnos: “Glycerine”, interpretada en solitario por Rossdale con guitarra acústica y coreada con entusiasmo por buena parte de la asistencia, y “Comedown”. Un cierre contundente y con mucha calidad.

Volbeat

Poco después de las nueve de la noche llegó por fin el turno de los cabezas de cartel. Volbeat saltaban al escenario del Ziggo Dome, lleno hasta la bandera con 14.000 personas frente al Johan Cruijff Arena del Ajax de Ámsterdam, para presentar su último trabajo, ‘God of Angels Trust’, con Michael Poulsen vestido con una camiseta del campeón del mundo de F1, el holandés Max Verstappen.

Lo atractivo de Volbeat no son solo sus impecables directos, sino también ese estilo tan peculiar en el que se mezclan el country, el rockabilly y un heavy metal groovy y pegadizo que acaba convirtiéndose en una fórmula única. Eso sí, se echa de menos la gesticulación (y los riffs) de Rob Caggiano, cuya ausencia, en mi humilde opinión, sigue siendo una pérdida importante para la banda.

Volbeat

El arranque del concierto fue de los que hacen salivar a cualquier fan, con un triplete imbatible: “The Devil’s Bleeding Crown”, la incontestable “Lola Montez” y “Sad Man’s Tongue”. En este último tema, Poulsen confesó abiertamente que no estaba inspirado por Johnny Cash, sino que directamente había “robado” la canción de su ídolo, y como guiño interpretó un fragmento de “Ring of Fire” como introducción.

Tras este repaso a clásicos, llegó el turno del nuevo material con el thrashy “Demonic Depression”. La presencia escénica de Michael Poulsen es comparable a la de los grandes de la historia del rock, y el Ziggo Dome respondió con entusiasmo de principio a fin.

Volbeat

Sonaron también “Fallen”, dedicada al padre de Poulsen; “Shotgun Blues” y una segunda novedad del último álbum con un título imposible de pronunciar sin tomar aire: “In the Barn of the Goat Giving Birth to Satan's Spawn in a Dying World of Doom”.

La recta final comenzó con “For Evigt” (Para Siempre), un clásico en Dinamarca que el público neerlandés acogió con los brazos abiertos y que Poulsen dedicó a su mujer e hijos. Con “Still Counting”, la banda combinó rock ’n roll y thrash metal mientras varios niños del público fueron invitados a subir al escenario.

El cierre llegó con una mezcla de “A Warrior’s Call” y “Pool of Booze, Booze, Booza”, desatando la locura en el Ziggo Dome. Un broche perfecto para un espectáculo de principio a fin recomendable no solo para fans acérrimos de Volbeat, sino también para cualquiera que disfrute de un metal ecléctico, poderoso y vibrante.

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