Menos mal que todavía quedan románticos del rock n’ roll. Tipos que podrían estar metiendo miles de personas cada noche, pero en vez del aplauso fácil prefieren montárselo por su cuenta, jugarse los cuartos literalmente y que salga lo que tenga que ser. Son esos a los que no les mueven en especial las redes sociales, puesto que conservan muy fresca la memoria de aquel mundo real donde las personas hablaban a la cara, había que consultar libros para recabar información, y la música, al igual que otras artes, conservaba un valor supremo y hasta llegaba a cambiar el mundo.
De esa última dimensión proceden sin duda Tuk Smith & The Restless Hearts, comandados por el otrora líder de Biters que da nombre a la banda y con un breve currículum con gestas tan reseñables como haber sido escogido para abrir The Stadium Tour, aquella mastodóntica gira con Def Leppard y Mötley Crüe, ahí es nada. En esta ocasión había acompañado a otro coloso como Danko Jones, pero había aprovechado algunos huecos para marcarse toda una gira peninsular por amor al arte.
Como nos comentaría a lo largo del show, había pasado de meter 2.000 personas cada noche a tocar únicamente para unos pocos, unos iluminados al margen del postureo reinante que conservaban aquella costumbre de antaño de llevar camisetas de tu grupo preferido. No en vano, el propio Tuk reparó en la cantidad de melómanos que se habían congregado en la bilbaína Nave 9 y mencionó los grupos tan variopintos que se veían por ahí, de Boston o Kiss a Lion’s Law, toma versatilidad, ahí no había espacio para sectarios.

Levantaron de un plumazo la velada los locales Head Holes, que siguen subiendo escalones hacia esa cima del rock n’ roll que acabarán conquistando algún día. Habían sufrido cambios de formación, pero un servidor diría que para mejor, pues con el batería actual se pueden permitir pegar varios acelerones hacia el punk. Y como siempre, salieron con ganas desmedidas de comerse el mundo, de hacerse notar y de confirmar que de agallas andaban bastante sobrados.
“Lost Inside” evocó el punk rock californiano a lo Blink-182, mientras que “Nightclub” se aproximó a los Arctic Monkeys de ‘AM’. Aprovecharon para presentar algunos temas nuevos y confraternizaron con la figura de un peculiar ser verde del espacio exterior que pululaba por ahí, al que, por supuesto, dedicaron “Paul”. Tan llenos de energía como si ellos también procedieran de un cohete o nave espacial.

Qué gustazo encontrarse por fin con una banda como Tuk Smith & The Restless Hearts con pinta de rockeros de verdad y no de oficinistas quemados por la rutina. Nada de gorros de lana ni mierdas, los pantalones vaqueros y botas camperas que llevaban delataban que se habían fijado en la estética de The Hellacopters y otros grupos escandinavos. De hecho, creo recordar que el líder dijo en una entrevista que era un fan de toda aquella escena que revitalizó el género en su día.
Lo suyo no va de inventar la rueda o de sorprender con giros insólitos de guión, una tema del calibre de “Ballad of a Misspent Youth” ya nos lo dejaba muy claro desde el comienzo. Poseía tal aire a clásico atemporal que hasta parecía increíble que estos tipos no estén llenando pabellones como mínimo, aunque sabemos que esos escenarios tampoco les han sido vetados a lo largo de su breve trayectoria.

“Glorybound” reincidía en el hard rock americano con regusto a Tom Petty o Cheap Trick, aunque de vez en cuando se les escapaba algún ramalazo al Bryan Adams más rockero. El frontman además cantaba muy dignamente, clavando los tonos que escuchábamos en disco y rodeándose de una banda tan competente que considerarla de acompañamiento sería una completa injusticia.
Tuk demostró que no se le caían los anillos por cambiar de aforo, ni siquiera de forma radical. Asumía este hecho con deportividad y como buen profesional solo podía exclamar: “Da igual. Lo acepto. Todo es rock n’ roll”. Cierto es que su bolo nos resultó algo corto, pero supongo que sería la tónica general del resto de la gira peninsular. Había que tener en cuenta que un par de álbumes publicados y un EP tampoco permitían demasiado margen de maniobra.

Sus influencias a veces eran tan evidentes que ni se atrevía a esconderlas, sino que hasta bromeaba con ello, como cuando prometió que “Girls On The East Side of Town” no era “una versión de Thin Lizzy”. Lo diría por esas guitarras dobladas tan características de los de Phil Lynott, pese a que no había que minusvalorar el poso que habían dejado Slade, The Sweet y otras luminarias del glam rock británico.
Pidió un aplauso para unos aficionados ingleses que le acompañaban durante la gira peninsular antes de bajar las revoluciones con “Sadie Mae”, una balada stoniana que bordaron, pues las canciones redondas con estribillos imborrables eran un terreno en el que se movían con bastante soltura. “Troubled Paradise” de igual modo ejemplificaba esto último, todo un temón para dejarse la garganta al que incrustaron una alusión a “All The Young Dudes” de Mott the Hoople en el solo de guitarra. Brillante.

Desplegó electricidad bien gruesa en “Ain’t For The Faint”, para seguir rockeando a tope, y “Take The Long Way” confirmó su predilección por las canciones memorables y sinceras. A estos tipos les sobraba chulería sobre las tablas, por lo que no extrañó que en un momento dado Tuk fuera hasta la barra para charlar con la camarera y tomarse un lingotazo, como un señor.
Lástima que “Runnin’ With The Wild Ones” pusiera fin al bolo, con un subidón brutal por parte de la concurrencia. Con los ánimos todavía en un punto álgido, esperábamos que regresaran al de poco a las tablas, pero parece ser que no hubo ocasión, quizás debido al horario.
Lo que nadie les quitaba eran las descomunales ganas que le echaban al directo, vivían la música de veras, seguramente les haría ilusión toparse con un público tan melómano. Como bien dijeron para explicar que las cantidades de peña les daban igual, todo en ellos era rock n’ roll, las pintas, la actitud y hasta el sudor. Qué gozada.
- Crónica de Tuk Smith & The Restless Hearts + Head Holes en Bilbao: Todo era rock n’ roll - 24 diciembre 2025
- Las “muchas cosas raras” que hacía Ritchie Blackmore en Rainbow, según la viuda de Ronnie James Dio: “Si estaba de mal humor, no podía decirle hola” - 24 diciembre 2025
- Javier Vargas (Vargas Blues Band) lamenta la muerte de Chris Rea: “Llevaba el blues en la sangre, no te olvidaremos” - 24 diciembre 2025

